"El Gobierno de Franco me ofreci¨® cincuenta millones por destruir ?Morir en Madrid?"
?Lo que si puedo decir es lo que publica el ¨²ltimo n¨²mero de Le Nouvelle Observateur, del pasado s¨¢bado, en lo que se refiere a las dificultades que tuve para hacer la pel¨ªcula en 1960, que fueron varias: en primer lugar, el Gobierno de Franco hizo gestiones, antes de que se estrenara la pel¨ªcula, aunque ya terminada, para comprar el negativo y, naturalmente, destruirlo. Me llegaron a ofrecer unos cincuenta millones de pesetas de entonces, pese a que el costo real del filme fue de ocho millones. Nunca pude saber Morir en Madrid y del equipo que la realiz¨® no se limitaron a estos problemas de alto nivel pol¨ªtico. La productora nos las relata: ?Hace aproximadamente un a?o y medio se estren¨® la pel¨ªcula en el Canal 13 de la televisi¨®n de Nueva York. Tras la proyecci¨®n, yo comenc¨¦ a hablar, centrando mi intervenci¨®n, sobre todo en la propaganda de la labor de Amnist¨ªa Internacional y en denunciar la situaci¨®n espa?ola. Es un programa en el que los espectadores tienen una gran intervenci¨®n, puesto que suelen llamar y ofrecer donativos o subvenciones para las instituciones que intervienen en el programa. Entre las llamadas se recibi¨® un an¨®nimo en el que se me amenazaba de muerte si no me callaba inmediatamente. Es decir, que muchos a?os despu¨¦s de estrenada sigue desatando pasiones, a favor y en contra.??Por ¨²ltimo, en lo que ata?e a dificultades, quiero se?alar que la pel¨ªcula, con los seis cortes ya mencionados, tuvo una gran expectaci¨®n en Par¨ªs y ocurr¨ªa, con frecuencia, que cuando la gente se enteraba de que ¨ªbamos a hacer un pase privado de la copia original, sin cortes, se llegaban a formar colas en el local. Para que comprenda el tipo de dificultades que tuvimos le dir¨¦ que la pel¨ªcula, despu¨¦s de su estreno comercial, estaba vendida a la televisi¨®n francesa para proyectarla en un programa muy similar al que tienen ustedes y que se llama La clave. Pues bien, hasta el a?o pasado, es decir, diecis¨¦is a?os despu¨¦s de realizada, no se pudo emitir por la televisi¨®n porque el Gobierno franquista presion¨® amenazando con no comprar el sistema Secam de televisi¨®n en color.?
Los seis cortes con los que se exhibi¨® en todo el mundo Morir en Madrid, comenta su productora, se refer¨ªan sobre todo a las relaciones entre Franco y Hitler. ?Nos suprimieron una serie de planos de los dos juntos, en Hendaya, el telegrama que Hitler envi¨® a Franco y alguna otra cosa. Al parecer, el criterio de los cortes tend¨ªa a que no se insistiera demasiado en la colaboraci¨®n de los nazis con el R¨¦gimen de Franco, aunque la pel¨ªcula lo explica con suficientes datos y material de archivo.?
An¨¦cdota rusa
?Despu¨¦s de estrenada la pel¨ªcula -contin¨²a Nicole Stephan- yo me fui, una semana al extranjero, a descansar, y cuando volv¨ª le¨ª en la primera p¨¢gina de Le Monde un editorial titulado Mor? en Madrid estaba dedicado al fusilamiento de Juli¨¢n Grimau, hecho que ocurri¨® dos semanas despu¨¦s del estreno de la pel¨ªcula en Par¨ªs. Entonces acab¨¦ de comprender la justificaci¨®n de la pel¨ªcula. El ¨¦xito internacional fue tambi¨¦n importante, fue nominada al, Oscar de documentales extranjeros e invitada al Festival de Mosc¨², aunque all¨ª ocurri¨® tambi¨¦n una an¨¦cdota lamentable: en primer lugar proyectaron la pel¨ªcula, aunque no la compraron, y en segundo lugar manipularon la banda sonora. En la secuencia de las Brigadas Internacionales se dice que a la guerra civil acudieron gentes de M¨¦xico, Francia y la Uni¨®n Sovi¨¦tica; pues bien, los rusos cortaron lo de M¨¦xico y Francia, y parec¨ªa que todas las Brigadas estaban formadas por rusos.?La productora nos explica ahora las razones que tuvo para producir el filme: ?El primer shock que recib¨ª de ni?a, sobre la guerra civil espa?ola, fue en Compi¨¦gne, donde viv¨ªa con mi madre. All¨ª llegaron bastantes exiliados espa?oles en los a?os 37 y 38. Mi madre hizo por ellos cuanto pudo, y algunas familias se quedaron all¨ª hasta hoy. El segundo impacto lo recib¨ª en Barcelona, en la c¨¢rcel, en donde nos encontr¨¢bamos -en el a?o 42- tras atravesar los Pirineos huyendo de los alemanes, puesto que yo y mi familia somos jud¨ªos. En la c¨¢rcel hab¨ªa franceses, espa?oles, miembros de la resistencia, comunistas y prostitutas, todos juntos. Estuvimos cinco d¨ªas, y me impresion¨® profundamente el ver c¨®mo bajaban entre dos personas unas escaleras, llevando a un comunista de los brazos, con las piernas rotas por la tortura. Aquel hombre estuvo dando alaridos de dolor toda la noche, y los dem¨¢s golpeamos, tambi¨¦n durante toda la noche, las cucharas para protestar contra la tortura y para acallar los gritos. A?os despu¨¦s, y tras iniciar una carrera como actriz, me pas¨¦ a la producci¨®n y le propuse a Rossif hacer una pel¨ªcula sobre la guerra civil espa?ola: se llam¨® Morir en Madrid.?
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