Divididos y resignados, los sindicatos franceses apenas luchan contra el paro
Las dificultades econ¨®micas crecientes provocadas por la crisis que, en mayor o menor medida, afecta a todos los sectores, y el desconcierto a¨²n no superado causado por el fracaso de la Uni¨®n de la Izquierda, as¨ª como el uso mediocre que de su victoria est¨¢ haciendo la mayor¨ªa gubernamental, perfilan la situaci¨®n general precaria por la que atraviesa Francia. Ayer, nuestro corresponsal en Par¨ªs, , esboz¨® a partir de estas coordenadas las caracter¨ªsticas de la rentr¨¦e pol¨ªtica actual. Hoy informa sobre el panorama social, tambi¨¦n afectado por una cierta inquietud resignada.
?La situaci¨®n del mercado de trabajo contin¨²a siendo preocupante para finales de a?o e incluso m¨¢s all¨¢?, reconoci¨® hace una semana el ministro del ramo, Robert Boulin. Pocas horas antes los servicios de su Ministerio hab¨ªan publicado las estad¨ªsticas referentes al paro durante el ¨²ltimo mes de agosto: oficialmente se reconoc¨ªa que el n¨²mero de desempleados alcanzaba la cifra r¨¦cord de 1.200.000 personas. El ministro prometi¨® que para el segundo semestre de 1979 la ?situaci¨®n debe mejorar?, pero que los nueve meses precedentes ser¨ªan dif¨ªciles, anotando al mismo tiempo que la construcci¨®n naval ser¨¢ la m¨¢s afectada, junto a la industria sider¨²rgica, nacionalizada hace tres d¨ªas (el 75% pas¨® a manos del Estado), con la perspectiva m¨¢s o menos inmediata de despidos que dejar¨¢n sin trabajo a cerca de 20.000 obreros.El desempleo, en este oto?o de 1978, es el fantasma que se abate cada d¨ªa sobre los resortes que pilotan la vida del pa¨ªs. De todos los efectos provocados por la crisis econ¨®mica, el paro es la llaga nacional que, para no pocos observadores, ?garantiza la divisi¨®n de Francia en dos bloques, de izquierda y de derecha, irreconciliables?.
El Gobiemo no modifica su pol¨ªtica econ¨®mica
Durante los diez ¨²ltimos d¨ªas, el ministro de Trabajo ha recibido en su despacho a los representantes de todas las centrales sindicales e incluso al l¨ªder del Partido Comunista (PCF), Georges Marchais. De todos los problemas planteados por las centrales, el paro ?es el que m¨¢s -dijeron- nos quema las manos?. El dirigente socialista Michel Rocard asegur¨® el domingo ¨²ltimo que ?nunca ser¨¢ posible ning¨²n tipo de di¨¢logo con el Gobierno mientras ¨¦ste se acomode a un paro de 1.200.000 personas?.Ni las presiones verbales de los sindicatos, ni las amenazas de la oposici¨®n pol¨ªtica han hecho efecto alguno sobre la l¨ªnea que se ha trazado el Gobierno. Los sindicatos m¨¢s moderados, como Fuerza Obrera o la Confederaci¨®n Francesa de Trabajadores Cristianos (CFTC), no consiguieron del ministro el m¨¢s m¨ªnimo eco para sus quejas. Los l¨ªderes de las dos centrales de izquierdas, que son las m¨¢s potentes del pa¨ªs, la Confederaci¨®n General de Trabajadores (CGT), de tendencia comunista, y la Confederaci¨®n Francesa Democr¨¢tica del Trabajo, (CFDT), socialista autogestionaria, ¨²nicamente pudieron decir, al abandonar al se?or Boulin, que salieron ?con las manos vacias?. El Gobierno, apoyado por la fuerza ?moral? que le inyect¨® el fracaso de la izquierda en las elecciones, no est¨¢ dispuesto a modificar en nada sus objetivos econ¨®micos, aunque las consecuencias no sean ?amables? en el dominio social: la competitividad industrial es el imperativo n¨²mero uno de la pol¨ªtica econ¨®mica que administra al pa¨ªs el primer ministro Raymond Barre.
Por lo dem¨¢s, para amortiguar los estragos del paro, el Gobierno ?favorecer¨¢ la creaci¨®n de empleos y es de esperar que al mejorar la coyuntura internacional se producir¨¢n efectos ben¨¦ficos tambi¨¦n en este aspecto?. El presidente de la Rep¨²blica, Valery Giscard d'Estaing, declar¨® anteayer que ?es preferible aumentar la producci¨®n que compartir el paro?.
Resignaci¨®n gremial
Los sindicatos, por su lado, parecen resignarse ante el panorama descrito. La CGT (m¨¢s de dos millones de afiliados) y la CFDT (un mill¨®n largo), impresionadas por la dura situaci¨®n econ¨®mica francesa y mundial, y maltrechas a¨²n tras el rev¨¦s electoral de los comicios legislativos de marzo, ni se entienden a la hora de elaborar la acci¨®n, ni en definitiva se atreven a tomar iniciativas. Ha sido necesaria la nacionalizaci¨®n de la siderurgia en Lorena, hace tres d¨ªas, considerada por los obreros como ?el asesinato de este sector, destinado a licenciar obreros y a cerrar empresas?, para que las dos centrales llamen a una huelga de veinticuatro horas para el lunes pr¨®ximo. Pero, en el plano nacional, nada presagia reacciones sociales de envergadura.
Desacuerdo entre socialistas y comunistas
Los secretarios generales de los dos sindicatos, Georges Seguy (CGT) y Edmond Maire (CFDT), se reunieron oficialmente por primera vez despu¨¦s de las elecciones legislativas para comprobar, tras m¨¢s de hora y media de discusi¨®n, que su desacuerdo es m¨¢s o menos total a prop¨®sito de los medios de acci¨®n oportunos en la coyuntura socio-econ¨®mica presente.Este desacuerdo surge de los an¨¢lisis diferentes que hacen las dos centrales sobre la naturaleza de las dificultades econ¨®micas del pa¨ªs, es decir, de la crisis, y de las razones de la desuni¨®n de la izquierda, acentuada por el fracaso legislativo.
Para el se?or Maire, la CGT contin¨²a siendo el portavoz del Partido Comunista y no es una central aut¨®noma, lo que le conduce a subordinar su estrategia a la del partido o, lo que es igual, a privilegiar el cambio por la v¨ªa pol¨ªtica. ?En 1968 -explica Maire-, conseguimos una poderosa movilizaci¨®n popular sin alternativa pol¨ªtica. En 1978 exist¨ªa una alternativa pol¨ªtica, pero no una movilizaci¨®n popular.? Para la CFDT, en suma, la ?biblia? del ?programa com¨²n? no fue suficiente; en particular ?la l¨®gica productivista y el dirigismo de Estado no se pusieron en entredicho?, en detrimento de la autogesti¨®n, del nuevo modo de crecimiento y del nuevo modo de consumo.
La CGT, por el contrario, apoyada siempre en su ?pasado glorioso?, estudia el fracaso de la izquierda y analiza el porvenir bas¨¢ndose esencialmente en los esquemas cl¨¢sicos de la lucha de clases para la conquista del poder y tambi¨¦n para realizar las nacionalizaciones que, en su opini¨®n, como en la del PCF, ?servir¨ªan para superar la crisis econ¨®mica?, todo ello con un partido comunista como ?vanguardia de las masas?.
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