Cultura hisp¨¢nica y el Colegio Mayor Guadalupe
Hace unos a?os tuve la suerte de llegar a esta m¨¢gica tierra del Quijote, desde Suram¨¦rica, con una beca del Instituto de Cultura Hisp¨¢nica. Estudi¨¦ cualquier cosa; no era lo esencial. Lo importante fue la apertura, la comunicaci¨®n con universitarios y profesionales procedentes de pa¨ªses de distintas latitudes, que al calor de una fraternidad que campeaba en todos los ¨¢mbitos de la Ciudad Universitaria de Madrid, se llevaron para siempre el c¨¢liz, el canto y el perfume romancesco de jornadas idealistas, compartidas en la mesa o en el prado, en los salones o en el holgorio de noches bohemias. Muchos de ellos han ascendido y seguir¨¢n ascendiendo a las m¨¢s altas magistraturas y destinos, en sus respectivos pa¨ªses.Los dos m¨¢s notables lugares de reuni¨®n han sido la tradicional cafeter¨ªa del Instituto de Cultura Hisp¨¢nica y el Colegio Mayor Hispanoamericano Nuestra Se?ora,de Guadalupe, donde la flor y nata de una madura juventud alternaba con la sabidur¨ªa de los j¨®venes de alma para derrochar galas e,im¨¢genes de una espiritualidad sin fronteras.
Pero he ah¨ª que la fiebre de los cambios lleg¨® tambi¨¦n a los recintos de la universitaria Moncloa. De un plumazo se dio t¨¦rmino al Instituto de Cultura Hisp¨¢nica -pese a su enorme solera en todos los pa¨ªs.es de habla espa?ola- y de otro plumazo-se hizo desaparecer aquella atalaya de las citas habituales, de los encuentros inesperados, de pol¨¦micas y chascarrillos o de amores iniciados bajo el alero de charla y simpat¨ªa que era la cafeter¨ªa del instituto.
Y parece que ahora, los aires de esa pol¨ªtica pretenden acabar con el querido Colegio Guadalupe. ?Vive Dios! ?Por qu¨¦?
En toda Hispanoam¨¦rica y en Espa?a hay asociaciones de ex be
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carios del Instituto de Cultura Hisp¨¢nica y de antiguos colegiales del Guadalupe, constituidas por ciudadanos de rango y m¨¦rito cuya hispanidad creci¨®, y se revel¨® en esas dos luminarias de la amistad.
Por mi - cuenta y riesgo, irrog¨¢ndome el nombre de ellos, reclamo por cuanto signifique una mayor merma de la herencia cultural recibida y transmitida por los ex becarios y ex guadalupanos y ojal¨¢ esta carta llegue a conocimiento del nuevo presidente del Centro Iberoamericano de Cooperaci¨®n -frase que da la impresi¨®n de acu?arse en conceptos m¨¢s utilitarios que la del antiguo instituto- para que inteligentemente efect¨²e consultas y sondeos, en medios apropiados, antes de adoptar resoluciones definitivas.
E invito a que otras voces, m¨¢s calificadas que la m¨ªa, expresen pensamientos y sentimientos que requieren celeridad de acci¨®n y amor a una rom¨¢ntica causa.
Desde un recuerdo de entra?ables d¨ªas, hago llegar un homenaje sentido a esa internacional cafeter¨ªa -oasis de intelectuales y de peregrinos y r¨²brica social de asistentes a conferencias y exposiciones en la casa hispana- que ojal¨¢ un d¨ªa no lejano se vuelva a habilitar y a ese Colegio Mayor Nuestra Se?ora de Guadalupe, nimbado por promociones de hoy ilustres nombres, que debe seguir irradiando, su lumbre hogare?a a quienes deban seguir recibiendo la herencia maravillosa de la eterna e idealista juventud.
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