"El Gobierno est¨¢ Impulsando un relanzamiento ficticio de la econom¨ªa"
Pregunta. ?C¨®mo definir¨ªa su posici¨®n en el espectro pol¨ªtico de Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico (UCD)? Respuesta. Soy diputado de la Federaci¨®n Socialdem¨®crata (FSD), partido integrado en la coalici¨®n inicial UCD, que no quiso luego integrarse en el partido unitario por creer que no correspond¨ªa a su electorado. Estoy, por tanto, en pr¨¦stamo en UCD hasta que se apruebe la Constituci¨®n, porque la FSD entendi¨® que ello constituye una tarea prioritaria.
P. Pero su posici¨®n cara al exterior parece ser la del eterno inconformista. Algo as¨ª como el enfant terrible del partido...
R. No soy, ni me gusta ser enfant terrible. Cumplo a rajatabla con todo lo que es necesario para el fin ¨²nico por el que estoy en UCD, que es la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n. En el resto de cuestiones act¨²o de acuerdo con el programa de la FSD, que es m¨¢s progresista en derechos humanos y m¨¢s realista en lo econ¨®mico que el de UCD.
P, Si la frontera de su actual vinculaci¨®n al partido en el Poder es la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n, qu¨¦ espacio pol¨ªtico considera podr¨¢ ocupar posteriormente?
R. Despu¨¦s de la Constituci¨®n, la FSD deber¨¢ decidir cu¨¢l es su rumbo definitivo. Si se integra en UCD, en el PSOE o sigue su camino independiente, y yo tendr¨¦ que decidir en funci¨®n de ello.
P. Otro de los aspectos escasamente clarificados es su papel como asesor del presidente Su¨¢rez, su posterior cese en tales funciones y qu¨¦ est¨¢ haciendo en estos momentos, en lo pol¨ªtico.
R. Fui asesor presidencial a petici¨®n de Su¨¢rez y le asesor¨¦ como cre¨ªa que era oportuno en temas pol¨ªticos y econ¨®micos, internos y externos. Es conocida mi disparidad respecto a algunas de las pr¨¢cticas seguidas por UCD; discrepancias que previamente expuse en el seno del Consejo Pol¨ªtico. Espec¨ªficamente, sobre la organizaci¨®n del partido que, por la heterogeneidad de sus votantes yo entiendo deber¨ªa ser del signo electoral norteamericano o de la mayor¨ªa francesa. Tambi¨¦n discrepe sobre pol¨ªtica exterior —especialmente africana y europea—, pol¨ªtica econ¨®mica —de rentas y fiscal, que creo deber¨ªa ser de corte socialdem¨®crata europeo— y de derechos humanos. La verdad es que, por lo general, me hacen muy poco caso.
P. ?Fueron estas discrepancias motivo del cese?
R. Dej¨¦ de ser asesor por mutuo acuerdo con el presidente. Estuve dispuesto a ayudarle como embajador extraordinario y. actualmente, aparte de trabajar para conseguir la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n, estoy dispuesto —por razones objetivas— a ayudarle como l¨ªder de la mayor¨ªa futura necesaria, pero sin ostentar ning¨²n cargo.
P. ?Es usted la ¨²nica voz cr¨ªtica y discrepante de UCD? R. No creo que tenga el monopolio de la cr¨ªtica. Hay muchas personas que discrepan como yo. Mi expresi¨®n es m¨¢s radical porque, como consecuencia de mi experiencia internacional, en pa¨ªses de fuerte tradici¨®n democr¨¢tica, entiendo que la democracia no es consenso sino el disenso.
