Los acuerdos sobre las bases acabaron con la idea de la provisionalidad del r¨¦gimen de Franco
Los convenios firmados por Espa?a y Estados Unidos en 1953 para que Washington pudiera estacionar fuerzas militares en nuestro pa¨ªs supusieron el fin de la idea mantenida por algunos medios pol¨ªticos sobre la provisionalidad del r¨¦gimen del general Franco. Antonio Marquina explica en este art¨ªculo por qu¨¦ Franco pudo definir los acuerdos como uno de los m¨¢s importantes logros de la pol¨ªtica exterior espa?ola contempor¨¢nea. Con veinticinco a?os de perspectiva, hoy se puede afirmar que los convenios se fraguaron en el Alto Estado Mayor y no en el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Brevemente, y a nivel de conocimiento hoy d¨ªa posible, diremos que los convenios se fraguaron principalmente en el Alto Estado Mayor y no en el Ministerio de Asuntos Exteriores, y que Franco acept¨® la propuesta americana con satisfacci¨®n.El Gobierno espa?ol autoriz¨® al Gobierno de Estados Unidos a desarrollar, mantener y utilizar para fines militares, juntamente con el Gobierno de Espa?a, zonas e instalaciones.
Los mandos militares americanos estaban capacitados para conceder las autorizaciones de vuelo, teniendo la aviaci¨®n y la defensa a¨¦rea de Espa?a prioridad.
Las bases a¨¦reas que se derivan de estos convenios pertenec¨ªan al SAC americano, que no estaba integrado en la OTAN y son bases at¨®micas, no siendo aut¨¦nticas bases conjuntas o bases dependientes de un ¨®rgano distinto de los Estados como las de la OTAN.
La asistencia y suministros a prestar a las Fuerzas Armadas espa?olas por Estados Unidos ven¨ªa condicionada por sus compromisos internacionales, las exigencias de la situaci¨®n internacional y concesiones de cr¨¦ditos por el Congreso, siendo esta naci¨®n la que interpretar¨ªa estas condiciones.
La defensa exterior de Espa?a en caso de ataque correspond¨ªa a nuestra Administraci¨®n militar, si bien los planes del Pent¨¢gono, como vimos, reconoc¨ªan la importancia estrat¨¦gica de Espa?a y la necesidad de apoyo en caso de conflagraci¨®n general. Pero esto no aparec¨ªa en los convenios.
La firma de los convenios, junto con la vuelta de los embajadores en 1951 y la firma del Concordato en este mismo a?o 1953, contribuy¨® a difuminar las ideas acerca de la provisionalidad del r¨¦gimen del general Franco. La prensa espa?ola, siguiendo las directivas oficiales, los present¨® como un triunfo del r¨¦gimen por su continuada pol¨ªtica anticomunista. Franco, ante las Cortes, los defini¨® como los m¨¢s importantes logros de la pol¨ªtica exterior.
En Inglaterra, el nuevo Gobierno conservador mantuvo una actitud consecuente con el punto de vista previamente expuesto. Los convenios eran un mero asunto entre dos pa¨ªses que no entraba en conflicto con los intereses brit¨¢nicos. El Partido Laborista, por el contrario, consider¨® la participaci¨®n espa?ola en los planes de seguridad occidentales como una necesidad extremadamente desagradable, manteniendo una actitud b¨¢sica de desconfianza hacia los esfuerzos norteamericanos. Esta misma divisi¨®n clara entre derecha e izquierda se hizo perceptible en Francia y B¨¦lgica. En Holanda no existieron tantos comentarios adversos como eran de esperar.
Las relaciones entre Espa?a y Estados Unidos se hicieron, a partir de este momento, muy cordiales, tanto, que incluso la controversia arrastrada desde la guerra civil sobre la legitimidad del r¨¦gimen espa?ol se diluy¨®. Desde un punto de vista econ¨®mico, desde 1951, a?o en que comenzaron las operaciones, a 1957, el Export-Import Bank hab¨ªa concedido 94 millones de d¨®lares en pr¨¦stamos y se hab¨ªan suministrado a Espa?a 538 millones de d¨®lares en bienes y servicios.
En 1959 el SAC contaba, entre otros, con 1.250 bombarderos medios B-47, con autonom¨ªa de 6.000 millas, y m¨¢s de 450 bombarderos B-52, de ocho motores de reacci¨®n, con una autonom¨ªa de 6.000 millas, capaces ambos de repostar en el aire. En total el SAC ten¨ªa setenta bases dentro y fuera de Estados Unidos. Espa?a era la sede de la 16.? Fuerza A¨¦rea.
Estos planteamientos estrat¨¦gicos, si bien a otro nivel, han sido puestos de actualidad recientemente por el general belga Close, al afirmar que las fuerzas convencionales sovi¨¦ticas llegar¨ªan al Rin en 48 horas en caso de conflicto, considerando adem¨¢s que si se perd¨ªa Alemania estaba perdida Europa. El almirante norteamericano H. Moore, por su parte, desvelaba que Espa?a est¨¢ considerada como el ¨²ltimo reducto de la OTAN en caso de una retirada provocada por el derrumbamiento del frente central. En esta situaci¨®n, las plausibles propuestas rumanas de una zona desmilitarizada no dejan de ser un p¨ªo deseo, aunque por algo haya que empezar. El destino de Espa?a est¨¢ ligado a Europa y habr¨¢ que buscarse alguna f¨®rmula viable de cooperaci¨®n. Lo que s¨ª es evidente es que el tema de las bases en Espa?a exige nuevos planteamientos.
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