El "apartheid" de nuevo, es un peligro ol¨ªmpico
El 19 de julio del 1980, es decir, dentro de a?o y medio, menos dos d¨ªas justamente, se deber¨¢n inaugurar en Mosc¨² los Juegos de la XXII Olimp¨ªada. T¨¦cnicamente, se asegura que batir¨¢n todos los r¨¦cords de perfecci¨®n. La URSS acept¨® en su d¨ªa un dif¨ªcil reto, que quiere ganar a toda costa ante el mundo. Deportivamente, sin embargo, serias dudas acechan ya a su posible normal desarrollo, debido a su interrelaci¨®n con la pol¨ªtica. El caso ocurrido en los pasados Juegos de Montreal donde se retiraron la mayor¨ªa de pa¨ªses africanos, puede volver a repetirse, corregido y aumentado. Al margen ya del siempre posible veto sovi¨¦tico a ciertos participantes -caso Israel-, el apartheid surafr¨ªcano, como tema de fondo, denunciado ya por la ONU a nivel de deporte, y una nueva gira de un equipo de rugby, los Springboks surafricanos, prevista para el pr¨®ximo noviembre, por Francia, como detonante, tienen la culpa.
Aunque el ideal del deporte es separarse al m¨¢ximo de la pol¨ªtica, existen situaciones, como la del apartheid. surafricano, que han llevado incluso a la Asamblea General de las Naciones Unidas, el pasado mes de mayo, a aprobar -con el voto favorable de Espa?a- una resoluci¨®n condenatoria de su pr¨¢ctica en los deportes. En la declaraci¨®n internacional contra el apartheid en- los deportes se ped¨ªa a los Estados miembros que cesen los contactos deportivos con cualquier pa¨ªs que lo practique -en concreto, Sur¨¢frica y Rodesia-, y se establecen toda. una serie de medidas para cumplir este objetivo.
Se cierra el cerco
Con esta resoluci¨®n se cierra a¨²n m¨¢s el cerco sobre Sur¨¢frica, expulsada ya de casi todas partes y principal encartada, por su peso espec¨ªfico, en el caso del deporte. Precisamente, el art¨ªculo doce de dicha resoluci¨®n dice que los Estados y los organismos deportivos internacionales, regionales y nacionales apoyar¨¢n activamente a los aut¨¦nticos organismos deportivos no racistas de Sur¨¢frica. Seg¨²n este punto, no es extra?a la noticia de que los movimientos antiapartheid intentaran excluir a Francia de los Juegos de Mosc¨² si el Gobierno galo autoriza la gira que el equipo nacional de rugby de Africa del Sur, los Springboks, tiene prevista realizar por Francia el mes de noviembre pr¨®ximo. Peter Hain, dirigente del movimiento HART (Alto a Todas las Giras Racistas), organizaci¨®n internacional que lucha contra el racismo en el deporte, declar¨® esto hace unos d¨ªas en Londres, a?adiendo que el presidente de la Federaci¨®n Francesa de Rugbysabe mejor que nadie que la sociedad surafricana es injusta, y que el rugby es tan racista como cualquier otro deporte.
Estas manifestaciones de P. Hain se publicaron en la prensa surafricana a ra¨ªz de la decisi¨®n del Departamento de Estado norteamericano de impedir inicialmente boxear en Miami al peso pesado surafricano Kallie Knoetze, neg¨¢ndole el visado. El conjunto de la poblaci¨®n negra surafricana apoy¨® esta decisi¨®n, pues Knoetze, ex pollic¨ªa, tuvo un protagonismo tristemente c¨¦lebre en los grav¨ªsimos incidentes de Soweto, en junio de 1976. Un joven negro de quince a?os sufri¨® la amputaci¨®n de sus dos piernas a consecuencia de los disparos hechos por Knoetze, el cual tambi¨¦n cuenta en su haber racista con la coacci¨®n a una familia negra para que no declarase en un juicio sobre los desmanes de un compa?ero polic¨ªa. Un grupo de diez manifestantes del movimiento de extrema derecha Frente Nacional ocup¨® brevemente el consulado americano en Johannesburgo para protestar por la denegaci¨®n de su visado, y la embajada en Pretoria recibi¨® numerosas llamadas insultantes, as¨ª como una falsa alarma de bomba. Evidentemente, todo se acab¨® cuando Chris Dundee, promotor de la pelea, apel¨® a un juez federal y consigui¨® un interdicto temporal para que ¨¦sta se celebrase. De nada sirvi¨® la acci¨®n anterior del Departamento de Estado, que te¨®ricamente supon¨ªa la expulsi¨®n de Knoetze de Estados Unidos. Medio centenar de manifestantes protestaron frente al Centro de Convenciones de Miami, mientras el dirigente religioso negro Jesse Jackson realizaba una ¨²ltima gesti¨®n ante la cadena de televisi¨®n CBS para que, al menos, no se transmitiese el combate. Pero no logr¨® nada pues tanto la CBS como la Comisi¨®n de Boxeo de Miami adujeron que tras la decisi¨®n del juez no hab¨ªa obst¨¢culos legales para celebrarla.