P. Algunos interpretan como decisiva su intervenci¨®n en la crisis del pasado mes de febrero. Concretamente, se citan dos art¨ªculos publicado en un colega vespertino como detonantes de aqu¨¦lla. ?Cu¨¢l es su visi¨®n de ello? R. Todo lo que publiqu¨¦ lo hab¨ªa se?alado anteriormente —por escrito— al presidente Su¨¢rez y expuesto oralmente al consejo pol¨ªtico y grupo parlamentario. Ignoro si tuve incidencia o no en el desenlace. Quiero, sin embargo, precisar que la crisis tuvo una gestaci¨®n larga y compleja. Yo estuve de acuerdo con lo esencial del primer plan Fuentes Quintana y as¨ª lo defend¨ª. Estuve en contra del pacto de la Moncloa, que es cuando debi¨® dimitir Fuentes, porque aquello constituy¨® la inversi¨®n real de su pol¨ªtica. Despu¨¦s fui cr¨ªtico de Fuentes porque, tras haber firmado el pacto, quiso implantarlo contra su letra y en el esp¨ªritu de su primer plan, lo que todav¨ªa resultaba m¨¢s contraproducente que la aplicaci¨®n misma del pacto de la Moncloa.
P. En los dos art¨ªculos aludidos, usted formulaba negros vaticinios para el futuro de la econom¨ªa espa?ola. ?Qu¨¦ se ha cumplido y qu¨¦ no de aquello? ?Fueron atendidas sus recomendaciones?
R. Mis vaticinios sobre deflaci¨®n, colapso de beneficios, inversi¨®n y paro se estaban ya cumpliendo, como luego ha reconocido la OCDE. Los que he formulado posteriormente tambi¨¦n se est¨¢n cumpliendo. Para evitar esos cuatro efectos del pacto de la Moncloa que augur¨¦, se est¨¢ aplicando la soluci¨®n que igualmente avanc¨¦ como m¨¢s probable: aumento de precios agr¨ªcolas y tarifas, d¨¦ficit del sector p¨²blico y relanzamiento de la oferta monetaria para que la inflaci¨®n, que podr¨ªa haber sido del 12-14 %, alcance el 20 % y, de esta forma, no colapsen las empresas p¨²blicas, no se destruyan m¨¢s a¨²n los beneficios y no se hunda todav¨ªa m¨¢s la inversi¨®n. Esta soluci¨®n es menos perversa, pero sigue siendo mala. Es un relanzamiento ficticio, similar a los que se han hecho en los ¨²ltimos a?os cada vez que las medidas de soluci¨®n planteadas —todas incompletas y demag¨®gicas-han empezado a hacer alg¨²n efecto. La soluci¨®n efectiva es la que he recomendado para despu¨¦s de la Constituci¨®n, a realizar por un Gobierno de confianza, y que consistir¨ªa en reducir el salario real y el consumo e incrementar el ahorro y la inversi¨®n en proyectos intensivos de mano de obra y de exportaci¨®n neta. Este planteamiento es obvio a nivel de familia y tambi¨¦n del Estado. En una crisis tan grave como la actual hay que trabajar m¨¢s, ahorrar m¨¢s e invertir m¨¢s. P. Personalmente, se siente m¨¢s satisfecho con la actual gesti¨®n econ¨®mica de Abril que con la de su predecesor, Fuentes Quintana?
R. La actual es menos mala que la anterior, genera menos paro y menos quiebras a costa de m¨¢s inflaci¨®n, pero, como he dicho, no soluciona los problemas b¨¢sicos; solamente los pospone. Para corregir los hace falta cancelar los pactos de la Moncloa y redactar una nueva pol¨ªtica del sentido de la que vengo recomendando, como de nuevo reconoce la OCDE.
P. Tocamos fondo, relanzamiento, estancamiento, apretarse el cintur¨®n... son juicios, pron¨®sticos y prop¨®sitos habituales en boca de quienes vaticinan el inmediato futuro o el presente de la econom¨ªa espa?ola. Entre tanto juicio dispar y contradictorio, ?qu¨¦ nos espera realmente a los espa?oles?
R. En el segundo semestre de 1978 habr¨¢ una euforia moment¨¢nea, porque se est¨¢ relanzando la demanda mediante un incremento de las disponibilidades l¨ªquidas (del 16 al 19 %) del gasto p¨²blico (30 al 38 %) y los precios agr¨ªcolas y tarifas, a costa de que la inflaci¨®n alcance el 20 % y se reduzca el incremento previsto de las exportaciones (del 13 al 8 ¨® 9 %). Ser¨¢, sin embargo, una mejor¨ªa ficticia. Despu¨¦s habr¨¢ que volver a una pol¨ªtica mucho m¨¢s dura que la actual. Es de esperar que sea dura pero eficaz, al rev¨¦s de la anterior —dura pero ineficaz— y basada en un cuadro macroecon¨®mico realista.
