Descartado en Portugal un Gobierno de coalici¨®n dirigido por socialistas
Antes de pronunciar su mensaje a la naci¨®n, a mediados de la presente semana, el presidente de Portugal, Ramalho Eanes, habr¨¢, una vez m¨¢s, mantenido contactos con los partidos y las llamadas ?fuerzas sociales?, acerca de sus propuestas de soluciones para-resolver la actual crisis pol¨ªtica.
Un acuerdo entre dos o tres partidos sigue siendo tan poco probable como el primer d¨ªa de la crisis. Los dem¨®cratas cristianos no parecen interesados en renovar su acuerdo anterior con los socialistas, y los socialdem¨®cratas, que celebraron el domingo sus primeras jornadas parlamentarias, han cerrado, al menos en apariencia, la puerta a un ?acuerdo a tres?.Por eliminaci¨®n, se puede llegar ya a ciertas conclusiones: el futuro Gobierno no ser¨¢ de coalici¨®n, ni dirigido por un socialista (los socialistas, adem¨¢s, afirman que no est¨¢n dispuestos a asumir de nuevo la responsabilidad principal de gobierno hasta 1980). En cambio, deber¨¢ tener la confianza, a la vez del general Eanes y del Partido Socialista. Es sobre este punto donde se sit¨²a el dilema crucial: conseguir el apoyo de los socialistas.
Entre ?pol¨ªticos? y ?presidencialistas?, el tono sigue subiendo en la prensa portuguesa. Los partidos y los sectores de opini¨®n que, antes del nombramiento de Nobre da Costa, opinaban que el primer ministro deb¨ªa contar previamente con el apoyo activo del PS, insisten en la necesidad de un entendimiento entre el jefe del Estado y el mayor partido nacional.
Pero hay quien opina, tambi¨¦n, que hay que proseguir la obra iniciada para apear definitivamente a los socialistas del poder. Es la estrategia que defiende con cada vez m¨¢s fuerza un amplio sector de la prensa que va de la socialdemocracia a la derecha m¨¢s conservadora. Este sector exige del general Eanes que se mantenga firme, que vuelva a nombrar a Nobre da Costa, u otro independiente, civil o militar, pero dispuesto a mostrarse m¨¢s firme en relaci¨®n a los partidos. Est¨¢ convencido de que, acosado por las dificultades internas y por el miedo a las elecciones la direcci¨®n socialista terminara por ceder.
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