Un principio de claridad
El par de partidos jugados en cada uno de los grupos I y II -cuatro puntos por cada grupo- han configurado una clasificaci¨®n provisional¨ªsima, pero en la que se da ya la sorpresa de que quien encabeza la del grupo 1 es la selecci¨®n de T¨²nez que liquid¨® a la de M¨¦xico con mucho mejor f¨²tbol, mientras que las favoritas -aun y pese a sus dem¨¦ritos inaugurales- est¨¢n empatadas a un punto. La fachenda del seleccionador mexicano, Jos¨¦ Antonio Roca, despu¨¦s de su excursi¨®n europea (pese a lo poco que mostr¨® en Granada), se ha ido abajo con la salida de una selecci¨®n-sorpresa, la de T¨²nez, a la que, la verdad sea dicha, con el racismo europeo-suramericano que vive el f¨²tbol y que Havelange trata de ir conllevando, no se le hac¨ªa caso, y m¨¢s despu¨¦s que los franceses la ganaron (2-0) en mayo, aunque empatasen (2-2) con los h¨²ngaros en Estrasburgo. El f¨²tbol mexicano no sale de la pura comparser¨ªa. El tunecino, ?qui¨¦n sabe?Por lo pronto, el pr¨®ximo encuentro del martes entre Alemania y M¨¦xico parece una taza de caldo reconstituyente para la tropa de Schoen, tan marchita, y la ocasi¨®n para sumar tres puntos, mientras contempla c¨®mo los polacos, el mismo d¨ªa, a la misma hora, comprueban la aut¨¦ntica entidad del f¨²tbol de T¨²nez y la posibilidad que arme un estropicio en la clasificaci¨®n del grupo, que parec¨ªa tan sabida y tan aburrida como el partido entre los favoritos.
Los cuatro puntos del II grupo se los han llevado, dos a dos, y por similares tanteos de dos a uno, Argentina e Italia. Hay una selecci¨®n, la h¨²ngara, que no solamente est¨¢ a cero, sino a dos bajo cero, porque tras las expulsiones de Torocsic y Nyilasi -sin duda, los mejores jugadores de la selecci¨®n h¨²ngara- el conjunto aparecer¨¢ el martes ante los italianos con una grave mutilaci¨®n. Los ?azzurri? pueden salir ya clasificados de este choque si aprovechan la ocasi¨®n, que pintan calva. Lo extra?o en un f¨²tbol como el h¨²ngaro, fr¨ªo y cerebral, que jam¨¢s se ha visto entrar en reyertas, porque sabe que pierde en ellas el que mejor juega (exceptuemos la ?batalla de Berna? en cuartos de final de 1954 y en la que los brasile?os tuvieron m¨¢s culpa) de repente haya contribuido ahora a su perjuicio en la primera ocasi¨®n. Torocsic y Nyilasi, del Ferencvaros y Ujpest, respectivamente, y de veintitr¨¦s y veintid¨®s_a?os, son j¨®venes y probadamente fogosos, pero el seleccionador Lajos Barosi es un veteran¨ªsimo que volvi¨® del fr¨ªo del retiro, se las sabe todas y el peligro de ser fogoso en el ambiente argentino, que equivale a fumar en un polvor¨ªn, con unos arbitrajes que ser¨¢n bomberos no s¨®lo para apagar las violencias sino en el sentido que en el argot argentino tiene la palabra. Los ¨¢rbitros del Mundial ingl¨¦s fueron unos bomberos en esta acepci¨®n. ?Se comprende? El caso es que la selecci¨®n de Barosi, y en un grupo dificil, se ve groggy en las cuerdas.
Como el pr¨®ximo partido de la selecci¨®n argentina es contra Francia el mismo martes a que tanto nos referimos y en Buenos Aires, puede ser la otra clasificada y jugar el partido directo del s¨¢bado entre gallitos, con los ojos muy abiertos, para lo que convenga en el futuro. Como se ve, con s¨®lo cuatro partidos los dos primeros grupos del Mundial han perdido su espesa opacidad y algo se va trasluciendo en el horizonte de posibilidades.
No es que salga el sol a¨²n, pero la noche comienza a perder violencia con las primeras claridades. Pronto en Argentina habr¨¢ luz bastante para distinguir un hilo blanco de un hilo negro, como manda el Ramad¨¢n.
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