P. En esa l¨ªnea, ?cu¨¢l ser¨ªa su criterio de actuaci¨®n prioritario?
R. Las prioridades deben ser: 1) reducir el d¨¦ficit externo, reestructurando el uso de los recursos (es decir, reduciendo demanda interna, aumentando exportaciones y reduciendo importaciones de bienes y servicios). 2) Reestructurar la demanda interna, reduciendo el consumo y aumentando la inversi¨®n. 3) Para ello hay que redistribuir la renta, aumentando los beneficios y reduciendo los salarios (soluci¨®n socialdem¨®crata cl¨¢sica) o, alternativamente, aumentar el ahorro de los trabajadores. 4) Reestructurar la inversi¨®n hacia los sectores y actividades que creen m¨¢s empleo, usen menos capital y energ¨ªa y generen m¨¢s exportaciones. Para cumplir todo este cuadro de prioridades hay que actuar en: a) mantener una pol¨ªtica monetaria restrictiva y constante, sin los altibajos de la actual, mediante procedimientos de control m¨¢s elementales pero m¨¢s efectivos que los practicados, que no consiguen controlar los factores aut¨®nomos (sector p¨²blico, saldo exterior y conducta de los dividendos). b) mantener un control presupuestario efectivo de contenci¨®n de la demanda real, sin utilizar los cr¨¦ditos y recursos extraordinarios como consecuencia de las crisis sectoriales o de empresas y entes p¨²blicos. c) mantener la competitividad externa global mediante una pol¨ªtica de cambios real y reestructurar el arancel para facilitar la exportaci¨®n y fomentar la sustituci¨®n de importaciones en los sectores que interesan. d) anular el pacto de la Moncloa, reduciendo el salario real y aumentando el beneficio real, como recomienda la OCDE (o alternativamente incrementando el ahorro de los salarios). e) cambiar el enfoque de la reforma fiscal, que grava el ahorro, especialmente el del peque?o empresario, que es el ¨²nico que puede resolver el paro, que exige la creaci¨®n de cien factor¨ªas Ford o la dotaci¨®n de un nuevo puesto de trabajo en cada una de las PME. Tambi¨¦n habr¨ªa que desgravar totalmente el ahorro, convirtiendo, por tanto, la imposici¨®n progresiva sobre la renta (gasto y ahorro) en progresiva sobre el gasto. f) finalmente, hacer una pol¨ªtica industrial del tipo de la recomendada por el Ministerio de Industria y Energ¨ªa y un plan energ¨¦tico correctamente dise?ado y basado en unos precios como los europeos, que se diferencien regionalmente en funci¨®n de los costes reales. g) por ¨²ltimo, tambi¨¦n es indispensable la reestructuraci¨®n b¨¢sica de la econom¨ªa espa?ola. Estamos especializados en exportaciones intensivas de capital y energ¨ªa (cemento, siderurgia, petroqu¨ªmica) o mano de obra (astilleros, textil, calzado...), que son fundamentalmente obsolescentes. Precisamos reestructurar la econom¨ªa espa?ola hacia sectores de tecnolog¨ªa m¨¢s avanzada, que nos permitan ganar mercados y sin embargo sean intensivos de trabajo (electr¨®nica, instrumento de control y medida, bienes de equipo e ingenier¨ªas).
P. El aspecto m¨¢s dram¨¢tico de la crisis es el paro. Su nivel es previsible que aumente, pero no se lleva a cabo ni una pol¨ªtica de empleo, ni una dotaci¨®n de subsidio eficaz. ?Qu¨¦ tasa de desocupados considera l¨ªmite en la actual situaci¨®n espa?ola? R. El paro es, efectivamente, con mucho, el problema m¨¢s grave del pa¨ªs, tanto pol¨ªtica como econ¨®micamente. Yo creo que con mill¨®n y medio de parados (de ellos, un mill¨®n con menos de veinticinco a?os) el pa¨ªs va a la revoluci¨®n o la contrarrevoluci¨®n. He advertido desde hace cuatro a?os lo que iba a suceder y, desgraciadamente, ha sucedido, y ahora tengo que decir que, si no se act¨²a en serio despu¨¦s de la Constituci¨®n, ser¨¢ inevitable que al final de 1979 estemos rozando esa cifra.
