Confusi¨®n en torno al "Cruz del Mar"
PARECE QUE comienza a instalarse en los h¨¢bitos pol¨ªticos del Gobierno espa?ol la tendencia a que sea el ciudadano quien a trav¨¦s de informaciones recortadas deduzca por s¨ª mismo la verdad en aquellos casos que afectan gravemente a la seguridad del Estado o de la naci¨®n.Despu¨¦s de la ?Operaci¨®n Galaxia?, la soluci¨®n del caso del asesinato de los pescadores del Cruz del Mar puede quedar como un nuevo ejercicio para las aptitudes detectivescas de nuestros conciudadanos. Hace ya m¨¢s de tres semanas que el ministro de Transportes regres¨® de Canarias con la ?certeza de haber reunido pruebas con cluyentes? que permit¨ªan al Gobierno identificar a los autores del atentado terrorista que cost¨® la vida a ocho pescadores espa?oles. Tres semanas despu¨¦s esperamos esas supuestas pruebas, y todo sugiere que las mismas podr¨ªan ser utilizadas para incriminar indistintamente a los diferentes posibles autores o incitadores de los hechos.
Durante una semana, las identificaciones llevadas a cabo por los. supervivientes permit¨ªan sospechar que podr¨ªa tratarse de una operaci¨®n del Polisario. De repente, el representante de ese Frente, reci¨¦n llegado de nuevo a Madrid, ha afirmado en una conferencia de prensa, de la cual por primera vez TVE actu¨® como caja de resonancia, que su organizaci¨®n no es culpable y que tienen todas las pruebas sobre qui¨¦nes son los autores a la disposici¨®n del Gobierno espa?ol si ¨¦ste las solicita.
Lo inconcebible de todo esto es c¨®mo una organizaci¨®n que es una de las partes acusadas en el caso no ha sometido de motu proprio esas pruebas a las autoridades, de la misma manera que es l¨®gico suponer que no se habr¨ªa permitido al Polisario un nuevo foro informativo como el de anteayer si ?aquellas pruebas concluyentes?, que dec¨ªa traer el ministro de Transportes, no le exoneraran, al menos en opini¨®n de un sector del Gobierno. De lo contrario no habr¨ªa explicaci¨®n para esa pasividad gubernamental.
Durante toda la campa?a de la izquierda espa?ola contra el Acuerdo Tripartito de Madrid, el Polisario prometi¨® denunciar con nombres y apellidos a los espa?oles que acusaba de haberse beneficiado con ?la venta del Sahara a Marruecos y Mauritania?. Nadie ha recibido hasta ahora o hecho p¨²blicas esas revelaciones.
Sin embargo, ahora cabe pensar, al menos en,beneficio de la dignidad de este pa¨ªs, que no se trata de un gesto propagand¨ªstico; que nadie intenta negociar esas pruebas a cambio de algo m¨¢s; que nadie quiere divertir a la opini¨®n p¨²blica, porque ya no estamos para diversiones.
Partiendo de estos supuestos, ?qu¨¦ nos queda?: ?que las pruebas acusan a Marruecos, a un GRAPO-marroqu¨ª o a un tercero que no es ni Marruecos ni el Polisario? ?Que el Gobierno no logra unanimidad para decidir c¨®mo abordar la situaci¨®n dada la gravedad que supondr¨ªa la implicaci¨®n de un Estado?
El gesto del Gobierno espa?ol hace unos d¨ªas afirmando que la Armada defender¨ªa a nuestros pescadores, con toda la dignidad que proyecta, a¨²n no se ha explicado c¨®mo podr¨¢ ponerse en pr¨¢ctica en unas aguas territoriales cuya soberan¨ªa reclaman dos Estados y el Polisario, a menos que haya decidido recordar a Rabat y Nuakchott, que Espa?a ha cedido la administraci¨®n pero no la soberan¨ªa del Sahara y que est¨¢ decidido a patrullar esas aguas.
Lo concreto es que estamos ante unos hechos graves que no se quiere o no se pueden afrontar y que de nuevo los intereses pro argelinos o pro polisarios o pro marroqu¨ªes nos convierten en centro de confrontaci¨®n. Dicho de otra forma, que la guerra del Sahara, por nuestras debilidades reales o supuestas, por la ausencia de una pol¨ªtica de Estado asumida por todos, se nos traslada a Madrid o contra intereses y ciudadanos espa?oles. Nada pues m¨¢s lejos de las intenciones proclamadas por la diplomacia espa?ola de mediar en el conflicto. No s¨®lo no mediamos, sino que contra Espa?a empiezan a desaho garse unos y otros. Es hora de hacer comprender a todos, con hechos, que no podr¨¢n volver sus furias contra Espa?a. Pero tambi¨¦n es hora de que el Gobierno com prenda que el acercamiento a una parte no puede ser en detrimento de la otra y que no podemos permitirnos ese juego pol¨ªtico.
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