La mayor parte del dinero de la fiesta es para los empresarios

El espect¨¢culo taurino tiene muchos agujeros por los que hace agua, y uno de el los es el de la ganader¨ªa de bravo. Criar toros, salvo raras excepciones, supone perder dinero. Los ganaderos salmantinos afirman que, por cada cinco corridas que venden, pierden medio mill¨®n de pesetas. Producir un toro, sin beneficios, cuesta 169.000 pesetas.

El otro t¨¦rmino del binomio fundamental de la fiesta, el torero, a¨²n est¨¢ peor: la mayor parte de ellos ni siquiera ganan para vivir. En su d¨ªa ya nos, ocupamos de este tema, a la luz de las actuaciones que cada uno hab¨ªa sumado por temporada.Por otra parte, el espect¨¢culo es tremendamente caro. En cualquier feria, un tendido de sombra vale entre las setecientas y las mil pesetas, o m¨¢s. Y las plazas ofrecen magn¨ªficas entradas, cuando no el lleno completo. Un empresario tan representativo como es Diodoro Canorea, gerente de La Maestranza, de Sevilla, ha afirmado repetidas veces que la temporada 1978 ha sido, econ¨®micamente, una de las mejores.

Entonces ?qui¨¦n se lleva el dinero de los toros? No creemos que haya que, investigar. demasiado: si el p¨²blico acude a los cosos y paga caro; si los ganaderos pierden y los toreros ganan poco, ser¨¢ el empresario quien se beneficie de la mayor parte de los ingresos por taquilla.

Desde que toreros y ganaderos dejaron de ser los mandones de la fiesta, el espect¨¢culo va dando tumbos, cada vez m¨¢s violentos, y acabar¨¢ por romperse. En los a?os cuarenta mandaba el apoderado y all¨ª empez¨® el declive, Despu¨¦s el empresario le arrebat¨® la hegemon¨ªa y se acentu¨® la decadencia. Finalmente, el empresario se hizo exclusivista, con lo cual el toreo ha entrado en su peor ¨¦poca t¨¦cnica y art¨ªstica. La rector¨ªa de apoderados, empresarios y exclusivistas, sin que nadie limite sus poderes, sin que haya quien impida sus errores o los corrija, ha sido un fracaso estrepitoso.

Pero llegar¨¢ un d¨ªa en que la gran legi¨®n de toreros se negar¨¢ a arriesgar la vida por nada y en que los ganaderos no querr¨¢n criar toros. Estos han empezado ya, de hecho muchos han reducido la producci¨®n de toros, y los salmantinos manifiestan que est¨¢n dispuestos a dedicar su actividad y sus fincas a otra cosa, si no les pagan mejor las reses bravas.

Ya vemos venir la reacci¨®n de los empresarios: remover Roma con Santiago para que sea el Estado el que cargue con el peso econ¨®mico de la mejora que piden los ganaderos. Y si no lo consiguen, subir¨¢n el precio de las localidades. Lo mismo si son los toreros quienes hacen el plante y piden mejoras reales y sustanciales. Est¨¢ claro que los beneficios de los empresarios son sagrados. Para ellos, por supuesto. Por algo mandan en esto de la fiesta.