El Sahara, dos a?os depu¨¦s / 3
Escritor
El principio de autodeterminaci¨®n de los pueblos es te¨®ricamente inobjetable, y creo que los habitantes del ex-Sahara espa?ol tienen perfecto derecho a acogerse a ¨¦l. Pero dicha autodeterminaci¨®n no implica de modo autom¨¢tico la independencia: puede concluir igualmente en la uni¨®n con otro pa¨ªs o el mantenimiento provisional del statu quo. Cuando Argelia objeta a la legitimidad del procedimiento empleado por Marruecos (la ratificaci¨®n de los acuerdos de Madrid por la Yem¨¢a) olvida que su posici¨®n en el asunto es todav¨ªa mucho m¨¢s ambigua y contradictoria: ?con qu¨¦ valor moral puede exigirse el principio de autodeterminaci¨®n (que implica, como decimos, varias alternativas) cuando se ha elegido de antemano una de ellas, l¨¦ase la independencia de la Rep¨²blica Saharaui y se le ha otorgado incluso reconocimiento diplom¨¢tico? ?No es esta una manera de prejuzgar e invalidar a priori la legitimidad del refer¨¦ndum?
Las tribus saharauis
Hablaba antes de habitantes del Sahara, y no de pueblo saharaui por la sencilla raz¨®n de que, para cualquier conocedor de las realidades del Magreb, resulta imposible establecer las diferencias raciales, ling¨¹¨ªsticas, religiosas, econ¨®micas y sociales que existen entre las poblaciones del Sahara occidental y las del Sahara argelino, el sur de Marruecos y norte de Mauritania y Mali. No hay, en efecto, una entidad saharaui m¨ªnimamente diferenciada de los contornos geogr¨¢ficos -culturales que rodean el territorio. Existen cuatro grandes tribus saharianas: los erguibats (unos 200.000, instalados no solo en el Sahara occidental, sino tambi¨¦n en el sur de Marruecos, noreste de Mauritania, y suroeste de Argelia), los tuaregs (en Mauritania y Argelia), los chaamba (en el sur de Argelia y Mali) y los tub¨²s (en el Chad), y aun una simple autodeterminaci¨®n de los erguibats (repartidos, como dijimos, entre tres estados) exigir¨ªa la modificaci¨®n y nuevo trazado de las fronteras de todos los pa¨ªses del ¨¢rea.
El principio de autodeterminaci¨®n
El principio de autodeterminaci¨®n del pueblo saharaui resulta v¨¢lido y -admisible siempre que se aplique a la totalidad de sus componentes, no a una reducida fracci¨®n de los mismos circunscrita a un peque?o marco geogr¨¢fico: derecho a la autodeterminaci¨®n, pues, no de unos cuantos millares de erguibats del ex-Sahara espa?ol, sino de todos los erguibats, tauregs, tub¨²s y chaambas, que son los due?os leg¨ªtimos del vasto espacio sahariano. Pero mientras Argelia invoca este noble principio para los saharauis oriundos del ex-Sahara espa?ol se guarda muy bien de aplicarlo al mill¨®n y pico de saharauis que habitan en su propio territorio.
Durante la ¨²ltima fase de la guerra de independencia argelina y a lo largo de las negociaciones de Evian, el FLN rechaz¨® los argumentos esgrimidos por la delegaci¨®n francesa a prop¨®sito de un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n de las poblaciones de origen erguibat, taureg y chaamba. Aunque dicha tentativa disfrazaba los intereses neocoloniales franceses, deseosos de mantener el control sobre las riquezas petrol¨ªferas del Sahara, el refer¨¦ndum solicitado por Joxe se hac¨ªa en nombre del principio de la libertad de los pueblos, esto es, exactamente con las mismas palabras que hoy emplea el r¨¦gimen de Bumedian. No obstante, no me cabe la menor duda de que un refer¨¦ndum impuesto por Francia y planteado en los t¨¦rminos de: ??Desea usted compartir con los diez y pico millones de argelinos las fabulosas riquezas petrol¨ªferas de Hassi-Messaud?? habr¨ªa dado una mayor¨ªa abrumadora de votantes en favor de la tesis independentista (como la dar¨ªa hoy, en el Sahara occidental, e invocando los fosfatos de Bu-Craa, una consulta organizada por Argelia y el Polisario).
Pues si los v¨ªnculos hist¨®ricos y culturales entre las poblaciones del ex-Sahara espa?ol y Marruecos son innegables, la relaci¨®n entre argelinos y saharauis fue inexistente hasta que Francia extendi¨® artificialmente las fronteras de la Argelia francesa haci¨¦ndola englobar la casi totalidad del Sahara. Cuando recorr¨ª el desierto argelino poco despu¨¦s de la independencia, la frustraci¨®n y despecho de sus habitantes se manifestaba con claridad, incluso para un turista. Recuerdo el comentario del empleado de un peque?o hotel de El Golea: ?Nos han vendido con el territorio y hemos pasado directamente de ser patrimonio de De Gaulle a patrimonio de Ben Bella?.
