La familia de Aldo Moro rompe con la Democracia Cristiana
Tras seis d¨ªas de silencio, las Brigadas Rojas, con una llamada telef¨®nica a la familia de Aldo Moro, amenazaron el domingo con que si la Democracia Cristiana italiana se niega a negociar en las pr¨®ximas horas, el ?prisionero? ser¨¢ ?ejecutado?. Despu¨¦s de la llamada, la familia de Aldo Moro dirigi¨® un duro documento a la direcci¨®n de la Democracia Cristiana que equivale a una ruptura con el partido.
Entretanto, el cartero de las Brigadas Rojas lleg¨® puntual desde la prisi¨®n de Aldo Moro, en v¨ªsperas de otra fecha importante: la Fiesta del Trabajo. Es un rito que los italianos se lo saben ya de memoria en estas seis semanas de una historia que si no fuese dram¨¢tica ser¨ªa grotesca. Esta vez el cartero misterioso e invisible trajo nada menos que ocho cartas aut¨®grafas de Aldo Moro: al presidente de la Rep¨²blica, al presidente del Consejo de Ministros, al presidente de la C¨¢mara de Diputados (el comunista Ingrao), al presidente del Senado, al presidente del grupo de diputados de la DC, al presidente de la Comisi¨®n de Justicia, Ricardo Misasi, al cual en su ¨²ltima carta Moro delegaba para presidir en su nombre el Consejo Nacional; al vicesecretario de la DC, Giovanni Galloni, y a Bettino Craxi, secretario del PSI.Se habla tambi¨¦n, ?pero no se confirm¨®?, de otras dos cartas: al Papa y a Enrico Berlinguer, secretario del PCI.
Moro, amable con Craxi
S¨®lo a Craxi, Moro le escribe tute¨¢ndolo y con tono amable. Le dice entre otras cosas: ?Puesto que he podido comprender, a trav¨¦s de las noticias fragmentarias que me llegan, una fuerte sensibilidad humanitaria de tu partido en esta dolorosa situaci¨®n, te suplico que contin¨²es acentuando tu importante iniciativa.? Y a?ade que de nada valdr¨ªan los simples llamamientos ?humanitarios?, porque las horas pasan y s¨®lo un canje de presos podr¨ªa salvarle la vida.S¨®lo la carta de Craxi fue publicada. De las dem¨¢s, existe el m¨¢ximo silencio. Se sabe s¨®lo que son muy duras y que fundamentalmente se pide en todas lo mismo: que se acepte el canje de prisioneros pol¨ªticos.
La reacci¨®n pol¨ªtica ha sido inmediata: ?Lo que pide Moro es imposible.?
La Democracia Cristiana ha reunido a una delegaci¨®n que a la hora de mandar esta cr¨®nica est¨¢ diciendo si es oportuno reunir a la direcci¨®n del partido en estos d¨ªas para analizar los ¨²ltimos acontecimientos. Pero parece ser que la DC mantendr¨¢ fundamentalmente la l¨ªnea ya indicada de intransigencia y el apoyo a la decisi¨®n del Gobierno Andreotti, quien declar¨® en televisi¨®n, que el ?no? a los terroristas es irrevocable. A Benigno Zaccagnini, secretario del partido, le fue concedida ayer, para 1978, la medalla de oro de la Resistencia.
Preocupaci¨®n de la justicia y de los partidos
Una cosa que empieza a preocupar gravemente a la Magistratura y las fuerzas pol¨ªticas es el hecho de que las ¨²ltimas cartas de Moro llegaron a los interesados, parece ser, a trav¨¦s de la familia Moro. Toda la opini¨®n p¨²blica se pregunta c¨®mo es posible que la polic¨ªa no consiga interceptar a uno de estos ?carteros?. En un pa¨ªs, dice la gente, donde una carta desde Florencia a Roma tarda quince d¨ªas, el ¨²nico correo que funciona a la perfecci¨®n es el de los terroristas. Pero el documento m¨¢s grave de los publicados en este mes y medio de pesadilla es la ?declaraci¨®n de guerra? a la Democracia Cristiana de la familia Moro y de los amigos del l¨ªder pol¨ªtico que ruedan alrededor de la familia, y que la prensa llama el ?partido de las negociaciones?. Que un grave conflicto estaba madurando entre la se?ora Moro y sus hijos y la secretar¨ªa de Zaccagnini, ya se advert¨ªa desde hace unos quince d¨ªas. Pero ayer explot¨® con todo dramatismo: ?Sepan los hombres de la DC -dice el documento publicado por toda la prensa- que el inmovilismo del partido ratifica la sentencia de muerte de Aldo Moro.? La familia se queja en este documento de que ?casi la totalidad del mundo pol¨ªtico italiano? haya considerado las cartas de Aldo Moro como escritas por un loco o por las Brigadas Rojas, tranquiliz¨¢ndose de este modo la conciencia. Acusan tambi¨¦n un grupo de intelectuales cat¨®licos, encabezados por el ex cardenal de Tur¨ªn monse?or Pellegrino, una de las figuras m¨¢s prestigiosas de la Iglesia italiana. Estos viejos amigos del l¨ªder pol¨ªtico hab¨ªan declarado p¨²blicamente ?que se negaban a reconocer en las cartas de Moro al amigo y estadista que ellos hab¨ªan conocido y amado durante toda la vida?. La familia les llama ?falsos amigos?.Que exista un canal de comunicaci¨®n entre la familia de Moro y la ?prisi¨®n del pueblo? es imposible negarlo. Incluso ayer, un diario de G¨¦nova, que desde el principio defendi¨® la negociaci¨®n, anticip¨® la noticia de que Aldo Moro presentar¨ªa en estos d¨ªas un proyecto de ley al Parlamento para poder ?exiliar? a los prisioneros pol¨ªticos a cambio de su libertad. La prensa comunista se pregunta si no habr¨¢ sido un consejo que los amigos y la familia de Moro han dado al prisionero de las Brigadas, o a los mismos terroristas.
Mientras se contin¨²a negando autenticidad a la entrevista que dos diarios italianos, Il Tempo, de Roma, e Il Giornale, de Mil¨¢n, publicaron d¨ªas atr¨¢s con el brigadista herido Crist¨®foro Piancone, en la cual declar¨® que estaba todo preparado para que despu¨¦s del secuestro de Moro explotara el caos en Italia.
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