El viaje a Mosc¨²
EL VIAJE del ministro de Asuntos Exteriores a Mosc¨² excede, naturalmente, las intenciones electoralistas que denuncian los enemigos pol¨ªticos del partido de gobierno. El mayor reproche que se puede hacer al viaje del se?or Oreja es que es tard¨ªo, y el hecho de que haya sido precedido por el viaje del Rey a China ha producido una sensaci¨®n de inquietud en Mosc¨², especialmente sensible a ese tema. Los puntos esenciales de las relaciones Espa?a-URSS fueron, en un principio, considerados con alguna velocidad a partir del establecimiento rec¨ªproco de embajadas. Desde el anuncio de la visita de Estado a Pek¨ªn la URSS contuvo esa velocidad. Por el entusiasmo que muestran ahora los ¨®rganos de expresi¨®n sovi¨¦ticos, que son.portavoces de su Gobierno, ante el viaje de Marcelino Oreja puede deducirse que la Uni¨®n Sovi¨¦tica tiene ahora mucho inter¨¦s en el desarrollo de las relaciones.Hay dos temas esenciales en la primordial zona pol¨ªtica de las conversaciones: el de la Conferencia de Seguridad y Cooperaci¨®n Europea (o ?Conferencia de Helsinki?, por la ciudad en que comenz¨®), cuya nueva fase se celebrar¨¢ en Madrid en, 1980, y el de la entrada de Espa?a en la OTAN. La URSS ha hecho saber, oficial y oficiosamente, el enorme inter¨¦s que tiene en que Espa?a no ingrese en dicho organismo militar, en el que considera que Estados Unidos tiene una influencia hegem¨®n¨ªca. Sus advertencias han ido dirigidas en dos sentidos: a Estados Unidos, amenaz¨¢ndole con la inclusi¨®n de Cuba y de otros paises -entre los cuales podr¨ªan estar el Vietnam y l¨®gicamente la nueva Camboya- en el Pacto de Varsovia, y a Espa?a ofreci¨¦ndole el apoyo y la compensaci¨®n que le parecen suficientes si se excluye de la OTAN: podr¨ªa consistir en principio en un pacto de no agresi¨®n que pudiera, inicialmente, mantener a Espa?a fuera de una posible guerra, y en una serie de acuerdos econ¨®micos en los que se llegar¨ªa quiz¨¢ a una oferta de suministro de energ¨ªa a precios aceptables. El temor principal de la URSS no es s¨®lo el de la alineaci¨®n de Espa?a en el bloque militar atl¨¢ntico -en el que, por otro lado, de hecho se encuentra, por sus acuerdos con Estados Unidos-, sino tambi¨¦n el de la instrumentaci¨®n de Espa?a como puente de la OTAN hacia Africa, que pudiera paralizar, o al menos obstaculizar, la penetraci¨®n sovi¨¦tica en dicho continente y el vuelco decisivo del Mediterr¨¢neo occidental en un sentido militarmente adverso.
Est¨¢ claro que el ministro espa?ol no podr¨¢ m¨¢s que conversar sobre el tema: no tiene capacidad de negociaci¨®n, y menos en v¨ªsperas electorales. Por el momento, el partido gubernamental se inclina hacia el ingreso en la OTAN; el Partido Socialista, como han resaltado unas declaraciones recientes del se?or M¨²gica, podr¨ªa ser partidario, bajo ciertas condiciones, del ingreso, aunque no les guste, e incluso el e¨¹rocomunismo del Partido Comunista no resultar¨ªa absolutamente contrario. Es curioso se?alar que la mayor hostilidad viene, ahora, de los partidos a la derecha de UCD, que, habiendo sido quienes fraguaron los acuerdos con Estados Unidos y quienes iniciaron las negociaciones previas con la OTAN, sean ahora los que m¨¢s se oponen al ingreso, precisamente para evitar lo que resultar¨ªa un refuerzo para el sistema democr¨¢tico espa?ol. La imposibilidad negociadora del se?or Oreja procede, principalmente, de que el tema OTAN debe ser analizado, estudiado y debatido ampliamente por el Parlamento.
En cuanto al tema de la Conferencia de Seguridad y Cooperaci¨®n, la URSS la considera prioritaria. Es su idea; consigui¨® sacarla adelante y, a pesar de todas las r¨¦moras y de que ha servido como ¨¢gora para acusarla de incumplimiento de lo acordado hasta ahora -sobre todo en materia de derechos humanos, y en los cap¨ªtulos de libre circulaci¨®n de ideas y personas-, sigue creyendo que puede serle de gran utilidad para la reducci¨®n de tensiones en Europa, que considera necesarias ante la primac¨ªa del enemigo chino. El hecho de que Espa?a sea la sede de la conferencia no da a nuestro pa¨ªs privilegio de ninguna clase, pero la URSS puede creer que el pa¨ªs organizador vaya a tener -y tiene de hecho- una capacidad de organizaci¨®n, procedimiento y presidencia inicial y de debates con cuya benevolencia querr¨ªa contar.
Otros temas que no entran directamente en el ¨¢rea pol¨ªtica, como son los de posibilidades de-repatriaci¨®n de ciudadanos espa?oles, intercambios culturales, mejora de relaciones comerciales, etc¨¦tera, ser¨¢n los que aparezcan probablemente en el comunicado final, y permitan que el se?or Oreja vuelva con algo favorable a Espa?a y los sovi¨¦ticos consideren tambi¨¦n como un ¨¦xito la visita ministerial. En esta v¨ªa, la URSS est¨¢ haciendo una campa?a de las de ?afecto y simpat¨ªa? que est¨¢ llevando numerosos invitados a Mosc¨². Con resultados de adhesiones o rechazos puramente temperamentales y personales, que no representan por ahora gran cosa en el, desarrollo de unas relaciones que sin duda ser¨ªa bueno ver mejoradas, por lo que puede contribuir a una sensaci¨®n de apaciguamiento en un momento en que entra con alguna fuerza una nueva ola de guerra fr¨ªa en el mundo.
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