Euskadi no son los terroristas
Como lector asiduo, y. en general de acuerdo con la l¨ªnea de su per¨ªodo, no puedo, sin embargo, entender los extra?os mensajes de algunos de sus editoriales, como, por ejemplo, Las luces de la provocaci¨®n y La Iglesia de Poncio Pilatos.
En el primero se hacen acusaciones falsas y calumniosas sobre la ? utilizaci¨®n pol¨ªtica de los p¨²lpitos, confesionarios y Comulgatorios de Euskadi contra el establecimiento de las libertades democr¨¢ticas en Espa?a?.
En el segundo, y una vez m¨¢s, se utilizan t¨¦rminos que inducen a la siguiente err¨®nea identidad: ETA = Poblaci¨®n vasca nacionalista = Pueblo vasco radicalizado, cosa nada m¨¢s lejos de la realidad. El pueblo de Euskadi se ha manifestado repetidamente en las urnas de la naciente democracia, de una forma cristalina. Las minor¨ªas sangrientas son eso: minor¨ªas; la gran mayor¨ªa definida pol¨ªticamente entre PNV y PSOE, fundamentalmente, ha sido clara y sin,ambig¨¹edades (t¨®pico demasiado utilizado) y, con el CGV a la cabeza, la mayor enemiga de ETA en Espa?a.
Respecto a los asesinatos de un guardia civil (no polic¨ªa armada) y su novia, a las tres menos cuarto de la madrugada y a la salida de una discoteca, no provocan un ?encogimiento de hombros? por parte de la gente que les rodea, sino que ?... acudi¨® r¨¢pidamente al lugar, pero sin decidirse a intervenir hasta que lo hicieron tresj¨®venes (dos de Zum¨¢rraga y uno de Ordizia), que ten¨ªan conocimientos de socorrisrno y trasladaron. a los heridos ... ? (Deia, 7-1-79).
Sobre la contestaci¨®n de los obispos de Bilbao y San Sebasti¨¢n, leen entre l¨ªneas y deducen ?rosar¨ªo de exhortaciones burocr¨¢tim co-pla?ideras? de una Iglesia vasca instalada. en el Poder (?) y en un ?reino fantasmal de la autocomplacencia y de las palabras vac¨ªas?. Me imagino que esta cr¨ªtica no corresp¨®nde a una lectura seria y ponderada de la nota de ambos obispados. El CGV en su d¨ªa tambi¨¦n dirigi¨® duras palabras a la Iglesia vasca, pero despu¨¦s su consejero de Interior, Txiki Benegas, subray¨®: ?No hemos tenido ning¨²n inconveniente. en plantear abiertamente una rectificaci¨®n a una alusi¨®n no justificada? (EL PAIS, 10-1-79).
Madrid
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