El rev¨¦s del Derecho o supuestos soci¨®logos de la hip¨®tesis golpista
La transici¨®n pol¨ªtica espa?ola o, mejor dicho, su imagen social dominante, ha dejado de ser en unas pocas semanas un paradigma de evoluci¨®n democr¨¢tica, de curso preciso y seguro, resultado, para convertirse en un intento lleno de incertidumbres y fragilidades. ?Qu¨¦ nuevos factores, qu¨¦ imprevistos acontecimientos son los responsables de tan r¨¢pido y dram¨¢tico deterioro?Advertir ese cambio y preguntarse por sus causas no es dejarse dominar por los fantasmas del resentimiento personal, la frustraci¨®n pol¨ªtica o el catastrofismo revolucionario, sino encarar una situaci¨®n cuyos factores y proceso no coinciden ni con su representaci¨®n ni con su discurso.
El supuesto fundamental que preside este an¨¢lisis es el de considerar que la pol¨ªtica y lo pol¨ªtico -sus estructuras de poder, su sistema de relaciones, sus marcos jur¨ªdicos, sus ¨¢mbitos institucionales, sus comportamientos grupales o individuales, etc¨¦tera- tienen una autonom¨ªa relativa respecto del sistema social en el que se inscriben y al que pertenecen, la cual est¨¢ tan lejos del economicismo mecanicista (infraestructura-que-determina-a-supraestructura) de la vulgata marxista, como del angelismo formal y autosuficiente de los polit¨®logos.
Este supuesto tiene como corolario el de que la viabilidad y la eficacia de un sistema social -condici¨®n primordial del bienestar y de la felicidad de los que a ¨¦l pertenecen- dependen de la idoneidad entre las exigencias y las expectativas que genera una estructura socioecon¨®mica definida y la posibilidad formal de su satisfacci¨®n en funci¨®n del r¨¦gimen pol¨ªticoque las encuadra.
El franquismo como obst¨¢culo
Desde ¨¦l, el franquismo como forma de organizaci¨®n pol¨ªtica era incongruente con la realidad social y econ¨®mica espa?ola de los a?os setenta y, en consecuencia, representaba no s¨®lo un obst¨¢culo para su ulterior desarrollo, sino un permanente factor de riesgo e inestabilidad para el pa¨ªs.
Esta inadecuaci¨®n percibida de forma difusa, pero efectiva, por el conjunto de la poblaci¨®n se traduc¨ªa en una voluntad ampliamente mayoritaria de cambio que explica tanto el aperturismo democr¨¢tico de la clase dominante, como, teniendo en cuenta los obst¨¢culos, la frecuencia y la intensidad de las movilizaciones populares durante los ¨²ltimos a?os del franquismo.
Ahora bien, las caracter¨ªsticas de la estructura socioecon¨®mica (la realidad econ¨®mica y social espa?ola de 1960 a 1975) y la naturaleza del sistema social (el neocapitalismo tecnocr¨¢tico en parte multinacionalizado de esos mismos a?os) en su relaci¨®n con el r¨¦gimen pol¨ªtico que tiene como vocaci¨®n el expresarlas (el franquismo de los tres ¨²ltimos lustros con sus diversos desarrollismos) se?alan el sentido y el alcance del cambio reclamado.
Este cambio apuntaba, por una parte, al establecimiento de un r¨¦gimen pol¨ªtico pluralista y parlamentario, y, por otra, y tal vez, sobre todo, a la instauraci¨®n de una pr¨¢ctica democr¨¢tica en la vida social y cotidina que configurasen una realidad pol¨ªtica sustancialmente distinta -en su forma, modos y protagonistas- de la situaci¨®n anterior, aunque sin que afectara a la forma de organizaci¨®n socioecon¨®mica dominante.
Este planteamiento fue el que asumieron las fuerzas pol¨ªticas democr¨¢ticas agrupadas primero -julio de 1974 y junio de 1975, respectivamente- en las Juntas Democr¨¢ticas de Espa?a y en la Plataforma de Convergencia Democr¨¢tica y, posteriormente -marzo de 1976-, en Coordinaci¨®n Democr¨¢tica.
Pero el proyecto pol¨ªtico de las fuerzas democr¨¢ticas se enfrent¨® con, y fue desplazado por, el plan pol¨ªtico de la Corona, que aparece ya impl¨ªcitamente en el primer mensaje de Juan Carlos, toma cuerpo con el proyecto de ley de Reforma Pol¨ªtica durante todo 1976 y es consagrado mediante el refer¨¦ndum del 15 de diciembre de dicho a?o.
Objetivos y exigencias de la reforma
Dicho plan confiere al Gobierno y a las fuerzas directamente salidas del franquismo la exclusiva iniciativa del cambio -vid. J. L. Alvarez, congreso de UCD, Palacio de Exposiciones, octubre 1978- e incorpora a las fuerzas democr¨¢ticas como s¨¦quito y comitiva por la funci¨®n de aval y legitimaci¨®n que se les asigna.
Seg¨²n la esquina en que se sit¨²e el analista, los objetivos de la ley de Reforma Pol¨ªtica son: bien la legitimaci¨®n popular de la Corona por la v¨ªa indirecta del Parlamento y la Constituci¨®n y la consolidaci¨®n de instancias y mecanismos que permitan a la clase dominante seguir ejerciendo la direcci¨®n pol¨ªtica de forma exclusiva o asociada, dentro de la nueva situaci¨®n; bien, el establecimiento de un aut¨¦ntico r¨¦gimen pol¨ªtico democr¨¢tico, pero, desde arriba, de forma progresiva, tomando ple en las estructuras del franquismo y evitando los enfrentamientos, riesgos y traumas.
Una y otra versi¨®n compart¨ªan las siguientes exigencias: 1, controlar la acci¨®n popular y situarla en sus fines y en sus modos, tanto econ¨®micos como sociales, dentro de l¨ªmites razonables; 2, configurar la pol¨ªtica no como la presencia y enfrentamiento p¨²blicos de fuerzas e inter¨¦s colectivos, sino como la discusi¨®n confidencial entre profesionales; 3, confinar la actividad democr¨¢ tica a lo, estrictamente pol¨ªtico y dentro de ¨¦l, sustancialmente, al ejercicio del voto; 4, sepultar la memoria hist¨®rica, cancelando todos los antecedentes pol¨ªticos y alineando por igual, en el punto cero del inicio de la democracia, a los franquistas y a los dem¨®cratas; 5, recuperar democr¨¢ticamente a toda la clase pol¨ªtica del franquismo dispuesta a entrar en el juego, para confiarle el papel de protagonista principal de la nueva afirmaci¨®n democr¨¢tica; 6, afianzar las posiciones institucionales de todos los actos pol¨ªticos del franquismo con independencia de su integraci¨®n o no al curso democr¨¢tico.
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