Pollentier
El verano tiene sus semidioses y su mitolog¨ªa. Mis maestros de periodismo, que eran unos t¨ªos sin imaginaci¨®n, dec¨ªan que en el verano no hab¨ªa noticias, que no pasaba nada. Yo creo que es cuando pasan m¨¢s cosas.Y as¨ª me hice un carrer¨®n, claro: sac¨¢ndome todos los d¨ªas un tema, por julio y agosto, cuando el personal estaba con el ventilador de barber¨ªa refresc¨¢ndole el secarral de las ideas. Los monstruos y los dioses del verano. Por una parte est¨¢n los monstruos -muy cansados ya-, como el del lago Ness, que yo estoy seguro de que existe y de que Juan Cruz le har¨¢ un d¨ªa la primera entrevista para este peri¨®dico. No s¨®lo existe el monstruo del lago Ness, sino que muy posiblemente es de Alianza Popular.
Y por otro lado est¨¢n los dioses o semidioses. La Vuelta Ciclista a Francia siempre nos proporciona alguno. La Vuelta a Espa?a tambi¨¦n, lo que pasa es que L'Equipe est¨¢ mejor escrito que el Marca -con perd¨®n de Manolo Alc¨¢ntara, que escribe como los ¨¢ngeles ca¨ªdos en pecado de pereza-, y la buena prosa contribuye a darles contextura a estos h¨¦roes deportivos de verano.
-Lo que me gusta de Le Monde es lo bien escrito que est¨¢- me dec¨ªa hace poco Vierna, paseando con la musa del Septentri¨®n, cantada por Am¨®s de Escalante, o sea la melancol¨ªa.
-A m¨ª no me asombra que est¨¦ bien escrito Le Monde redarg¨¹i- porque es su obligaci¨®n. Lo que me asombra y me hace creer eternamente en Francia es lo bien escrito que est¨¢ L'Equipe, que es un peri¨®dico de deportes.
El foll¨®n, este a?o, en el Tour y en toda la prensa francesa, deportiva o no, lo ha armado Pollentier, un belga que ya se hab¨ªa ce?ido la cota de malla amarilla, y que la ha perdido por tomar estimulantes y barbit¨²ricos. Dicen que ha ayudado su organismo con productos qu¨ªmicos. ?Y qu¨¦ es el organismo sino un producto qu¨ªmico? ?Qu¨¦ son nuestros restos sino unos fosfatos? Fosfato ser¨¢n, mas fosfato enamorado. Tampoco Quevedo escrib¨ªa mal, aunque en manchego. Fue el Escarpit de su tiempo. Periodista de antes del periodismo, como Voltaire, Montaigne o Torres Villarroel.
Yo he hecho aqu¨ª recientemente una columna sobre la coca¨ªna. Yo no hago cr¨ªtica cient¨ªfica, sino cr¨ªtica modestamente costumbrista o sociologizante. La coca¨ªna como s¨ªntoma de una juventud o una falta de juventud. La droga para crear o la droga para holgazanear. No hay otra moral a mano.
Lo mismo pasa con Pollentier y conmigo, que nos drogamos con para¨ªsos artificiales hechos en casa para ganar la Vuelta a Francia, porque todav¨ªa creemos que vale la pena llegar el primero, porque todav¨ªa creemos un poco en el ciclismo y un poco -cada vez menos- en Francia. La droga, el alcohol, el sexo, como creaci¨®n personal o como huida impersonal. Es toda la diferencia. Ahora han aparecido por Madrid los cartelones de una equivocada campa?a necrol¨®gica donde una macroesquela nos advierte:
La droga mata.
Y se nos invita a rellenar la l¨ªnea de puntos con nuestro nombre y fecha de fallecimiento. No puede ser, retiro todo lo dicho, y no puedo estar de acuerdo con esas campa?as municipal-sanitarias, hechas por los mismos poderes que trafican en alcohol para equilibrar la balanza de pagos o monopolizan el tabaco para recaudar un important¨ªsimo impuesto voluntario.
Pollentier, nada m¨¢s que belga, se ha drogado para vestir el maillot amarillo. Eso revela, en principio, que cree en el maillot amarillo. Francia, en lugar de premi¨¢rselo, le castiga. Blasco, el de los caballos, el que le puso Umbral a uno de los suyos, acaba de morir. ?Dopaba Blasco a sus caballos? No creo, porque era un buen profesional y les dejar¨ªa elegir por s¨ª mismos. Schiller ol¨ªa manzanas, Balzac tomaba caf¨¦, Baudelaire, l¨¢udano. Todo es droga, vivir es droga, salvo para el que est¨¢ muerto, y qui¨¦n sabe. ?Por qu¨¦ no ayudar con un poco de qu¨ªmica la pobre qu¨ªmica humana cuando se trata de vestir el maillot amarillo o de escribir un mediano art¨ªculo?
El marxismo ha sido la droga -opio del pueblo, ya ve, don Charles, con este calor- que ha reanimado todo el cuerpo social de la Historia. Mayormente el marxismo es el alucin¨®geno que mantiene en pie de guerra a la derecha. Eso tienen que agradecerle a Marx. Pollentier, el hombre, se ha drogado heroicamente para dar la Vuelta Ciclista a Francia. Otros, los m¨¢s, se drogan y s¨®lo dan la vuelta en bicicleta alrede dor de s¨ª mismos. Hasta que se caen de la bici.
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