El Papa habla de revisar el esp¨ªritu de Medell¨ªn
Juan Pablo II inaugur¨® ayer la tercera conferencia episcopal del continente latinoamericano en la famosa y popular bas¨ªlica mexicana de Nuestra Se?ora de Guadalupe.En el discurso de apertura, el Papa hizo una menci¨®n a la necesidad de revisar y ?dar un paso adelante? sobre la conferencia de Medell¨ªn, que si bien -dijo-, ?fue una llamada de esperanza hacia nuevas metas ( ... ), de ella se han hecho interpretaciones no siempre justas y beneficiosas para la Iglesia.?
El escenario era de una sugesti¨®n cinematogr¨¢fica. Todo parec¨ªa fabricado de flores. Los mejores artistas artesanos de este pa¨ªs se volcaron para tapizar la fachada y construir alfombras preciosas que duraran s¨®lo el momento de la gran ceremonia.
Diez mil personas dentro y 30.000 en el atrio, fueron los testigos privilegiados de esta gran fiesta mariana. Miles de inditos durmieron a la puerta de la bas¨ªlica para no perder el puesto. Nadie pudo entrar en el templo porque se quiso que el primero que visitara la Virgen fuese el Papa.
El Pont¨ªfice recorri¨® durante m¨¢s de dos horas en coche descubierto los diecis¨¦is kil¨®metros hasta el santuario desde su residencia en la ciudad y todo el trayecto qued¨® literalmente sembrado de flores de papel picado de colores.
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La Conferencia de Puebla partir¨¢ de Medell¨ªn
(Viene de primera p¨¢gina)
La entrada del Papa en la bas¨ªlica y todo el conjunto de apote¨®sis hizo decir al locutor de la televisi¨®n que el papa Juan Pablo II no podr¨ªa dejar de recordar a los antiguos emperadores romanos, a los cuales cuando entraban triunfantes en Roma un esclavo les dec¨ªa en voz baja: ?Recuerda que eres mortal.? La corresponsal de Il Manifiesto, el diario de la nueva izquierda italiana, me dec¨ªa mientras contempl¨¢bamos aquel espect¨¢culo de aclamaci¨®n popular: ?De verdad que es dif¨ªcil no sentirse un Dios en estas ocasiones.?
Los pobres, los indios, fueron los m¨¢s emocionados en la liturgia en la bas¨ªlica de Morenita. M¨¢s que la misa y que las filas de obispos y cardenales parec¨ªa interesarles Ella, la Virgen de la que no quitaron los ojos durante toda la ceremonia.
Discurso de apertura
En su discurso de apertura de la conferencia, que se esperaba con tanto inter¨¦s en toda la opini¨®n p¨²blica, Juan Pablo II, despu¨¦s de un canto oraci¨®n a la Virgen, ?que est¨¢is siempre donde est¨¢n los hombres?, dijo que la tercera conferencia episcopal no se abre ?para volver a examinar los mismos problemas de Medell¨ªn?, la famosa segunda conferencia de hace diez a?os y que hab¨ªa sido considerada revolucionaria, sino ?para revisarlos en un modo nuevo y en un momento hist¨®rico nuevo?.
Seg¨²n el Papa, la pr¨®xima conferencia tendr¨¢ como punto de partida los documentos de Medell¨ªn ?pero estudiados seg¨²n las nuevas experiencias hist¨®ricas de los ¨²ltimos a?os?. Y pronunci¨® una frase que ha sido la m¨¢s abierta desde que sali¨® de Roma: ?La nueva Conferencia -dijo- deber¨¢ dar un justo, necesario paso hacia adelante.? Elijo que sin el Concilio no hubiese sido posible Medell¨ªn, ?que fue una llamada de esperanza hacia metas nuevas?, aunque a?adi¨® que de Medell¨ªn se han hecho a veces ? interpretaciones contradictorias y no siempre justas y beneficiosas para la Iglesia?. Un discurso moderadamente abierto.
En fin, todo lo que est¨¢ sucediendo en M¨¦xico es de dif¨ªcil explicaci¨®n en Europa, baste con decir que los vecinos del barrio donde est¨¢ el edificio apost¨®lico, en la capital, lugar de alojamiento del Papa, han estado preparando durante varios d¨ªas sus balcones y calles con macetas y alfombras de flores.
Se insiste, sobre todo, en el impacto carism¨¢tico del Papa, que ha hecho enloquecer a los mexicanos, que se pasan horas y horas sentados por el suelo, subidos a los ¨¢rboles o asomados a las ventanas para ?echar besos al Papa?. ?Cautiv¨® corazones y humedeci¨® ojos?, dicen los t¨ªtulos de la televisi¨®n y subrayan que ?bes¨® las mejillas al presidente ?.
Est¨¢ todo paralizado y esta marea humana, electrizada, ya ni se recuerda que el nombre de este paseo tiene una historia de lucha contra la Iglesia, de anticlericalismo. Aunque a¨²n nadie lo ha escrito, no cabe duda que esta visita del Papa a M¨¦xico significa el fin de una p¨¢gina de historia en las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Para bien o para mal, M¨¦xico en masa ha dicho con todos los lenguajes humanos que ?quiere estar con el Papa?. Por lo menos dicen los liberales m¨¢s serios que ser¨¢ necesario abrir un nuevo debate.
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