Guerra civil en Nicaragua
TRES SALIDAS se abren ante el futuro pol¨ªtico de Nicaragua, atravesado ahora por una guerra civil destructora. Para Anastasio Somoza, la alternativa de futuro no puede ser m¨¢s que ¨¦l mismo, y para cristalizarla ha de hacer frente, por aniquilaci¨®n, a la insurrecci¨®n popular que se opone a lo largo del pa¨ªs a su dictadura personal. Convencido de que se trata de lograr una soluci¨®n militar, cabe decir que el se?or Somoza no ofrece salida pol¨ªtica alguna a la actual situaci¨®n del pa¨ªs. Sin embargo, parece desconocer la importancia de los movimientos pol¨ªticos que, por la derecha y por la izquierda, experimenta la Guardia Nacional nicarag¨¹ense, especie de h¨ªbrido de ej¨¦rcito y polic¨ªa de este pa¨ªs centroamericano, hasta ahora leal a Somoza.De un lado, se ha sabido ya de la existencia de un complot, abortado por el propio Tacho Somoza, para derrocarle por la derecha -valga la expresi¨®n-, cuyas cabezas visibles fueron el coronel Larios y el teniente coronel Melvyn Hodson. Ochenta jefes y oficiales, se encuentran detenidos por este motivo, y la muerte en accidente a¨¦reo del brazo derecho del se?or Somoza, Jos¨¦ Iv¨¢n Allegret, ha sido el precio que han tenido que pagar a los conspiradores.
Por la izquierda, se sabe de la existencia de contactos militares con el Frente de Liberaci¨®n Sandinista, al cual deserta progresivamente un significativo n¨²mero de soldados y, aunque m¨¢s reducido, de oficiales de la Guardia Nacional. Por lo dem¨¢s, es preciso destacar que parte del Ej¨¦rcilo busca una salida no antipopular al somocismo, cuya corrupci¨®n alcanza a los m¨¢s elevados rangos castrenses y causa malestar entre los mandos intermedios y la tropa nicarag¨¹ense, embarcados en una guerra represiva contra la poblaci¨®n.
As¨ª, pues, en el seno de la Guardia Nacional nicarag¨¹ense se gestan alternativas pol¨ªticas a Somoza. De un lado, los partidarios de un continuismo de la dictadura, sin el dictador. De otro, los militares proclives a una instauraci¨®n democr¨¢tica que saque al pa¨ªs del atolladero.
Por su parte, la burgues¨ªa nicarag¨¹ense ofrece sus modelos de salida pol¨ªtica desvinculada del dictador. Conexos ambos sectores sociales con Estados Unidos y con la fracci¨®n m¨¢s avanzada del Ej¨¦rcito, estud¨ªan conjuntamente la construcci¨®n de una salida pol¨ªtica coherente con sus propios intereses y con el deseo mayoritario del pa¨ªs para acabarcar la dictadura del se?or Somoza, y, se presentan adheridos al denominado Frente Amplio Opositor, pero carecen de un dirigente definido desde que el periodista Pedro Joaqu¨ªn Chamorro cayera asesinado.
Entre estos sectores sociales y el Frente Sandinista existe un espectro nutrido por intelectuales y personalidades progresistas que configuran el denominado grupo de los doce. Mal visto, a¨²n, por los norteamericanos, tampoco cuenta con todos los pl¨¢cemes de la poderosa oligarqu¨ªa no somocista.
En cuanto al Frente Sandinista, sus tres tendencias otrora surcadas por profundas diferencias ideol¨®gicas parecen haber olvidado hoy estas distinciones para conjugar esfuerzos y ganar la guerra civil.
Com¨²n denominador de estas opciones es, sin duda, un Gobierno provisional para cuya formaci¨®n se cuente con todas las fuerzas interesadas realmente en el derrocamiento del se?or Somoza, con todas sus consecuencias. Sin embargo, esta f¨®rmula, cuyo contenido deber¨¢ estar marcado por la instauraci¨®n de las libertades democr¨¢ticas en el pa¨ªs, tendr¨¢ que desbrozar el camino dif¨ªcil de una guerra civil, sin lugar a dudas sangrienta, donde el dictador Somoza, que carece de apoyo popular, posee a¨²n la llave militar en su mano. De la neutralizaci¨®n pol¨ªtica de la Guardia Nacional, de su desomocizaci¨®n consciente o de su depuraci¨®n apresurada, depende el perfil que adquiera el futuro pol¨ªtico de Nicaragua. Washington todav¨ªa calla.
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