Fracaso de la huega general en Per¨²

Fuentes oficiales y portavoces de partidos pol¨ªticos que no se adhirieron a la convocatoria, calificaron de ?fracaso rotundo? la huelga general auspiciada en el pa¨ªs por la Confederaci¨®n General de Trabajadores de Per¨² (CGTP), sindicato del Partido Comunista. La huelga, que deb¨ªa tener una duraci¨®n de 72 horas, solamente fue total en Ayacucho y Huancavelica. Las cifras m¨¢s fiables hablan de entre un 15 y un 20 % de la poblaci¨®n laboral sumada al paro.

En Lima, la capital, la mayor¨ªa de las personas acudieron normalmente a sus trabajos, ayudadas por la pr¨¢cticamente normal circulaci¨®n de los veh¨ªculos de transporte colectivo. Durante la ma?ana del primer d¨ªa de huelga se produjeron incidentes aislados en barrios extremos de la ciudad. Algunas calles fueron bloqueadas y se observ¨® la presencia de piquetes que trataban de impedir la entrada a las f¨¢bricas a los trabajadores.El despliegue militar y policial en todo el pa¨ªs fue espectacular. Lima y las principales ciudades peruanas aparecieron pr¨¢cticamente tomadas por las fuerzas armadas, que usaron veh¨ªculos blindados en sus patrullajes.

El Gobierno del general Francisco Morales hab¨ªa declarado ilegal el paro y suspendido por treinta d¨ªas las garant¨ªas constitucionales en todo el pa¨ªs. En uso de estas medidas excepcionales, la polic¨ªa detuvo en las ¨²ltimas horas a cerca de dos centenares de dirigentes sindicales y pol¨ªticos de partidos de izquierda. Cinco revistas que apoyaron la convocatoria de la huelga fueron suspendidas y los peri¨®dicos recibieron ¨®rdenes estrictas de no publicar noticias que pudieran interpretarse como apolog¨ªa del paro.

Para la mayor¨ªa de los observadores, el recuerdo de los sangrientos sucesos producidos hace nueve meses, con ocasi¨®n de una huelga similar, ha pesado notablemente en el ¨¢nimo de los peruanos. En aquella fecha, la polic¨ªa y el Ej¨¦rcito reprimieron dur¨ªsimamente las manifestaciones convocadas para protestar, como en el presente caso, contra el alza del costo de la vida. Cifras oficiales reconocieron la muerte de cuarenta personas, mientras que dirigentes de partidos pol¨ªticos aseguraron que se hab¨ªan producido m¨¢s de doscientas.

El clima de violencia resultante de aquellos incidentes oblig¨® al Gobierno a retrasar la fecha inicialmente fijada para la celebraci¨®n de elecciones para la asamblea constituyente, e, incluso, hizo temer a muchos la posibilidad de que los militares suspendieran los comicios.