Se acent¨²a la pugna entre la DC y la izquierda
La contraposici¨®n de los partidos de izquierda a la primera fuerza pol¨ªtica de Italia, la Democracia Cristiana, y al peque?o grupo republicano, podr¨ªa provocar una nueva y grave crisis pol¨ªtica.
Tampoco la s¨¦ptima votaci¨®n para elegir nuevo presidente de la Rep¨²blica italiana tuvo ¨¦xito. Lo cierto es que existe un verdadero duelo entre la Democracia Cristiana y el Partido Socialista. Fue el Partido Comunista quien torn¨® la iniciativa de obligar al ex presidente Giovanni Leone a dimitir, pero inmediatamente despu¨¦s se adelant¨® el l¨ªder socialista Bettino Craxi, con una propuesta bien concreta y ?provocadora?. El nuevo presidente tendr¨¢ que ser socialista. El motivo era tambi¨¦n claro: no es justo que la DC con el 40% de los votos controle el 80% del poder. Y la propuesta no tuvo nada de diplom¨¢tica: ?0 un socialista o crisis de Gobierno.?El PSI quiso evitar desde el principio la posibilidad que fuese elegido presidente un pol¨ªtico favorable a la estrategia comunista del ?compromiso hist¨®rico?, en un momento en el cual el Partido Socialista est¨¢ recuperando su autonom¨ªa tanto con relaci¨®n a la DC como al PCIL Por eso Craxi, a costa de irritara los dos grandes partidos, empez¨® vetando a las dos candidaturas m¨¢s prestigiosas: la del secretario general de la DC, Benigno Zaccagnini, y la de Ugo la Malfa, presidente del Partido Republicano. Y las dos por el mismo motivo; seg¨²n los socialistas estos candidatos habr¨ªan favorecido el acuerdo futuro entre- DC y PCI en vez de empujar la alternativa de izquierdas o la pol¨ªtica de unidad nacional.
La DC dijo que estaba dispuesta a votar un ?no democristiano?, pero sus preferencias iban hacia un ?laico?. Es decir, hacia La Malfa. El PCI, para no ser acusado de traicionar la izquierda, afirm¨® que prefer¨ªa un ?socialista?, pero a condici¨®n de que estuviera de acuerdo la DC. Se habl¨® de presentar una lista o ?rosa? de nombres de todos los partidos para escoger colegialmente un candidato ?por encima de las partes?, representativo de todo el pa¨ªs. El PSI present¨® solo cuatro candidatos socialistas: Giolitti, De Martino, Bobbio y Pertini. Dijo que todos eran iguales, pero se sab¨ªa que Pertini era el menos deseado porque desde hace veinte a?os no tuvo ning¨²n cargo en el partido y es muy independiente. La DC respondi¨® irritada diciendo que los socialistas hab¨ªan presentado no una rosa, sino un ?clavel rojo?. Y lanzaron la bomba: a la ?rosa? a?adieron un p¨¦talo democristiano, que ser¨ªa nada menos que Zaccagnini.
Entonces se uni¨® toda la izquierda, que acus¨® a la DC de maniobras y de pretender de nuevo la presidencia de la Rep¨²blica. Se coment¨® que la ?rosa? se estaba convirtiendo en una ?alcachofa? y Craxi a las pocas horas lanz¨® la nueva bomba: el PSI presentar¨¢ a la pr¨®xima votaci¨®n como ¨²nico candidato a Sandro Pertini, que ser¨¢ votado tambi¨¦n por toda la izquierda. Es la fiesta de San Justo. El laico Craxi dice que por lo menos es una decisi¨®n ?justa?. Nueva indignaci¨®n de la DC, que acusa a Craxi de presentar sorpresivamente un candidato de su partido y de la izquierda para provocar un choque contra la DC y los dem¨¢s partidos, Y la respuesta es inmediata: nos abstendremos.
Cuando la izquierda unida se preparaba a votar a Pertini, el anciano l¨ªder socialista, que sabe que su candidatura es una carta de Craxi contra la DC, lanza una de las suyas: escribe al Partido Socialista diciendo que no aceptar¨¢ ser el candidato de la izquierda ¨²nicamente, sino el presidente de todos los italianos. Los comunistas son felices: la Democracia Cristiana se encuentra de nuevo entre la espada y la pared. El gesto limpio de Pertini sirve a Craxi de nuevo. Ayer le preguntamos, saliendo de Montecitorio, si est¨¢ contento y respondi¨® con una gran sonrisa, pero dijo que con la DC nunca se est¨¢ seguro de vencer.
Los republicanos, por su parte, recomendaron a la Democracia Cristiana que cese en su actual obstruccionismo y vote a Sandro Pertini.
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