Vil¨¢ Reyes puntualiza
Sin ¨¢nimo pol¨¦mico, desear¨ªa hacer algunas puntualizaciones a los textos publicados el pasado d¨ªa 23 en el diario de su digna direcci¨®n, en los que se da cuenta de mi propuesta de pago para cumplir una sentencia que moralmente rechazo, aunque socialmente deba acatar, y de la rueda de prensa que con tal motivo tuvo lugar el d¨ªa de ayer:1. En ning¨²n momento he dicho que existiera hoy ?una gran conspiraci¨®n? en mi contra; existe, eso s¨ª, contra Matesa. Tengo pruebas documentales.
2. Es posible que yo no fuera suficientemente preciso en la rueda informativa que comentamos. Pero tambi¨¦n es cierto que ofrec¨ª -de palabra y por escrito- datos y nombres de inter¨¦s no reproducidos en la cr¨®nica: los nombres de don Ricardo Goytre, don Luis Gayo y don Javier Arauz de Robles, por ejemplo, y algunas de las ruinosas liquidaciones realizadas por el primer administrador judicial de Matesa, Manuel de la Quintana y Fergusson.
3. Con respecto a los seguros, tema en el que seg¨²n el cronista fui ?pr¨®digo en insinuaciones?, lo que intent¨¦ sintetizar y proporcion¨¦ en documento adjunto es, textualmente:
?... una vez producido el esc¨¢ndalo -se insiste, por motivos exclusivamente pol¨ªticos- se cultiv¨® sistem¨¢ticamente el error de orientar la responsabilidad hacia los organismos reguladores del cr¨¦dito p¨²blico, desvi¨¢ndola del organismo asegurador obligatorio para todo exportador, al que Matesa pag¨® -porque la ley as¨ª lo impon¨ªa- 591 millones de pesetas de primas, y que al producirse los impagos por los compradores extranjeros de mercanc¨ªas, tras la campa?a anti-Matesa dirigida por parte del Gobierno, no pag¨® un solo c¨¦ntimo por los riesgos asumidos. Si el asegurador -Compa?¨ªa Espa?ola de Seguros de Cr¨¦dito y Cauci¨®n, SA- hubiera pagado, como era su deber, no habr¨ªa habido la m¨¢s peque?a p¨¦rdida. La entidad aseguradora est¨¢ ahora siendo obligada al pago, despu¨¦s de que el Tribunal Supremo ha dictado ya contra ella sentencia condenatoria, a la que con toda seguridad seguir¨¢n otras reca¨ªdas en pleitos id¨¦nticos. Los nuevos "considerandos" del Tribunal Supremo alteran por completo el planteamiento bajo el que fueron juzgados y condenados Matesa y sus directivos, y descubren con dram¨¢tica lucidez que de haberse tenido en cuenta en el momento oportuno, el sistema asegurador hubiese venido a cubrir los riesgos y a apagar las llamaradas del esc¨¢ndalo. Desde luego, ninguno de los pol¨ªticos o funcionarios del sistema crediticio sometidos a proceso hubiese podido ser inquietado lo m¨¢s m¨ªnimo. Y, sobre todo -lo que es para m¨ª m¨¢s importante-, tambi¨¦n hubiera sido otra -muy otra- la inculpaci¨®n de que fue objeto Matesa al presentar la venta a filiales, perfectamente conocida por la aseguradora, como s¨ª fuese una falta que imped¨ªa el cobro del seguro.?
Estas consideraciones no ?contradicen? mi voluntad de saldar mi sentencia. Y al mismo tiempo desde una perspectiva constructiva tambi¨¦n me satisfar¨ªa evitar enormes perjuicios econ¨®micos y laborales al grupo asegurador y la grav¨ªsima responsabilidad de quienes debieron reasegurar y no lo hicieron. Desde el punto de vista t¨¦cnico, este hecho es el ¨²nico que hubiera debido merecer la atenci¨®n de la justicia.
4. No he realizado jam¨¢s ?insinuaciones sobre la corrupci¨®n de la oligarqu¨ªa franquista?. En la carta mencionada dirigida a Carrero Blanco, inclu¨ªa un ¨ªndice y unos datos, absolutamente exentos de juicios de valor.
5. En cuanto al art¨ªculo titulado Precisiones al se?or Vil¨¢, debo resaltar que las puertas de mi casa (no las de mi suegro, fallecido hace cincuenta a?os, y no en Caldetas, sino en San Vicente de Montalt) han estado, est¨¢n y estar¨¢n abiertas a los medios informativos. Y no es exacto que me ?jacte? de haber repatriado una importante suma de francos suizos -lo que pretendo hacer con mi oferta de pago- ni que ?no quise ponerme en contacto? para cualquier informaci¨®n. Otra cosa es que la prudencia obligue a veces al silencio, inc¨®modo para m¨ª, pero que yo no he roto.
6. Yo no ?dudo?, como se indica, del libre criterio de EL PA?S. En la referida rueda de prensa, por ejemplo, destaqu¨¦ sus cualidades de medio informativo independiente y altamente cualificado. Precisamente por ello me doli¨® de forma particular la incompleta versi¨®n publicada el d¨ªa 18 en este rotativo.
7. Por cuanto a mi capacidad legal para actuar en el extranjero, queda patente al haber sido aceptada por el registro competente, precis¨¦, incluso con an¨¦cdotas, c¨®mo se envi¨® este dinero a Vaduz; indiqu¨¦ el origen y las condiciones en que se otorg¨® el cr¨¦dito; expuse la forma de hacerlo efectivo y transferirlo al Estado; e insisto en que no se trata de ?contratos de dudoso cobro?, sino de inversiones en el extranjero que equilibraban el pasivo de la empresa. No comprendo c¨®mo pueda decirse lo contrario. Posiblemente ocurra que la cr¨®nica de su corresponsal no pod¨ªa abarcar todo lo relatado en m¨¢s de tres horas de conversaci¨®n.
8. Considero, finalmente, que el recordatorio -en veinticinco largas l¨ªneas- de las condenas que he sufrido no constituye propiamente una ?precisi¨®n?. La vida misma se ha encargado de precisarlo. Pero si el articulista considera imprescindible una alusi¨®n tan larga a las mismas, podr¨ªa haberlas acompa?ado -en virtud de ofrecer todas las caras de la verdad- de las circunstancias que las envolvieron, a saber: las pruebas que se rechazaron a mi defensa, las particularidades procesales que caracterizaron el juicio: los sutiles mecanismos que condicionaban la independencia de la justicia... Todas aquellas circunstancias, en suma, que a m¨ª me condujeron a la c¨¢rcel y no permitieron la aparici¨®n de un diario con las caracter¨ªsticas de EL PA?S.
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