La democracia y la unidad nacional
En una primera visi¨®n apresurada, el Gobierno y la oposici¨®n marroqu¨ªes parecen hoy preocupados por dos cuestiones principalmente: la grave crisis econ¨®mica que vive el pa¨ªs y el conflicto del Sahara, que en su insoluci¨®n se aproxima a cotas de alta peligrosidad.El segundo de estos problemas ha dado una gran cohesi¨®n a las fuerzas pol¨ªticas marroqu¨ªes; ha permitido un amplio di¨¢logo de la corona con las fuerzas que en el pasado reciente luchaban contra ella, y parece permitir decir que la monarqu¨ªa, como instituci¨®n -aunque con matices en cuanto a sus prerrogativas- es ampliamente aceptada.
La situaci¨®n de casi emergencia nacional y la necesidad de un frente com¨²n contra lo que se cree una amenaza exterior no ha menguado, sin embargo, el esp¨ªritu cr¨ªtico de estas oposiciones que hemos llamado ?legal? y ?extralegal? con respecto a la naturaleza pol¨ªtica y social del r¨¦gimen.
Si para los miembros del Gobierno todo marcha casi sobre ruedas, para socialistas y comunistas, para la principal central sindical, Uni¨®n Marroqu¨ª de Trabajadores (UMT), como para el partido Uni¨®n Nacional de Fuerzas Populares (UNFP), el sistema de Gobierno actual ha demostrado ya su incapacidad de sacar al pa¨ªs del subdesarrollo y preparar, como dicen todos, el Marruecos del a?o 2000.
La diferencia con el pasado es que estos partidos y fuerzas piensan que esa modernizaci¨®n de Marruecos es hoy posible con la monarqu¨ªa. La cuesti¨®n, evidentemente, est¨¢ ligada al problema de la democracia. EL PA?S ha preguntado a todos los grupos qu¨¦ creen de la democracia en Marruecos y de la instituci¨®n mon¨¢rquica.
Antes de nada, es necesario precisar como nota discordante que existe un grupo pol¨ªtico a¨²n marginado y reprimido, constituido por aquellos que optaron antes de la marcha verde por apoyar la independencia del Sahara. Son los que nos piden que no hablemos por tel¨¦fono porque los tel¨¦fonos est¨¢n controlados. que no les citemos para evitarles represalias.
La represi¨®n aplicada a este grupo es tanto m¨¢s incomprensible cuanto por su car¨¢cter muy minoritario no representa ya una amenaza ni para el r¨¦gimen ni para las opciones del pa¨ªs en su conjunto con respecto al Sahara. La oposici¨®n en su conjunto ha solicitado al rey una amnist¨ªa general para ellos, porque estiman que esa amnist¨ªa es necesaria para completar la actual reconciliaci¨®n nacional.
La situaci¨®n de este grupo, por lamentable que sea, no es un ¨ªndice general. Cuando Ie preguntamos por la democracia en su pa¨ªs al secretario general del Partido del Progreso y del Socialismo (comunista), Al¨ª Yata, responde: ? incustionablemente s¨ª. Lo que caracteriza hoy la situaci¨®n en Marruecos, a pesar de cierta prensa, incluida de la izquierda europea y espa?ola -y dentro de esta ¨²ltima no hago distinci¨®n entre el PCE y el PSOE-, es la libertad para el trabajo pol¨ªtico de los partidos. Se nos acusa de ser un pa¨ªs feudal, medieval, donde s¨®lo existe represi¨®n y opresi¨®n. Nuestro pa¨ªs no es hoy eso.?
Para Al¨ª Yata, la propia existencia legal de su partido, el que pueda publicar dos cotidianos de ocho p¨¢ginas, es un s¨ªmbolo de que se ha avanzado mucho en la democratizaci¨®n del pa¨ªs. ?Tenemos un Parlamento -dice- con muchas deficiencias, pero que es al fin y al cabo una tribuna incluso para las posiciones comunistas. ?
