El Flamengo gan¨® el trofeo de Palma a pesar de un ¨¢rbitro enloquecido
El incre¨ªble af¨¢n patriojtero del colegiado vallisoletano Asoc¨²a Sani, desluci¨® el partido final del torneo de Palma, hasta el punto de convertirlo en un espect¨¢culo lamentable. El Flamengo, en la primera parte, hab¨ªa ofrecido una hermosa lecci¨®n de f¨²tbol. Ausoc¨²a aburri¨® a tarjetas a los brasile?os, les expuls¨® a tres jugadores y mostr¨® un caserismo exagerado. El Madrid jug¨® rematadamente mal, incluso cuando se encontr¨® con tres jugadores m¨¢s que su rival.La historia del partido hab¨ªa que dividirla en las dos partes concretas del mismo. En la inicial, el Flamengo destroz¨® con su exquisito juego al Madrid, que se encontr¨®, al igual que en la primera semifinal ante el Racing White, con un gol en contra, absolutamente merecido, por su tozudez en los fallos defensivos. El virtuosismo de los jugadores del Flamengo provoc¨® el m¨¢s claro rid¨ªculo de los blancos. El equipo de Coutinho apenas dej¨® tocar la bola? al de Molowny. Hasta pasada la media hora larga, el Madrid ni intent¨® sacudirse el dominio t¨¦cnico y estrat¨¦gico del Flamengo. Solamente un peligroso indirecto -sacado de la manga por Ausoc¨²a- que desaprovech¨® Pirri y una internada de Juanito llevaron el peligro al marco de Ra¨²l, aunque, por contra, el malague?o contrarrest¨® negativamente esta acci¨®n con dos fallos garrafales en el centro del campo que pronunciaron dos ocasiones clar¨ªsimas Para que el Flamengo marcara el segundo tanto.
No obstante, ¨¦ste ten¨ªa que llegar - ?c¨®mo no!- a cuenta de un nuevo y monumental error de la zaga blanca, en este caso de Sol, ?aunque, en realidad, el nombre apenas importa. El desbarajuste de la zaga Madridista se ha convertido en este torneo en una aut¨¦ntica piedra de alarma para los t¨¦cnicos del equipo de cara al futuro inmediato, con la Copa de Europa por medio.
Si ya en la primera mitad el se?or Ausoc¨²a hab¨ªa mostrado sus excelentes dotes caseras -el Flamengo no lo va a recusar-, en la segunda se pas¨® de la raya, no conforme con tarjetear abundantemente a los brasile?os. Mientras, Stielike se pas¨® la mitad del partido realizando entradas dur¨ªsimas, decret¨® un penalti bien provocado por el germano. Era la ocasi¨®n que esperaba, sin duda.
Tras las protestas del Flamengo y la primera expulsi¨®n, el show arbitral ya no tuvo momentos de respiro. A continuaci¨®n, ech¨® del campo a Tonin ho, el mejor hombre del Flamengo, e instantes m¨¢s tarde a Cleder. Aquello colm¨® el vaso de la paciencia brasile?a. Coutinho perdi¨® los nervios, y con ¨¦l, todos los hombres del banquillo. A todos les ense?¨® tambi¨¦n el color rojo de su tarjeta el colegiado vallisoletano. L¨®gicamente, a partir de este momento -minuto 72 de juego- el partido finaliz¨® pr¨¢cticamente para los brasile?os. O quiz¨¢ no. Si preocupante hab¨ªa sido la primera parte del Madrid, ahora, con su apabullante superioridad numenca, acrecent¨® su impotencia. Incluso -,?as¨®mbrense!- el Flamengo estuvo a punto de marcar alg¨²n que otro tanto m¨¢s, gracias a la extraordinaria capacidad individual de sus jugadores. El p¨²blico, que en su mayor¨ªa hab¨ªa animado incesantemente al equipo de Molowny, le volvi¨® descaradamente la espalda y core¨® las h¨¢biles intervenciones de los ocho supervivientes brasile?os.
De nada vale contar las dos o tres, ocasiones de gol que tuvo el Madrid y que salvaron los carlocas bajo sus palos. Eran acciones que ca¨ªan por el propio peso del ?once contra o,cho?. El equipo blanco sigui¨® mostr¨¢ndose hasta el final impotente. El equipo madridista no ha dejado buen sabor de boca entre los aficionados mallorquines. Ante el Racing no hizo buen f¨²tbol y s¨®lo le salv¨® su conocido esp¨ªritu de lucha; la patada de Benito a Cnops, adem¨¢s, desluci¨® aquella victoria. Y anoche qued¨® poco menos que humillado por los brasile?os, pese a tenerlo todo a favor. El Madrid ha mostrado en Mallorca una tremenda debilidad defensiva y un valor s¨®lo discreto en las restantes l¨ªneas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.