Grupos libertarios, en defensa de la isla Dragonera
Un grupo de j¨®venes libertarios se mantiene incomunicado en la isla Dragonera, pr¨®xima a la costa mallorquina. Los ocupantes persisten en su manifestaci¨®n de protesta, en solidaridad con numerosos grupos que se oponen a la urbanizaci¨®n de una isla que es considerada de alto valor paisaj¨ªstico y ecol¨®gico.
Movimiento ecologista de funcionamiento asambleario
El Movimiento pro Dragonera es un movimiento ecologista, seg¨²n declaran sus promotores, ?de funcionamiento asambleario, que re¨²ne gran cantidad de personas en torno a la defensa de Sa Dragonera, como punto de referencia de otras muchas acciones de defensa en las que participan de forma individual o colectiva: la contaminaci¨®n de la f¨¢brica Portland, la agresi¨®n de la autopista central, la peligrosidad destructiva de varias canteras, la posible construcci¨®n de la d¨¢rsena petrolera y las pretendidas urbanizaciones en Ses Safines, Macarella, Estrene, Sa Serra de Tramuntana y S'Albufera, entre otras. El grupo funciona en asamblea-abierta que se re¨²ne peri¨®dicamente y de forma diaria en ¨¦pocas cr¨ªticas como la actual, decidiendo la actuaci¨®n en cada momento?.Seg¨²n los citados portavoces, respecto a la lucha que mantienen en torno a Sa Dragonera, tiene gran importancia la conservaci¨®n total de una peque?a isla a poca distancia de la costa mallorquina, tanto desde el punto de vista paisaj¨ªstico como biol¨®gico, por constituir un entorno aislado, un ecosistema casi cerrado como lugar de paso de determinadas especies de aves migratorias que, sin lugares como este, est¨¢n condenadas a desaparecer. Pero Dragonera no es un caso aislado. ?La oposici¨®n a su urbanizaci¨®n -declaran- es la punta de lanza de cuantos defendemos los escasos rincones de las islas que todav¨ªa pueden ser salvados. Separar Sa Dragonera del derecho de la colectividad a su propio paisaje es inaceptable. Y no s¨®lo de la colectividad mallorquina, sino de toda la colectividad humana de una forma u otra relacionada con la isla.?
Ante la cuesti¨®n legal en torno a la urbanizaci¨®n de la isla opinan que ?hay una legalidad con may¨²sculas y una legalidad con min¨²sculas. En el caso de Sa Dragonera, por ejemplo, todav¨ªa no se ha aclarado de forma satisfactoria el proceso por el que pas¨® la pro piedad de la isla, del Estado a la sociedad an¨®nima Pamesa en la actualidad, y cuyo capital supera en muy poco el valor atribuido a la isla en un contrato de compra-venta. No se entiende los fant¨¢sticos juegos de prestidigitaci¨®n por los que la isla entra y sale en planes de ordenaci¨®n, decretos de protecci¨®n de paisajes pintorescos, etc¨¦tera, cada vez que les d¨¦ la gana. Ni se entiende la legalidad que alienta un deso¨ªr sistem¨¢ticamente un estado de opini¨®n colectiva generalizado en contra de nuevas destrucciones de un paisaje p¨²blico por intereses minoritarios. En fin, es una situaci¨®n urban¨ªstica basada en un plan provincial con enormes contradicciones entre las m¨¢ximas capacidades de poblaci¨®n admisibles y las superficies que pudieran ser urbanizadas.
Historia del movimiento
Respecto al movimiento de protesta ahora materializado en la ocupaci¨®n de la isla, el embri¨®n del mismo, seg¨²n sus protagonistas, ?podemos encontrarlo en las cartas de protesta, impugnaciones a planes de ordenaci¨®n, etc¨¦tera. Puede decirse que comienza con la ocupaci¨®n de la isla en agosto de 1977 por un grupo inicial de libertarios apoyado y engrosado por varios centenares de ecologistas activos de todos los credos y tendencias, que organizaron actos de solidaridad en todos los puntos de Mallorca?.?Durante cerca de un mes -prosiguen- ocuparon la isla unas treinta personas constantemente renovadas entre las presiones de la Guardia Civil y la Comandancia de Marina. Al final, en un acto multitudinario, que constituy¨® una de las mayores concentraciones humanas del franquismo, fue declarada p¨²blicamente la propiedad colectiva de la isla.?
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