Apoyo de la mayor parte de los partidos pol¨ªticos europeos a la entrada de Espa?a en la CEE
Espa?a ha superado los impedimentos pol¨ªticos que se oponian a su ingreso en la Comunidad Econ¨®mica Europea. Esta es la opini¨®n casi un¨¢nime de Europa. Quedan a¨²n algunas dificultades de car¨¢cter t¨¦cnico. Por eso la integraci¨®n, aceptada a nivel te¨®rico, necesitar¨¢ para hacerse efectiva y plena, de una larga etapa de acomodaci¨®n econ¨®mica, cuyos aspectos m¨¢s detallados se han puesto de relieve en la serie de art¨ªculos publicados en los ¨²ltimos d¨ªas por EL PAIS sobre el dictamen de la CEE sobre Espa?a.
La oposici¨®n m¨¢s rotunda al ingreso espa?ol proviene de los comunistas franceses. Y esa oposici¨®n les ha ocasionado la reticencia de sus hom¨®nimos italianos y la r¨¦plica dura del Partido Comunista espa?ol. Los disidentes en el seno del propio partido franc¨¦s critican duramente su postura. Las razones del PCF, con visos electorales, se fundamentan en el rechazo de toda medida que pueda enfrentar la econom¨ªa del suroeste de Francia con la espa?ola.Parecidos motivos esgrime el RPR de Chirac. No es la primera vez que se produce la coincidencia de puntos de vista sobre pol¨ªtica exterior entre los comunistas y gaullistas del vecino pa¨ªs.
Los socialistas franceses mantienen una actitud m¨¢s favorable, aunque no exenta de contradicciones. En el plazo de tres semanas no perdieron la oportunidad de mostrar la dualidad de sus posturas. La presi¨®n de su electorado les llev¨® a solicitar, el pasado 21 de julio, la convocatoria de la Asamblea Nacional para debatir los problemas que acarrear¨ªa a Francia la adhesi¨®n espa?ola. Y su rivalidad con los comunistas les hizo mostrarse, en una posterior declaraci¨®n, fervientes partidarios tanto del ingreso de Espa?a como de la uni¨®n de las izquierdas. Aunque reconocen que nada impide la entrada de Espa?a, argumentan las dificultades econ¨®micas que es preciso previamente superar.
El s¨ª de Giscard
El elenco pol¨ªtico de la mayor¨ªa presidencial francesa es favorable a la candidatura espa?ola. El presidente Giscard, en su viaje a Espa?a, ofreci¨® su apoyo. Sin embargo, su criterio es que no ha de tratarse de un ingreso precipitado, sino con un largo proceso de adaptaci¨®n.Los partidos pol¨ªticos del resto de los pa¨ªses de la CEE son mucho m¨¢s proclives a nuestra entrada en la Comunidad. Comunistas italianos, laboristas y conservadores ingleses, democristianos y liberales de toda Europa no ven impedimento alguno para el ingreso de Espa?a.
A nivel europeo, las declaraciones pol¨ªticas son favorables, si bien se circunscriben m¨¢s al car¨¢cter pol¨ªtico general, sin entrar a analizar las dificultades que la econom¨ªa espa?ola a?adir¨ªa a las del conjunto de los pa¨ªses de la CEE. Los socialistas, en sus dos reuniones de la Comisi¨®n para Europa, concluyeron que el lugar de los tres pa¨ªses aspirantes, entre ellos Espa?a, est¨¢ en la Europa comunitaria, despu¨¦s de llevar a cabo una tal mutaci¨®n pol¨ªtica, para muchos inesperada. Y aunque los problemas planteados con el ingreso no deben ser minimizados, tampoco deben ser ¨¦stos utilizados como escudos de campa?as demag¨®gicas.
Parecidas declaraciones han realizado el Movimiento Federal Europeo, el Partido Popular Europeo y los liberales. Sus posturas, mientras se desarrolla con intensidad la campa?a para la elecci¨®n por sufragio universal del Parlamento Europeo, en junio pr¨®ximo, son claramente favorables a la ampliaci¨®n de la Comunidad. En octubre de 1977 el 95% de los parlamentarios europeos dieron un s¨ª rotundo a la entrada de Espa?a, Grecia y Portugal. S¨®lo los comunistas franceses se opusieron. Para el liberal Durieux, la entrada de Espa?a en la Comunidad significar¨ªa su seguridad econ¨®mica y pol¨ªtica, pues ?si se hunde la econom¨ªa, se hunde la democracia?.
Las posturas gubernamentales son tambi¨¦n partidarias del ingreso de Espa?a. As¨ª se ha manifestado en los m¨²ltiples viajes de apoyo a nuestra candidatura que el ministro Calvo Sotelo y el propio presidente Su¨¢rez han realizado. Pero hay unanimidad en un inconveniente: el largo proceso previo que habr¨¢ que consumir antes de la plena integraci¨®n, cuyas estimaciones var¨ªan entre los cuatro y diez a?os.
La econom¨ªa espa?ola deber¨¢ iniciar la transformaci¨®n de algunos de sus sectores para permitir el acoplamiento. La situaci¨®n de crisis econ¨®mica que vive el mundo occidental y el proceso de construcci¨®n de un Sistema Monetario Europeo convierten este proceso de adaptaci¨®n en algo inevitable. Las principales diferencias se centran en la competencia que nuestra agricultura proporcionar¨¢ a las del sur de Europa -Francia e Italia, principalmente-, que ya se encuentran en desventaja con los sectores agr¨ªcolas del norte de la Comunidad.
Por otra parte, hay razones econ¨®micas que avalan la entrada de Espa?a. Se tratar¨ªa, en primer lugar, de disponer de un mercado adicional de 36 millones de personas. Espa?a conserva a¨²n buenas perspectivas de inversi¨®n industrial y servir¨ªa de puente con el mercado latinoamericano. Un estudio alem¨¢n mostraba las ventajas econ¨®micas del ingreso de los tres pa¨ªses aspirantes.
La opini¨®n p¨²blica europea es tambi¨¦n favorable al ingreso espa?ol. En el eurobar¨®metro -sondeo de opini¨®n en la CEE- correspondiente al segundo semestre del pasado a?o Espa?a era preferida a los otros dos aspirantes, Portugal y Grecia. M¨¢s de la mitad de los alemanes (58%), irlandeses (55%) e italianos (53%) consideraban beneficioso el ingreso de Espa?a. Los m¨¢s reservados fueron los daneses (30%). El 20% de los ciudadanos comunitarios consultados opinaron que ser¨ªa perjudicial el ingreso de nuestro pa¨ªs.
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