El monstruo del lago Ness
Inevitablemente el cronista, en estos d¨ªas de verano, maneja los t¨®picos del periodismo estival, siquiera sea para desecharlos. El t¨®pico no es sino una forma degradada y peatonal del mito, y por eso a m¨ª me gusta profundizar en los t¨®picos, a ver qu¨¦ sale. Todos los a?os parto, por estas fechas, a la busca del monstruo del lago Ness, para entrevistarle, como un Miguel de la Quadra Salcedo que soy, aunque con menos esp¨ªritu pinkertoniano.Ya est¨¢, este a?o no hay que moverse del sitio: el monstruo del lago Ness es Fraga, y el lago Ness, evidentemente, es el hemiciclo del Congreso, que ya tiene a la puerta otros dos monstruos de bronce, para darnos pistas.
Cuando el estiaje parlamentario iba haciendo del Congreso un caf¨¦ vac¨ªo donde los cuatro fan¨¢ticos del verano en Madrid discuten el desastre de Annual tom¨¢ndose unas merengadas, en esto que Fraga Iribarne saca una y otra vez la cabeza del l¨¦gamo parlamentario, resurge desde el fondo del lago y pone en pie por dentro al personal -aunque el personal se quede sentado, por el calor-, con sus intervenciones de buen parlamentario antiguo. Nos est¨¢ usted sacando adelante el verano, don Manuel.
Con motivo de la muerte de Alfonso Paso, alguien ha dicho que su truco era dar un mensaje conservador mediante un medio audaz, mediante un lenguaje desenfadado. Algo de eso hay en Fraga. La gran pesadumbre de la derecha es deb¨¦rselo casi todo, culturalmente, a la izquierda.
El d¨ªa 18 de julio, la carretera de La Coru?a era una fiesta de banderas nacionales y falangistas que iban y ven¨ªan a la cosa del Valle de los Ca¨ªdos. Los coches embanderados eran, cuando menos, un citro?n ¨²ltimo modelo. La revoluci¨®n pendiente la van a hacer con cuatro velocidades y marcha atr¨¢s.
Tartanas, seiscientos y pobres en burra se ve¨ªan pocos por la carretera de La Coru?a. No se ve¨ªa ninguno. Los pobres no se han acordado para nada del demagogo tras cuarenta a?os de demagogia.
Fraga Iribarne, despu¨¦s del fichaje equivocado de don Carlos Arias, que le sali¨® un interior fond¨®n, no vuelve a fallar y no le vi para nada entre los que ondeaban banderas y camisas que t¨² bordaste en rojo ayer. Fraga estaba en el Congreso haciendo de monstruo del lago Ness a favor de la Espa?a lacustre y eterna.
Pero gran cuidado, que el apogeo de banderas en el 18 de julio y las ¨²ltimas intervenciones de Fraga en San Jer¨®nimo, emergiendo del lago legaminoso de la derecha eterna, son s¨ªntomas encabalgados de una misma cosa: la derecha est¨¢ en un buen momento.
Est¨¢ en un buen momento porque uced¨¦ sigue queriendo gobernar a solas, como cuando mangoneaban los cubiertos en los Colegios Mayores del SEU, y porque la izquierda prefiere dar un paso adelante y otro atr¨¢s o bailar el chotis en un ladrillo, ahora que hay verbenas todas las noches en Madrid, sin salirse para nada del ladrillo constitucional, por si vienen los cajistas revolucionarios o los boticarios integristas y se arma aqu¨ª otra verbena de la Paloma como la del 36.
Y, sobre todo, que hay una guerra civil latente en alg¨²n sitio, como se ha dicho, o lo digo yo ahora, y los pres¨ªntomas o avisos de infarto son tan graves o m¨¢s que cuando el Glorioso Alzamiento. Cuando las cosas se ponen as¨ª, en Espa?a y en verano, cuando un empresario duro, como Ferrer Salat, va a ser sustituido por otro empresario mucho m¨¢s duro, como Luis Olarra, es cuando el monstruo prehist¨®rico saca la cabeza del lago y resulta que se tira un aire a Fraga Iribame, a V¨¢zquez de Mella, a Ramiro de Maeztu, a Donoso Cort¨¦s o cuando menos a don Antonio Maura.
La derecha, s¨ª, est¨¢ en mejor momento que hace un a?o, y Fraga tambi¨¦n. Me alegro por ¨¦l y me alarmo por Espa?a. Lo que deploro es que el orador no ponga un poco al d¨ªa su oratoria. La otra tarde cit¨® a D'Ors y a Cicer¨®n. D'Ors me dijo a m¨ª en 1911, cuando sal¨ªamos de o¨ªr a Offenbach, y lo dej¨® escrito:
-?Oh el g¨¢rrulo y vacu¨ªsimo Cicer¨®n!
?Qu¨¦ dir¨ªa hoy D'Ors del monstruo parlamentario del lago Ness?
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