P. ?Qu¨¦ pol¨ªtica de empleo dise?ar¨ªa?
R. Lo primero es evitar las consecuencias negativas del paro. Es decir, hay que promulgar una ley del Paro que garantice las necesidades m¨ªnimas de supervivencia civilizada del parado. Despu¨¦s hay que hacer una pol¨ªtica de empleo. No una ley de Empleo, por que no se pueden crear puestos de trabajo por ley. La pol¨ªtica de empleo seria, de hecho, consecuencia y parte de la pol¨ªtica general que he dise?ado anteriormente. A este respecto, las alternativas cl¨¢sicas, reducidas a lo esencial, son.: ahorro p¨²blico, inversi¨®n p¨²blica y empresa p¨²blica, que defienden algunos sectores del PSOE y la UCD, o ahorro, inversi¨®n y empresa privados, lo que est¨¢ impl¨ªcito en el marco de actuaci¨®n se?alado anteriormente
P. No cabe duda que en el dise?o de toda alternativa pol¨ªtica hay que calibrar el marco de aplicaci¨®n. ?Como contempla y valora la Administraci¨®n espa?ola, el empresariado, la clase trabajadora y sus comportamientos? R. Se dice que el empresario espa?ol es malo y que la Administraci¨®n tambi¨¦n lo es. Yo creo que lo malo es la clase pol¨ªtica, la burocracia estatal que ahoga el funcionariado y para sobrevivir como ¨¢rbitro enfrenta al obrero y al empresario innecesariamente. Sin el empresario, el funcionario y el obrero no se hubiera producido en Espa?a el milagro de los 60
P. No me diga que considera v¨¢lido aquel modelo de desarrollo...
R. Ha sido la burocracia estatal la que, para salvarse en la transici¨®n, ha devorado lo antes construido con muchas dificultades (puestas a su vez por la propia burocracia) por empresarios, funcionarios y trabajadores. Es necesaria una mayor profesionalizaci¨®n del funcionario, una mayor libertad para el empresario y una discusi¨®n libre entre los obreros y una clase pol¨ªtica que est¨¦ m¨¢s dispuesta a servir que a arbitrar o mandar.
P. Una ¨²ltima cuesti¨®n que quisiera plantearle se refiere al modelo al que debemos aspirar. ?Tiene sentido instalar uno que, como el occidental, est¨¢ en crisis? Y, en caso afirmativo ?en qu¨¦ condiciones debe hacerse?
R. En Espa?a hay que implantar el modelo econ¨®mico y pol¨ªtico occidental. Pero lo que se est¨¢ haciendo, tomar partes de ¨¦l, es contra producente y puede impedir su aplicaci¨®n real futura. Sinceramente, no creo tengamos otra alternativa. Lo que pretendo recomendar es que se adopte lo m¨¢s posible en la forma revisada de aquellos pa¨ªses que ya est¨¢n superando la crisis (Rep¨²blica Federal de Alemania, Estados Unidos. Jap¨®n e Inglaterra). Estoy criticando a quienes de forma consciente o inconsciente quieren que adoptemos una forma del modelo occidental fracasado y superado (sobre todo, Italia y Portugal). Creo que podemos evitar el caos italiano y desde luego no podemos Pegar al portugu¨¦s. Nuestra referencia realista debe ser Italia como m¨ªnimo y Francia como m¨¢ximo. En econom¨ªa, debemos igualar la eficacia italiana. En pol¨ªtica, hay que evitar su modelo, que es a lo que de momento estamos abocados. No creo que podamos adoptar el modelo alem¨¢n, pero todav¨ªa podemos, en lo pol¨ªtico, aproximarnos a franc¨¦s. Lo que no quiero en absoluto, y es el peligro que veo, es que lleguemos a la econom¨ªa portuguesa y la pol¨ªtica italiana.
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