Raymond Chandler y el cine
Tras vender los derechos cinematogr¨¢ficos de Adi¨®s, mu?eca y La ventana siniestra, en 1943, Paramount contrata a Raymond Chandler (1888-1959) para escribir con Billy Wilder, una adaptaci¨®n del relato Liberty, de James M. Cain. El resultado es Perdici¨®n (Double Indemnity, 1944), dirigida por el propio Billy Wilder, que les vale una nominaci¨®n para el Oscar al mejor gui¨®n del a?o.Por la susceptibilidad y la timidez de Chandler, admite con dificultad tanto el mal trato que reciben los guionistas de la ¨¦poca por parte de los productores, como las l¨®gicas intervenciones del director de la pel¨ªcula en su trabajo. Esta situaci¨®n, que se repite regularmente en todas sus colaboraciones cinematogr¨¢ficas, le impide realizar un trabajo m¨¢s continuo en el cine.
Playback
Raymond Chandler. Editorial Bruguera. Barcelona, 1978.
El ¨¦xito de Perdici¨®n le permite firmar un contrato con Paramount para escribir los di¨¢logos de El povernir es nuestro (And Now Tomorrow, 1944), dirigida por Irving Pichell, y de Misterio en la noche (The Useen, 1945), dirigida por Lewis Allen, y para escribir el gui¨®n de La dalia azul (1945), dirigida por George Marshall.
Esta experiencia hace que cuando en 1945 vende a Metro Goldwyn Mayer los derechos de La dama del lago, lo hace con la condici¨®n de escribir personalmente el gui¨®n. Vuelve a tener problemas con el productor. La versi¨®n que ¨¦l escribe no es aceptada y se niega a firmar la que finalmente dirige Robert Montgomery, en 1946.
Warner le compra El sue?o eterno, en 1945. Gracias al trabajo en el gui¨®n de William Faulkner y en la direcci¨®n de Howard Hawks, el resultado es la mejor de las adaptaciones cinematogr¨¢ficas de novelas suyas. En 1946 Universal le encarga un gui¨®n original. Acepta con la condici¨®n de poderlo escribir en su casa y no tener que aparecer por los estudios. As¨ª nace Playback, que nunca se llega a convertir en pel¨ªcula.
Rechaza numerosas propuestas para escribir para el cine y en 1950 admite la que le hace Warner para adaptar Strangers on a Train, de Patricia Highsmith, porque Alfred Hitchcock va a dirigirla. Empieza a escribir en su casa, pero las peri¨®dicas visitas de Hitchcock para ver c¨®mo avanza el trabajo y discutirlo, vuelven a convertirse en un problema. No se entienden, no se llevan bien y el trabajo final es un gui¨®n que no gusta a Hitchcock, que hace revisar a otros guinistas y que da lugar a Extra?os en un tren (1951), que Chandler detesta.
Playback
En 1953 Raymond Chandler, a los 65 a?os, tras el gran ¨¦xito alcanzado con El largo adi¨®s, la mejor de sus obras, comienza a escribir la s¨¦ptima y ¨²ltima de sus novelas, la m¨¢s cinematogr¨¢fica y la ¨²nica que nunca ha sido llevada al cine. El punto de partida es el gui¨®n Playback, escrito en 1947 por encargo de Universal y que contin¨²a in¨¦dito.
A pesar de su reducido n¨²mero de p¨¢ginas, tarda cinco a?os en escribir la novela. La explicaci¨®n hay que buscarla en las circunstancias que vive durante esos a?os: en 1954 muere su mujer, poco despu¨¦s vende la casa de La Jolla, donde hab¨ªan vivido los ¨²ltimos a?os, y empieza una vida itinerante, entre Estados Unidos e Inglaterra, entregado a la bebida, enamorado de mujeres mucho m¨¢s j¨®venes que ¨¦l y jalonada de intentos de suicidio.
Esto hace que en Playback, Philip Marlowe, el famoso detective protagonista de todas sus obras, se encuentre, como el propio Chandler, considerablemente envejecido y solitario y no frene, como ten¨ªa por costumbre, los avances sexuales de lasiovencitas de ojos azules con que regularmente se encuentra y que, incluso al final, se abra la posibilidad de una boda.
Por tanto, la an¨¦cdota, como siempre narrada en primera persona, empleando un estilo de claro origen cinematogr¨¢fico y con el peculiar lenguaje de su autor, todav¨ªa m¨¢s que otras veces, es una excusa para que Marlowe, el claro alter ego de Chandler, aparezca como un enamoradizo, quijotesco y rom¨¢ntico detective, m¨¢s dispuesto a defender los intereses de la joven a quien le han encargado seguir que a descubrir la intriga que se cierne a su alrededor.
Hay que se?alar, que no se trata de la reedicci¨®n del volumen que con el t¨ªtulo Coctel de barro y en una traducci¨®n plagada de americanismos apareci¨®, por primera vez en castellano, el a?o pasado en Ediciones Corregidor, Argentina, sino de una nueva traducci¨®n realizada con habilidad por Mar¨ªa Teresa Segur, en la que consigue conservar el humor y el peculiar lenguaje de Chandler sin tenerlo que aclimatar, como hacen la mayor¨ªa de sus traductores, a la actual y distorsionada forma de hablar para tratar de dar a sus di¨¢logos un m¨¢ximo tono coloquial.
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