Pertegaz
Con la abdicaci¨®n financiera de Pertegaz se apaga el ¨²ltimo de los realmente grandes de la moda espa?ola, e incluso dir¨ªa que europea y mundial. Porque Espa?a, que ha dado una pintura al mundo, no pod¨ªa por menos de darle una ropa.Los grandes modistos espa?oles, como los grandes pintores espa?oles, no han solido ser otra cosa que paletos inspirados. Goya fue siempre de su pueblo, un aragon¨¦s con faltas de ortograf¨ªa. Y Solana fue un se?oruco santanderino que viv¨ªa amagado en Madrid y, cuando fue a Par¨ªs, dijo, cazurro:
-Se ve que esta ciudad ha debido de tener muy buen comercio.
Antonio L¨®pez, quiz¨¢ nuestro pintor m¨¢s universal, en este momento, es un mozo de Tomelloso no muy dispar de los de Monle¨®n, cantados por Garc¨ªa Lorca (que tambi¨¦n ten¨ªa algo de paleto se?orito). El espa?ol, generalmente, es de pueblo.
El otro d¨ªa le explicaba yo a C¨¦sar Manrique:
-Mira, C¨¦sar, ser de nuestro tiempo no es solamente hacer una arquitectura espacial. Ser de nuestro tiempo es pintar una habitaci¨®n vac¨ªa con un colch¨®n enrollado Eso es Antonio L¨®pez y eso es el hombre de hoy: una habitaci¨®n vac¨ªa con un colch¨®n enrollado.
Pertegaz, menudo y pecoso, con las dobles pecas ya -ay- del pueblo y de la edad (Tono dec¨ªa que la vejez son las pecas en las manos) tiene una sonrisa mellada y una mirada de gal¨¢pago inteligente, un entrecruce de pueblo y elitismo que es el de nuestros grandes toreros, nuestros grandes modistos y nuestros grandes arist¨®cratas. Pertegaz puede ser el ¨²ltimo personaje de un mundo de Guermantes a la espa?ola que apaga sus ara?as para siempre, y en el que empezar¨¢n a trabajar ya las otras ara?as las de los rincones y el polvo.
Pertegaz, menudo y pecoso, con Ana Basualdo:
-El modisto piensa en la mujer como el relojero piensa en el tiempo.
La frase parece de Proust. Todo los modistos son proustianos, aunque no hayan le¨ªdo al gran modisto literario que cort¨® para siempre, con Oriana Guermantes, el patr¨®n de arist¨®crata, y cort¨® asimismo el patr¨®n indeleble de novela moderna: novela de lo que no pasa, m¨¢s que novela de lo que pasa.
La mujer pensada como el tiempo. Una abstracci¨®n, dos abstracciones. Y por eso la mujer moderna se ha rebelado contra la alta costura, contra los modistos, porque prefiere ser un individuo con tejanos y derechos a ser una abstracci¨®n de tul ilusi¨®n y otros tules e ilusiones. Eso es todo.
Los modistos siguen viviendo en el fin de siglo, sin darse cuenta de que estamos ya en otro fin de siglo. Al margen de las razones econ¨®micas y de industria, por encima o por debajo de ellas, antes o despu¨¦s, la alta costura muere porque la mujer cambia y elige libremente sus amantes, siquiera como hip¨®tesis de trabajo, en las revistas del g¨¦nero. Mar¨ªa Asquerino acaba de elegirme a m¨ª, junto a Antonio Gala, Marsillach, Felipe Gonz¨¢lez, Miguel Bos¨¦, Lalo Azcona, Su¨¢rez, Serrat y otros. Anta?azo, la mujer se vest¨ªa para ser elegida. Hoy se desnuda y elige ella. Pertegaz cierra la tienda.
Y cuando Pertegaz cierra la tienda, se abre una tienda de sexo, un sex-shop, aqu¨ª en Madrid, que he ido a verlo y est¨¢ lleno de se?oras, como antes cuando se inauguraba una pasteler¨ªa fina. Van al sex-shop como iban a La Mallorquina, antes de subir a casa con la compra. La ca¨ªda de los dioses de la alta costura es el dato sociol¨®gico m¨¢s claro de que la mujer est¨¢ cambiando, mejorando, liber¨¢ndose, y que ya ni en M¨®naco funciona eso de la ropa, porque todo lo que se pone la madre, se lo quita la hija, y a veces con fot¨®grafos delante. El tejano y la p¨ªldora han hecho m¨¢s por la liberaci¨®n de la mujer que todos los manifiestos. Pertegaz es de Olba, Huesca, y su muerte profesional deja en el aire vivo de junio los colores quietos, espesos y ricos que supo inventar su mirada de paleto/pintor. Los colores de una cosa que antes se llamaba Espa?a.
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