Diez a?os para hacer justicia
En diez a?os la Magistratura italiana no ha podido resolver satisfactoriamente el caso de la milanesa plaza Fontana, donde diecis¨¦is personas resultaron muertas y cerca de un centenar heridas a consecuencia de la explosi¨®n de una bomba en las oficinas del Banco Nacional de Agricultura. Se iniciaba as¨ª lo que se ha denominado ?estrategia de la tensi¨®n?, tomentada desde el propio aparato del Estado para minar la confianza en las instituciones.Un anarquista, Pietro Valpreda, bailar¨ªn de profesi¨®n, carg¨® inicialmente con las culpas del atentado y la equivocaci¨®n le cost¨® tres a?os de c¨¢rcel. Otro anarquista milan¨¦s. Giuseppe Pinelli, no pudo resistir la presi¨®n de los interrogatorios y termin¨® arroj¨¢ndose desde la ventana del tercer piso de la Jefatura de Polic¨ªa. El comisario que dirig¨ªa las investigaciones, Luigi Calabresi, ser¨ªa asesinado en mayo del 72, cuando sal¨ªa de su casa.
Para esas fechas los jueces hab¨ªan reconocido su error inicial, habiendo salido a la luz el intento de golpe de Estado del pr¨ªncipe Borghese y se iniciaba la caza de los grupos fascistas que aparecian implicados en el atentado. Dos personas de segunda fila, que hab¨ªan formado una c¨¦lula en Padua, fueron detenidas bajo la ac¨²saci¨®n de ser los autores materiales: Glovanni Ventura y Franco Fredda.
Entre los presuntos organizadores de ta matanza aparec¨ªa Marco Pozzan, fundador de Ordine Nuovo, detenido en Madrid en enero de 1977, a consecuencia de las investigaciones realizadas tras el asesinato de cinco abogados en Atocha, y entrcuado ese mismo a?o a las autoridades italianas.
El procedimiento judicial perMiti¨® llegar a la conclusi¨®n de que hab¨ªa sido el propio SID (Servicio Secreto Italiano) quien financi¨® la operaci¨®n. En marzo del 76 eran detenidos por esta raz¨®n el general Gian Adelio Maletti. jefe de una de las secciones del servicio secreto, y su brazo derecho, capit¨¢n Labruna. Apenas cuatro meses despu¨¦s, el fiscal Vittorio Occorsio, que hab¨ªa llevado el peso de la investigaci¨®n en su primera fase, era muerto a tiros en Roma.
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