El nombre que elija el nuevo Papa ser¨¢ un signo de su orientaci¨®n ideol¨®gica

De los 111 cardenales que entrar¨¢n en el c¨®nclave, uno saldr¨¢ como Papa. ?C¨®mo se llamar¨¢? Desde hace dos siglos, los papas han escogido s¨®lo ocho nombres: Benedicto, Clemente, Gregorio, Inocencio, Le¨®n, P¨ªo, Juan, Pablo. En doscientos a?os, los 34 papas se llamaron s¨®lo con estos ocho nombres. De los 262 pont¨ªfices de la historia, desde Pedro a Pablo VI, se usaron 81 nombres diversos. El nombre m¨¢s usado fue el de Juan. El Papa, apenas elegido, declara el nombre con el cual desea llamarse. Se dice que es el secreto mayor que cada cardenal lleva en su pecho cuando entra en el c¨®nclave y la primera tentaci¨®n de vanidad cuando se entera de la muerte del Papa.En realidad, el nuevo Papa puede escoger el nombre que quiere. Normalmente es una especie de programa del pontificado. Cuando el cardenal camarlengo -esta vez el franc¨¦s Villot, ex secretario de Estado de Pablo VI- pregunta al cardenal elegido: ?Quo modo vis vocari? ??C¨®mo deseas llamarte?? El nuevo, Papa puede, adem¨¢s del nombre, decir el por qu¨¦, pero no es necesario. Tampoco lo es que se cambie el nombre. Al principio, cada Papa conservaba su nombre. Parece ser que esta historia no tiene un origen muy sagrado. Seg¨²n algunos hist¨®ricos, el primer Papa que cambi¨® nombre fue Sergio IV, porque cuando era cardenal lo llamaban Os porci o Agujero sucio a causa de un defecto de la boca.

Los cardenales que se re¨²nen todos estos d¨ªas en Roma antes del c¨®nclave en congregaci¨®n general han pedido explicaciones acerca de un hecho curioso: la gran ara?a en cristal de Murano en la sala donde se re¨²nen, de vez en cuando se mueve, al parecer, misteriosamente. El Vaticano ha tranquilizado a los m¨¢s miedosos asegur¨¢ndoles que la ara?a es solid¨ªsima.

Las monjitas que se encargar¨¢n de preparar la comida para los 111 cardenales del c¨®nclave tendr¨¢n mucho trabajo. Aunque se ha dicho que todo ser¨¢ muy sencillo, lo cierto es que deben pensar en los gustos de cardenales de m¨¢s de cincuenta naciones distintas, personajes acostumbrados a dietas especiales. Pero se dice que en el c¨®nclave ning¨²n cardenal hace grandes demostraciones de no estar en plena forma de salud, ya que un cardenal delicado no es un buen candidato para Papa.

Cuando tuvo lugar la elecci¨®n de Pablo VI, el encargado de anunciar a los fieles y a los periodistas y curiosos reunidos en la plaza de San Pedro el famoso habemus Papam, fue el viejo cardenal Ottaviani. Se sab¨ªa entonces que entre Ottaviani y Montini no exist¨ªa mucha amistad. Por eso sorprendi¨® la alegr¨ªa con la cual el entonces prefecto del Santo Oficio anunci¨® la elecci¨®n de Pablo VI. Despu¨¦s, se supo que Montini fue elegido Papa gracias al apoyo que le hab¨ªa concedido en el c¨®nclave Ottaviani. Esta vez, el encargado de anunciar la elecci¨®n del nuevo Papa ser¨¢ el cardenal Pericle Felici, la figura m¨¢s importante de la Curia tradicional, el cual, adem¨¢s de ser el candidato de los cardenales m¨¢s conservadores, es el que m¨¢s se est¨¢ moviendo estos d¨ªas para frenar una candidatura progresista.

Los periodistas ya est¨¢n diciendo que, apenas se abra el balc¨®n de la bas¨ªlica de San Pedro, si no se presenta Felici, eso ser¨¢ la demostraci¨®n de que ha sido elegido Papa.

Aunque la mayor parte de los cardenales rechazaron estos d¨ªas cualquier tipo de declaraciones, algunos han hablado. Por ejemplo, el brasile?o Lorscheider dijo que el futuro Papa no deber¨¢ aplaudir ni al marxismo ni al capitalismo, porque ambas ideolog¨ªas son materialistas.