El tenis espa?ol, racista
Miami es tan Estados Unidos como Nueva York, donde est¨¢ la ONU. Si ni all¨ª se acatan sus acuerdos -art¨ªculo seis de la declaraci¨®n antiapartheid-, dif¨ªcilmente se pueden esperar en otras partes del mundo. Precisamente, Hain ha hablado ya de boicotear la participaci¨®n en el pr¨®ximo torneo de Wimbledon de los jugadores surafricanos blancos, cuando ya llevan actuando largo tiempo por el mundo sin m¨¢s problema que a nivel de equipo en Copa Davis. La pareja Hewitt-Mac Millan es el principal ejemplo. Pero tambi¨¦n, para verg¨¹enza espa?ola, el junior Van der Merwe, reciente finalista y perdedor de la Orange Bowl, verdadero campeonato del mundo de la categor¨ªa -celebrada tambi¨¦n en Miami, por cierto-, ante el espa?ol Gabriel Urpi. El tenis, por lo visto, tiene bula, y eso que P¨ªo Cabanillas y Benito Castej¨®n recibieron ya en mayo pasado de Marcelino Oreja la declaraci¨®n contra el apartheid para su acatamiento. Sobre esto cabe a?adir que cinco ciclistas aficionados portugueses fueron sancionados hace unas semanas por su federaci¨®n nacional con seis meses de suspensi¨®n, por haber tomado parte en la Vuelta a Africa del Sur, donde tambi¨¦n lo hicieron, al parecer, italianos y belgas. Uno incluso la gan¨®, Chagas, y dos, Madeira y Fernandes, son conocidos, pues han recorrido varias vueltas a Espa?a. La sanci¨®n se les impuso pese a que el peri¨®dico Seculo, que tambi¨¦n se edita en Johannesburgo, envi¨® recortes con fotos de que en la prueba participaban negros.
Este, precisamente, es el punto clave del tema y al que se atiene el rugby para seguir defendiendo sus contactos. Tanto el atletismo, como el tenis, el f¨²tbol, el cricket o el rugby han unificado en cada caso las federaciones tradicionales del apartheid surafricano, correspondientes a los cuatro grupos sociales establecidos oficialmente: blancos, negros, asi¨¢ticos y mestizos. De ah¨ª que ya existan desde hace tiempo encuentros o pruebas multirraciales. Evidentemente parece un paso positivo dado por el deporte, pero es una paradoja respecto a la pol¨ªtica. Como tambi¨¦n ha advertido la ONU, todo es un enga?o mientras el sistema pol¨ªtico del apartheid, desarrollo por separado y divisi¨®n por zonas, sea un hecho. El que negros hagan deporte con blancos s¨®lo son migajas para su vida de opresi¨®n y segregaci¨®n, que debe ser liberada a todos los niveles. La triste situaci¨®n es que si se desaprovechan y se aisla a¨²n m¨¢s a Sur¨¢frica, sin acabar con el r¨¦gimen segregacionista, ¨¦ste se fomentar¨ªa a¨²n m¨¢s. Tales migajas s¨®lo valdr¨ªan si no fuesen precisamente un enga?o para no liberar nada y encima dar la sensaci¨®n, de que s¨ª.
La situaci¨®n ahora, pues, es similar y m¨¢s grave al oficializar su postura incluso la ONU. La reacci¨®n africana l¨®gicamente podr¨ªa ser la de 1976 como m¨ªnimo, si las presiones ante Francia y su rugby no dan resultado.
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