La maniobra hegemonista de Argel
Los saharauis presentan, eso s¨ª, una serie de caracter¨ªsticas sociales, culturales y econ¨®micas diferentes de las de sus hermanos del Magreb (marroqu¨ªes y argelinos) y, como ocurre con los vascos, se hallan repartidos entre diferentes estados. Ahora bien, ?qu¨¦ dir¨ªa la opini¨®n p¨²blica de la Pen¨ªnsula si, alegando el principio de la autodeterminaci¨®n de los pueblos, Francia sostuviera no solo el derecho a la autodeterminaci¨®n de los vascos espa?oles, sino que los acogiera, entrenara y armara para luchar contra Espa?a mientras manten¨ªa a sus propios vascos bajo el yugo del r¨ªgido centralismo franc¨¦s? Para otorgar un m¨ªnimo de credibilidad a su proceder, ?no le exigir¨ªamos acaso que diera el ejemplo, aplic¨¢ndolo en su propia casa? Pues esto es m¨¢s o menos lo que sucede actualmente en el Magreb.
Si tenemos en cuenta la c¨ªnica realidad de los hechos, las reacciones de la opini¨®n p¨²blica marroqu¨ª ante lo que aparece a sus ojos como una maniobra hegemonista de su poderoso vecino resultan bastante justificadas. En el Magreb, como en Oriente Medio y el Cuerno de ?frica, los -Principios ¨¦ticos y jur¨ªdicos se imbrican con otros criterios y exigencias no menos apremiantes: noci¨®n del Estado hist¨®rico desmembrado por el colonialismo, b¨²squeda de un espacio vital, oposici¨®n a la creaci¨®n de miniestados f¨¢cilmente manipulables por imperialismos de signo opuesto, etc¨¦tera.
El argumento empleado por Argelia en 1961 de extender los beneficios procedentes de las riquezas petrol¨ªferas del Sahara a sus doce millones de habitantes -y permitir as¨ª la realizaci¨®n de un ambicioso programa de industrializaci¨®n- es un buen ejemplo de lo que digo. El manejo en abstracto de unos principios desconectados del conjunto de la realidad no esclarece as¨ª definitivamente el problema.
Los intereses europeos en ?frica
Bajo pretexto de la libre autodeterminaci¨®n del pueblo saharaui, asistimos de hecho a la confrontaci¨®n de dos principios opuestos: el de la intangibilidad de las fronteras africanas trazadas por el colonialismo que defiende Argelia y el de la reconstituci¨®n del estado hist¨®rico desmembrado por la intervenci¨®n europea que sostiene Marruecos.
El dogma de la intangibilidad de las fronteras africanas, avalado por la OUA por razones de puro pragmatismo -en la medida en que su desaparici¨®n significar¨ªa abrirla caja de Pandora de los conflictos raciales y tribales que con mayor o menor virulencia afectan a la casi totalidad de los pa¨ªses del continente- es manejado sobre todo por aquellos pa¨ªses que como Argelia o Zaire salieron beneficiados por el trazado con tiral¨ªneas de unos l¨ªmites territoriales que no tomaban en cuenta las realidades ¨¦tnicas, sociales y culturales de sus habitantes. Aplicado a Marruecos al pie de la letra, dicho principio habr¨ªa originado en cambio la creaci¨®n de seis entidades estatales: un Estado marroqu¨ª, un Estado rife?o, un Estado libre de T¨¢nger, un Estado de Sidi-Ifni, un Estado de Tarfaya y un Estado saharaui.
Como ha explicado uno de los intelectuales de izquierda m¨¢s l¨²cidos del Magreb -me refiero a Abadellah Laroui, autor de Los or¨ªgenes sociales y culturales del nacionalismo marroqu¨ª, obra cuya lectura aconsejo vivamente a quienes desean informarse de verdad acerca de los problemas del norte de ?frica-, el colonialismo es el ¨²nico responsable del estallido de las fronteras del Tercer Mundo: las potencias europeas despedazaron las naciones africanas en funci¨®n de sus propios intereses; ser progresista hoy, para Laroui, consiste en recrear estas naciones sin atenerse a las fronteras impuestas por la presencia colonial.
Me parece importante recordar que dicha argumentaci¨®n no es patrimonio exclusivo de un partido nacionalista como el Istiqlal, sino tambi¨¦n de grupos abiertamente marxistas como la USFP y el PPS. Pues si el actual conflicto entre los pa¨ªses hermanos del Magreb responde ante todo, del lado argelino, a la idea fija de Bumedian de obtenerpar Sahara interpos¨¦ una salida al Atl¨¢ntico y completar el cerco de Marruecos, para la totalidad de la clase pol¨ªtica marroqu¨ª lo que se ventila all¨ª es pura y simplemente un problema de unidad nacional.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.