Persia, pieza clave y aliado imprescindible para Occidente
Durante cinco a?os, desde que la guerra ¨¢rabe-israel¨ª de octubre de 1973 cuadriplicara los precios del petr¨®leo, el sha Mohamed Reza Pahlevi, ha tratado de convencer a sus conciudadanos de que para fines de este siglo Ir¨¢n ser¨¢ una gran potencia mundial. Con una poblaci¨®n de 36 millones de habitantes que para el a?o 2000 ser¨¢ de sesenta a 65 millones y unos ingresos actuales por exportaci¨®n de petr¨®leo de 25.000 millones de d¨®lares, que pueden haberse duplicado para la misma fecha, el mundo se ha convencido de que estos sue?os del monarca persa en verdad podr¨ªan convertirse en realidad.
Tercera reserva mundial de cobre, con unos yacimientos importantes de oro negro a¨²n no puestos a producir, con una notable variedad de otros minerales, y una industrializaci¨®n en desarrollo que con todos los defectos que se le atribuyen es la ¨²nica de proporciones considerables en la regi¨®n, Ir¨¢n realmente est¨¢ creando las bases para jugar ese papel.Su situaci¨®n geogr¨¢fica, como tap¨®n entre el Asia Oriental y Menor, su enorme poder¨ªo militar y sus alianzas exteriores le han convertido en una pieza clave de la que depende toda la estabilidad de una veintena de pa¨ªses del mundo. Sur¨¢frica, que importa el 90% del petr¨®leo que consume de Ir¨¢n; Israel, que le compra el 60%; Jap¨®n, que con los 812.000 barriles diarios que recibe de los pozos iran¨ªes (un 16% de sus necesidades) es con mucho el mejor cliente de Ir¨¢n, y otra media docena de pa¨ªses europeos, entre ellos Espa?a, que consume doce millones de toneladas de petr¨®leo iran¨ª al a?o (de un consumo total de 46 millones), pueden verse seriamente afectados en caso de una interrupci¨®n persistente de la exportaci¨®n de crudos iran¨ªes.
La capacidad de supervivencia de Israel, con toda la ayuda econ¨®mica y militar que le puede ofrecer Estados Unidos en caso de guerra, se ver¨ªa seriamente amenazada de producirse alg¨²n problema en los abastecimientos que recibe de Ir¨¢n. De hecho, los recientes disturbios y las incertidumbres en este terreno, han llevado ya a Tel-Aviv a concluir contratos de suministro de petr¨®leo con M¨¦xico.
Un reforzamiento del poder de los chiitas en Ir¨¢n, en donde constituyen el 90% de la poblaci¨®n, tendr¨ªa repercusiones considerables en Irak, en donde los chiitas tambi¨¦n son mayor¨ªa pero sin embargo el poder es detentado tradicionalmente por los sunitas. En L¨ªbano, donde la poblaci¨®n es tambi¨¦n mayoritariamente chiita, gobierna la minor¨ªa maronita (cristiana) compartiendo el poder con los sunitas.
La India con diecisiete millones de chiitas, Pakist¨¢n con quince millones, Afghanist¨¢n con ocho, e incluso la propia URSS, en donde los correligionarios de esta secta alcanzan los tres millones y medio, se ver¨ªan sometidos a presiones para que sean alteradas las actuales estructuras del poder si los chiitas de Ir¨¢n alcanzaran influencia y mando.
Por el contrario, la perspectiva de un cambio de orientaci¨®n pol¨ªtica del r¨¦gimen, de una adaptaci¨®n de sus alianzas internacionales, ser¨ªa -en opini¨®n de la mayor¨ªa de los expertos norteamericanos en Ir¨¢n- motivo suficiente para una tercera guerra mundial. En Teher¨¢n nadie duda de que si en alg¨²n momento este escenario fuese posible, la intervenci¨®n militar norteamericana ser¨ªa fulminante. Un debilitamiento de la alianza de Ir¨¢n con Occidente, por ahora s¨®lo te¨®ricamente posible, arrastrar¨ªa la ca¨ªda de los reg¨ªmenes de Arabia Saudita, Kuwait, Bahrein y los emiratos del golfo, y las rutas del petr¨®leo hacia Europa y otros pa¨ªses occidentales quedar¨ªan definitivamente amenazadas.
Este pa¨ªs, tan importante y tan imprescindible para Occidente, est¨¢ sin embargo gobernado por una monarqu¨ªa que subsiste gracias a la fidelidad de la casta militar, que es, en el fondo, la que trajo al poder en 1925 a la dinast¨ªa de los Pahlevis. Frente a ese poder absoluto y represivo, s¨®lo la religi¨®n musulmana est¨¢ organizada con sus ayatollahs y mullahs (sacerdotes).
La estrat¨¦gica posici¨®n de Ir¨¢n en el mundo y las repercusiones que cualquier modificaci¨®n de su equilibrio interno tendr¨ªan sobre una veintena de pa¨ªses han motivado que los incidentes actuales, que se prolongan desde primeros de a?o, sean considerados con una extraordinaria cautela, incluso por aquellos interesados en la desestabilizaci¨®n de la regi¨®n. Esto, sin embargo, empieza a cambiar ante la posibilidad de la ca¨ªda del sha y las grandes y peque?as potencias comienzan a mover sus peones.
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