Barrenar las naves
Lo que ten¨ªa que pasar ha sucedido. El sector pesquero, abandonado a su suerte desde hace muchos a?os, no sabe lo que hacer ni a d¨®nde ir ( ... )Ahora, cuando el acoso en todos los mares es de verg¨¹enza -damos la sensaci¨®n de tener una flota depredadora, corsaria-, las autoridades ordenan algo as¨ª como ?barrenar las naves?. Porque el regreso de medio millar de embarcaciones a sus bases, sabiendo que de ellas es dif¨ªcil salir ya, tiene ecos de r¨¦quiem.
El tema pesquero es una de esas cuestiones que se pierden por dejadez, incompetencia y falta de empuje. Ten¨ªamos -tenemos todav¨ªa- la tercera flota del mundo en efectivos navales y humanos, que realizaba sus campa?as en los grandes viveros que hasta hace bien poco eran patrimonio com¨²n de la humanidad. Pero un grupo de Estados ribere?os consideraron que las aguas jurisdiccionales se hab¨ªan quedado estrechas y unilateralmente pusieron sus l¨ªmites en las doscientas millas, acci¨®n que dividi¨® a las naciones y produjo enfrentarnientos, que algunos llegaron a situaciones conflictivas. Espa?a, entonces, metida en su ?desarrollismo? industrial, de espalda al mar y a sus problemas, nad¨® entre dos aguas. Su posici¨®n no qued¨® definida como correspond¨ªa a una potencia pesquera que ten¨ªa mucho que perder.
La decisi¨®n comunitaria de ampliar el l¨ªmite jurisdiccional hasta las doscientas millas fue una alcaldada que romp¨ªa los moldes e incluso compromisos sancionados. No respet¨® los derechos tradicionales de flotas que desde siempre han pescado en los caladeros del Gran Sol, del Peque?o Sol, golfo de Vizcaya y ¨¢reas pr¨®ximas a Irlanda y Escocia. Ni tuvo en cuenta los graves perjuicios que ocasionaban a pa¨ªses que en su d¨ªa deber¨¢n entrar en el Mercado Com¨²n. Bruselas trat¨® el tema con mentalidad de tendero y s¨®lo vio una riqueza que apetec¨ªa de forma exclusiva. Vulner¨® convenios y tratados y llev¨® adelante una pol¨ªtica de ?dar tiempo al tiempo?. Y Espa?a, como en tantas otras ocasiones, tampoco supo reaccionar. Ten¨ªa, tiene, argumentos que convencen -lo de cerrar el estrecho de Gibraltar puede ser una an¨¦cdota-, pero no sabr¨¢ utilizarlos. Hemos doblado tanto el espinazo que ahora no nos tenemos de pie.
22 de agosto
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