Contreras y otros implicados en el asesinato de Letelier, detenidos en Chile

El ex director de la DINA, general Manuel Contreras, el ex jefe de operaciones, coronel Pedro Espinosa, y el capit¨¢n Armando Fern¨¢ndez Larios, agente de la disuelta Direcci¨®n de Inteligencia Nacional chilena, permanecen arrestados desde la noche del lunes en un recinto militar, seg¨²n anunci¨® ayer el Ministerio del Interior chileno, despu¨¦s de que se conociera la acusaci¨®n formal hecha por un jurado de instrucci¨®n norteamericano contra los tres militares por su participaci¨®n en el asesinato de Oriando Letelier, ministro de Asuntos Exteriores del presidente Allende.

De esta manera, las investigaciones norteamericanas para aclarar las circunstancias y las responsabilidades por la muerte de Letelier, ocurrida en Washington en septiembre de 1976, al estallar una bomba colocada en su autom¨®vil, parecen haber llegado a la c¨²spide. Las acusaciones hechas por los fiscales (asesinato de un funcionario extranjero, asociaci¨®n il¨ªcita para cometer homicidio y otros tres cargos m¨¢s), pueden suponer, seg¨²n la justicia norteamericana, condenas de prisi¨®n perpetua para los encausados.El encargado de negocios norteamericano en Santiago, entreg¨® en la tarde del lunes al canciller chileno, Hern¨¢n Cubillos, una petici¨®n de ?arresto inmediato? de los tres implicados, en virtud de un tratado bilateral de extradici¨®n firmado por Chile y Estados Unidos en 1902. En la noche del mismo lunes, el Ministerio del Interior confirm¨® en la capital chilena el ?arresto preventivo? de Contreras, Espinosa y Fern¨¢ndez Larios, quienes permanecen bajo custodia en un recinto militar no especificado.

La justicia chilena deber¨¢ pronunciarse en otro juicio que se sigue al general Contreras, contra el que diez juristas que act¨²an en nombre de los familiares de desaparecidos han formulado una denuncia en la que le r¨¦sponsabilizan.del secuestro y aprernios ilegales de ¨¦stos, delito que se extiende a los dem¨¢s responsables de la antigua DINA.

Grave situaci¨®n para Pinochet

La implicaci¨®n oficial del general Manuel Contreras en la muerte de Letelier, a?ade un nuevo y grav¨ªsimo escollo a la permanencia en el poder de Augusto Pinochet, sobre todo en los momentos en que el presidente, chileno a¨²n soporta las consecuencias de la destituci¨®n del general Gustavo Leigh, comandante en jefe de la fuerza a¨¦rea y miembro de la Junta militar.

Aunque los funcionarios judiciales norteamericanos nunca han relacionado directamente a Augusto P¨ªnochet con el asesinato del ex ministro de Asuntos Exteriores de Allende, la alta responsabilidad exigida a Contreras, ¨ªntimo amigo y colaborador de Pinochet, salpica inevitablemente al presidente de Chile.

Quienes han visto en las investigaciones norteamericanas sobre el asesinato de Letelier un instrumento de la pol¨ªtica exterior de Estados Unidos para desestabalizar a la Junta militar y conseguir, al menos, cambios de personas en la c¨²spide del poder en Chile, no dudan en afirmar que el ¨²ltimo eslab¨®n en la cadena, la implicaci¨®n del general Contreras, ha sido administrado con maestr¨ªa.

Los procedimientos judiciales pueden acelerarse o detenerse con cierta facilidad, sin quebrantos de la ley. Si a la Administraci¨®n norteamericana le hubiese parecido m¨¢s oportuno dar un respiro a Pinochet para recuperarse de la crisis producida en la Junta militar por la destituci¨®n de Leigh, no cabe duda de que habr¨ªa retrasado la petici¨®n de arresto de Contreras y otros dos agentes de. la DINA. No ha sido as¨ª, sino que, por el,c¨®ntrario, Pinochet recibe el nuevo y duro ga,olpe en los momentos m¨¢s cr¨ªticos de la Junta desde septiembre de 1973.

R¨¢pida reacci¨®n de Santiago

No faltan los que interpretan la rapidez chilena en responder con hechos a la petici¨®n de la justicia norteamericana como el intento del jefe de la Junta de aparecer limpio de toda culpa y como un r¨¢pido y eficaz colaborador de la justicia, y ofrecer as¨ª la imagen que tanto necesita en estos momentos. Tan sorprendente ha sido para estos observadores la inmediatez de la respuesta chilena a la petici¨®n norteamericana como la petici¨®n misma. Pensar, s¨®lo hace unos meses, que la Junta arrestar¨ªa a uno de los personajes claves del golpe, militar de 1973, ligado al propio Pinochet por antiguos e ¨ªntimos lazos de amistad, resulta pr¨¢cticamente una f¨¢bula.

Los d¨ªas que siguen prometen ser especialmente delicados para el general Pinochet. Hasta ahora, el presidente chileno ha sabido maniobrar con habilidad en circunstancias dif¨ªciles, y ha conseguido no s¨®lo resolver moment¨¢neamente sus dificultades, sino afianzar a¨²n m¨¢s su poder personal. Pinochet deber¨¢ repartir por igual sus energ¨ªas en dos frentes igualmente conflictivos: evitar que las salpicaduras del caso Letelier le alcancen de lleno y resolver la crisis de la fuerza a¨¦rea, producida tras la destituci¨®n de Leigh.

Los cubanos, procesados

El diario New York Times dijo, el pasado 17 de julio, que el cubano Rolando Otero pas¨® varios meses de 1976 en Chile, negociando con jefes de la DINA el asesinato de los opositores de la Junta en el exterior.

En la ¨¦poca de su asesinato, Letelier se encontraba formando un amplio frente de oposici¨®n contra la Junta militar que derroc¨® al Gobierno constitucional de Allende.

Los exiliados cubanos procesados son Guillermo Novo Sampoi, Alvin Ross D¨ªaz, Virgilio Paz Romero, Jos¨¦ Dionisio Su¨¢rez e Ignacio Novo, hermano de Guillermo.

Todos ellos, menos Ignacio Novo, fueron acusados de conspiraci¨®n en el asesinato de Letelier, ocurrido el 21 de sep,tiembre de 1976, cuando una bomba destruy¨® el coche que conduc¨ªa por una calle de Washington.

Otro vinculado al caso, el nortearnericano Mich¨¢el Townley, ex agente de la DINA, fue acusado de conspirar para cometer el asesinato, pero no fue procesado.

Townley, que fue entregado por Chile, confes¨® al FBI detalles importantes del crimen que permitieron llegar hasta el general Contreras.