Un cierto chauvinismo
Si en el ¨²ltimo filme de Costa Gavras un americano serv¨ªa como reh¨¦n por razones pol¨ªticas de r¨¦gimen interior, en ¨¦ste de Alan Parker, otro americano paga con la prisi¨®n las consecuencias de un arreglo de cuentas entre pa¨ªses, en este caso entre Turqu¨ªa y la Am¨¦rica de Nixon. Parece que se trata de un hecho cierto, sucedido apenas hace un lustro y, sin embargo, nos remonta a viejas historias de rencillas entre turcos y cristianos habituales para los espa?oles de nuestro siglo de oro.Razones de prestigio nacional, resentimiento, complejo de frustraci¨®n y una administraci¨®n corrompida se abatir¨¢n sobre el protagonista para empujarle, desde una justa condena de cuatro a?os hasta la eternidad de una absurda cadena perpetua.
El expreso de medianoche
Direcci¨®n: Alan Parker.Gui¨®n: Oliver Stone. M¨²sica: Giorgio Moroder. Seg¨²n el libro de Billy Hayes y William Hoffer. Aventuras. Color. EEUU. 1976. Local de estreno: Callao.
En la prisi¨®n de la vieja Estambul, especie de Ba?os de Argel, que tan bien conociera Cervantes, se dan cita no s¨®lo la vida, la soledad o la muerte sino el sadismo de los carceleros, la delaci¨®n, la humillaci¨®n sistem¨¢tica y el trato homosexual m¨¢s o menos declarado. Todo ello se nos presenta con una t¨¦cnica impecable y una excelente fotograf¨ªa. De no serlo tanto, pensar¨ªamos hallarnos ante un documental, tal es la fuerza y la violencia de las im¨¢genes. Hay en el filme un af¨¢n de denuncia a nivel individual y un af¨¢n bastante general por jugar las mejores bazas del lado americano. La Turqu¨ªa de hoy, campo de despegue, por cierto, hasta hace poca de aviones esp¨ªas norteamericanos, se nos presenta como un lugar envilecido, al que el protagonista llama repetidamente pa¨ªs de cerdos y al que el padre insulta cuando se le condena por una falta que ha cometido evidentemente al intentar sacar de contrabando una partida de hach¨ªs.
En tal sentido, el filme viene a seguir la l¨ªnea tradicional de tantos otros en los que el cine de EEUU desde?a, cuando no insulta, abiertamente a todos aquellos que no le son afines o gratos, sobre todo si se hallan fuera del ¨¢rea anglosajona. Despu¨¦s de aquellos alemanes necios que perdieron la guerra de Europa, de rusos toscos, de chinos elementales, parece como si hubiera sonado la hora de los turcos crueles, chauvinistas, ladinos y sanguinarios. La pel¨ªcula nos los muestra as¨ª: verdaderos demonios en un infierno de locos, frente al c¨®nsul americano, arc¨¢ngel salvador de compatriotas en apuros.
El filme se resiente de esta absoluta dicotom¨ªa en dos bandos opuestos y enfrentados: el uno, inmensamente injusto; el otro, justo dentro de ciertos pecados veniales. Se resiente tambi¨¦n de una fuga final demasiado f¨¢cil y de un ep¨ªlogo que recuerda los de los filmes de guerra cuando, tras el desenlace, un r¨®tulo oportuno nos anunciaba que el h¨¦roe vencido hab¨ªa sido finalmente liberado.
Por lo dem¨¢s, la historia, rodada en escenarios naturales casi toda, a pesar de sus llamadas a la compasi¨®n, justificadas s¨®lo en la segunda parte, mantiene un inter¨¦s constante, est¨¢ muy bien interpretada.
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