Cine navide?o
Anta?o, la ense?anza los colegios inclu¨ªa una asignatura denominada Historia Sagrada, a trav¨¦s de la cual los escolares conoc¨ªamos el nacimiento, avatares y triunfo definitivo del cristianismo. Apartado importante supon¨ªa en ella la Vida de Jes¨²s, abundantemente ilustrada con im¨¢genes piadosas.Tal viene a ser en esencia la intenci¨®n del filme de Zeffirelli: ilustrar a los espectadores de TV -pues para tal medio ha sido relaizada- sobre los tiempos, modo y acontecer de unos a?os decisivos. Sin embargo, la importancia de estos a?os es tal, su iconograf¨ªa, a trav¨¦s de los siglos, tan diversa y abundante, las lagunas a salvar tan vagas y profundas que no es de extra?ar si tantos otros realizadores fracasaron en sus diversos intentos a lo largo de la historia del cine.
Jes¨²s de Nazaret
I parte.Direcci¨®n: Franco Zeffirelli. Gui¨®n de Zeffirelli, Anthony Burguesy Syso Cecchi d'Amico. Actores: Robert Powell, AnneBrancfort, Valentina Cortese, James Farentino, James Earl Jones, James Mason, Donald Palesence, Christofer Plumer, Fernando Rey, Peter y, Michel York. Italia. Color. Local de estreno: Palacio de la M¨²sica.
En este caso, Zeffirelli se ha mantenido fiel¨¢ los Evangelios, incluso en las im¨¢genes filmadas en T¨²nez, en la ambientaci¨®n y ceremonias y paisaje. Pero la historia de Jes¨²s, como cualquiera adivina, es algo m¨¢s que una ambientaci¨®n adecuada o un respeto poco inspirado del que en esta ocasi¨®n se hace gala todo a lo largo de la primera parte del relato. Sus palabras, de todos sabidas, se dir¨ªa que no trascienden en ning¨²n momento, no conmueven, se quedan en poco m¨¢s que palabras, en repetici¨®n oral del un texto que el espectador repite mentalmente.
Entre la ilustraci¨®n m¨¢s o menos fiel, y la monoton¨ªa de una serie de escenas que pronto, se adivinan, se dir¨ªa que Zeffirelli ha dejado de Iado toda inspiraci¨®n, confiado en la eficacia de sus actores. Robert Powell, a quien en un principio se contrat¨® para interpretar a Judas, f¨ªa m¨¢s su trabajo un tanto amanerado a su f¨ªsico, a su fotogenia que a otro tipo de virtudes en este filme in¨¦ditas. El realizador se recrea en sus ojos que miran, por lo com¨²n, al vac¨ªo, m¨¢s que a su pueblo en torno, ajeno a casi todo, salvo a componer una imagen de Jes¨²s convencional de acuerdo con las im¨¢genes de Guido Reni.
El resto del reparto que incluye a Fernando Rey en el papel de rey mago, facilita a los espectadores el habitual juego de reconocer los diversos rostros famosos que lo componen hasta un total de m¨¢s de doscientos. Unos m¨¢s acertados, otros completamente fuera de lugar y tono como ese Juan Bautista cavern¨ªcola y grit¨®n o la escena facilona del endemoniado dentro de la tradici¨®n del peor cine italiano de ¨¦poca, cubre mal que bien esta empresa multinacional para espectadores convencidos de antemano, nacida no en Bel¨¦n, precisamente, sino de un acuerdo entre la RAI, la ITC y la Televisi¨®n Independiente Brit¨¢nica, a la que se unir¨ªan posteriormente la NBC y la General Motors.
Si lo que es bueno para la Genetal Motors es bueno para Estados Unidos, no puede decirse lo mismo de Zeffirelli, pues en este caso se trata de su peor pel¨ªcula. En ella se evidencia un formalismo casi constante que no llega a enmascarar su escaso entusiasmo puramente est¨¦tico, por la historia. Ni su arqueolog¨ªa cinematogr¨¢fica, ni su folklore mal asimilado, ni sus cabalgadas ex¨®ticas dignas de un spot de televisi¨®n en color a?aden un ¨¢pice a sus filmes anteriores, ni grandeza al relato, ni verosimilitud a un gui¨®n ya de por s¨ª bastante premioso. Este filme, a pesar de sus alusiones a problemas y actitudes actuales, viene a dar la raz¨®n a los que niegan a la peque?a pantalla todo valor fuera de lo puramente informativo. Limitaci¨®n que ser¨ªa de tener en cuenta si la misma RAI no hubiera producido esa serie magn¨ªfica titulada Leonardo da Vinci.
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