La aventura del "Casanova" de Fellini
En 1972, el productor Dino de Laurentis propone a Federico Fellini hacer una versi¨®n cinematogr¨¢fica de las Memorias, de Giacomo Casanova, el famoso libertino del siglo XVIII que describi¨® en miles de p¨¢ginas sus aventuras er¨®ticas. Firman un contrato y Fellini empieza a escribir el gui¨®n con Bernardino Zapponi. ?Le¨ª las Memorias y fui preso de una sensaci¨®n de v¨¦rtigo y de la mortificante impresi¨®n de haber dado un paso en falso?, dice Fellini recordando el comienzo de la aventura. ?Le¨ª a Casanova con una desconfianza y una rabia crecientes. Cada vez que acababa una p¨¢gina, no la pasaba, la arrancaba. Para m¨ª Casanova no existe, no lo encontr¨¦ en esa especie de gu¨ªa telef¨®nica de vicisitudes art¨ªsticas, inexistentes y aburrid¨ªsimas que son sus Memorias. ?
Se aplaza el rodaje porque Fellini debe hacer Amarcord. En 1974, el gui¨®n est¨¢ terminado, pero De Laurentis se retira del proyecto porque el presupuesto se ha triplicado a causa de la crisis econ¨®mica. El gui¨®n pasa por las manos de otros productores que ya han trabajado con Fellini, pero lo rechazan por excesivamente caro. Por fin, Alberto Grimaldi destina 6.000 millones de liras a la pel¨ªcula, se elige Donald Sutherland como protagonista y empiezan a construirse los decoradores en Cinecitt¨¢.
??Casanova!?, exclama Fellini. ??El m¨¢s brillante de los seductores! ?El aventurero que ha triunfado! ?El malabarista capaz de barajar 10.000 mujeres guapas con los dedos de una mano! Esto es lo que excitaba a los productores desde que me mostr¨¦ dispuesto a rodar esta pel¨ªcula. Sin embargo, he hecho todo lo que he podido para evitar malentendidos, he clamado lo que pienso de este veneciano petulante, pero ha sido in¨²til. Todo el mundo admira a Casanova, le envidia, est¨¢ celoso de ¨¦l. Y, efectivamente, ?qu¨¦ hombre! Seg¨²n ¨¦l ha hecho de todo, ha visto de todo, ha conocido todo. Ni la mejor sociedad, ni la alcoba, ni la mesa de juego tienen secretos para ¨¦l. Se siente a gusto en cualquier pa¨ªs, no le repele ning¨²n alimento. Habla todas las lenguas vivas y muertas. Domina sin distinci¨®n todas las ciencias acad¨¦micas y ocultas. Sabe de memoria todo Ariosto. Baila como un angel, monta a caballo como un centauro, maneja con virtuosismo tanto la espada como el viol¨ªn, puede hacer el amor diez veces por noche. ?Pero qu¨¦ quiere probarnos debati¨¦ndose de este modo? ?Qu¨¦ ha vivido intensamente? Seg¨²n mi humilde parecer, su perpetua hu¨ªda, su necesidad enfermiza de acumular hechos y gestos, su incapacidad para construir unas relaciones aut¨¦nticas y verdaderas, prueban m¨¢s bien que nunca ha salido del vientre de su madre. Por eso, mi Casanova no es m¨¢s que un maniqu¨ª electrificado, o un fantasma sorprendido en la niebla por una c¨¢mara, que deja escapar retazos de respuestas a las inconvenientes preguntas que le hace un entrevistador indiscreto.?
El 21 de julio de 1975 comienza el rodaje en el estudio cinco de Cinecitt¨¢ con una tempestad sobre la laguna de Venecia. Pero los problemas de la pel¨ªcula no han terminado. En agosto roban nueve rollos de negativo, junto con otros de pel¨ªculas de Pasolini y Damiani, de los laboratorios Teclinicolor de Roma. ?Jam¨¢s deber¨ªa haber aceptado hacer esta pel¨ªcula, ser¨¢ la peor que haya hecho nunca?, comenta con frecuencia Fellini durante el rodaje. Se sobrepasan las veinti¨²na semanas inicialmente previstas, el presupuesto se agota y todav¨ªa queda mucho por rodar. Grimaldi se pelea con Fellini y decide suspender el rodaje. ?El m¨ªo no es un contrato, es una sentencia. La m¨ªa no es una experiencia art¨ªstica, sino una preparaci¨®n carcelaria?, declara Fellini durante los meses de pausa. ?El viaje de Casanova no ha sido desquiciado y alegre, imprevisible y estimulante, sino un trabajo duro y extenuante, sin alegr¨ªa y sin felicidad. ?
Cuatro a?os despu¨¦s de iniciarse, con un coste final de 29.000 millones de liras, se estrena Casanova, la primera pel¨ªcula de Fellini cuya versi¨®n original es inglesa. Es recibida con frialdad y tiene mucho menos ¨¦xito que sus obras anteriores. Despu¨¦s de Ocho y medio, la obra maestra de Fellini, su incapacidad para contar una historia cada vez es m¨¢s manifiesta. Sus pel¨ªculas se reducen a cuadros vivientes, m¨¢s o menos atractivos, sobre un determinado tema. Tras Roma y Amarcord, sus mejores logros en este terreno, fracasa al no saber dotar de vida y de un desarrollo a Casanova. A lo largo de 163 minutos se suceden una serie de escenas, con la magia y belleza que sabe crear en sus peculiares reconstrucciones de la realidad en estudio, pero la pel¨ªcula se reduce a eso. El Oscar concedido a Danilo Donati, por los decorados y trajes realizados sobre ideas de Fellini, dan una idea exacta de la pel¨ªcula.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.