Le preguntamos, desde luego que dado que estima que s¨ª existe democracia en Marruecos, si el escaso electorado comunista, s¨®lo 120.000 votos en las ¨²ltimas elecciones y un solo diputado en el Parlamento, quiere decir que el comunismo, o su partido, tienen poco eco en el pa¨ªs. ?Las elecciones -nos dice- fueron manipuladas y falsificadas. La representaci¨®n parlamentaria no es representativa de las fuerzas pol¨ªticas. No es concebible que nuestro partido, con 35 a?os de existencia, que ha participado en la lucha armada y, pol¨ªtica, s¨®lo tenga un representante cuando present¨® casi un centenar de candidatos. De todas maneras -a?ade-, aunque las elecciones no fueron lo que deseamos, constituyen de todas maneras un progreso.?
Respetar una autonom¨ªa saharaui
Inevitablemente, hablamos del Sahara. ?Para nosotros -explica Al¨ª Yata-, la cuesti¨®n no es hacer perder imagen ni a Argelia ni a Bumedian. Es necesario, no obstante, que se reanuden los contactos entre Argelia y Marruecos. Yo, que estoy en la oposici¨®n, puedo afirmar que el poder en Marruecos quiere una soluci¨®n, dentro del respeto de las cuestiones que son sagradas, para Argelia y para Marruecos.?
A la pregunta de qu¨¦ puede ofrecer el Partido Comunista marroqu¨ª a los propios saharauis directamente, Al¨ª Yata responde: ?Con los saharauis, en tanto que hermanos marroqu¨ªes, podemos discutirlo todo. Si quieren contactos, preservando todos sus puntos de vista, incluido el de la gesti¨®n de la regi¨®n sur de Marruecos, nosotros estamos dispuestos a ello. Pensamos solamente que una naci¨®n no puede crearse de un plumazo.?
?Creernos -prosigue Al¨ª Yata- que hay garant¨ªas que ofrecer a Argelia en lo que respecta a sus seguridad. Pero somos dos pa¨ªses que se complementan y la estabilidad en la regi¨®n depende de que cooperen nuestros dos Gobiernos. Las opciones de Argelia son asunto de los argelinos, de la misma manera que las de los marroqu¨ªes son asunto nuestro.?
El secretario del Partido Comunista marroqu¨ª se enfada, sin embargo, cuando se le pregunta por qu¨¦ el PPS no fue invitado al ¨²ltimo congreso del PCE. ?Es una verg¨¹enza -afirma Al¨ª Yata-. Una verg¨¹enza y una ingratitud. Durante cuarenta a?os les hemos ayudado, albergado y hecho sacrificios pol¨ªticos y financieros para cooperar con ellos. Sin embargo, a su congreso invitaron al Polisario y nos dejaron fuera a nosotros. ?
Para el PPS marroqu¨ª las diferencias proceden principalmente de la actitud del PCE con respecto al conflicto del Sahara. ?Ten¨ªamos -indica- una comprensi¨®n total por parte del PCE que reconoc¨ªa no s¨®lo la marroquinidad del Sahara, sino la de Ceuta y Melilla. A partir de 1974, por c¨¢lculo y oportunismo, el PCE cambi¨® de actitud. Hace dos a?os, Azc¨¢rate nos acusaba en su peri¨®dico de mon¨¢rquicos, porque yo hab¨ªa aceptado una gesti¨®n diplom¨¢tica en nombre de la corona. Yo no he sido nunca republicano, ni nuestro partido tampoco ha sido republicano. En cambio el PCE s¨ª lo era y una semana despu¨¦s de acusarnos, renunciaba a su consigna de la Rep¨²blica y aceptaba la Monarqu¨ªa. Yo no les critico esto, porque considero que con ello han sido realistas. Les pido solamente que no nos acusen. La oposici¨®n espa?ola debe saber, sin embargo, que si quieren contribuir a la paz y la estabilidad en la regi¨®n deben contribuir a tina soluci¨®n negociada de este conflicto desde posiciones de equidistancia.?
Preguntado luego por el comunismo argelino, Al¨ª Yata confirma que actualmente su partido no mantiene relaciones con ellos. ?Los comunistas argelinos existen -dice- pero su partido no es legal como lo es el nuestro. Es decir, no tenemos un hom¨®logo legal y organizado en Argelia. Nos conocemos individualmente, nos vemos y discutimos, pero ellos no tienen vida legal. Hasta 1975 nuestras relaciones eran solamente con el FLN. Desde entonces no hemos tenido ning¨²n otro contacto.?
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