Retrospectiva Magritte
?Lo que merece la pena de ser mirado (un cuadro, un ¨¢rbol, etc¨¦tera, escuchado o pensado, debe, en mi opini¨®n, manifestar el misterio.? Estas frases expresan el concepto de arte de este pintor fascinado por lo misterioso, derrotista ir¨®nico y algo triste (?Mi derrotismo -dec¨ªa- no est¨¢ mucho tiempo comprometido, ni enteramente suprimido por esos momentos privilegiados en el que el mundo se manifiesta por bellas ideas, bellos sentimientos o sensaciones de placer?).Exc¨¦ptico, enigm¨¢tico, ?cuyos l¨ªmites podemos sospechar pero nunca fijar (I), cuando joven enamorado de Fantomas y Judex, y ya adulto, de Edgar A. Poe (?el encuentro m¨¢s importante de mi viaje a Nueva York fue el de Poe), de este ?hijo del hombre? (t¨ªtulo de su autorretrato, con sombrero mel¨®n y una manzana cubri¨¦ndole el rostro), que, bajo las apariencias de un ciudadano medio (los constantes boliches de sus obras), escond¨ªa la capacidad de poder transformar la interpretaci¨®n de las cosas.
Retrospectiva Magritte
Museo Nacional de Arte Contempor¨¢neo. Centro Cultural Georges Pompidou. Par¨ªs
En la obra de Magritte (im¨¢genes y palabras perfectamente substituibles) se palpa la realidad de los otros mundos que el nuestro contiene. Es una obra que va m¨¢s all¨¢ de la apariencia, del estereotipo, de la costumbre. Construida a base de sue?os, quiz¨¢ nunca so?ados, expresa, parad¨®jicamente, ?lo no dicho? aquello que est¨¢ en los confines de lo f¨ªsico y lo mental es un enigma no resuelto, donde las cosas se designan de una forma, que esconde, aparentemente, su verdadera significaci¨®n, la cual, est¨¢ en otra parte de dif¨ªcil acceso, ?en el pensamiento inspirado por el que puede llegarse a la contemplaci¨®n del misterio?.
Para remediar el hecho de que once a?os despu¨¦s de la desaparici¨®n del artista no se hab¨ªa montado ninguna exposici¨®n importante de sus obras (salvo la del Palacio de Bellas Artes de Bruselas, el pasado oto?o), el Museo Nacional de Arte Contempor¨¢neo de Par¨ªs (en el Centro Cultural Georges Pompidou), ha montado una Retrospectiva Ren¨¦ Magritte (del 17 de enero al 9 de abril) que comprende diferentes aspectos de la obra del pintor (algunos quedar¨¢n siempre perdidos en la lejan¨ªa de lo m¨¢gico), donde se exponen 206 obras, unas ochenta del per¨ªodo 1927/28, entre pinturas, dibujos y objetos. (La ¨¦poca ?a lo Renoir?, en la d¨¦cada de los 40, tambi¨¦n est¨¢ representada).
En el forzosamente limitado espacio de la muestra se abren los inmensos espacios de los cuadros de Magritte, este surrealista nato, que pronto abandon¨® los diferentes ?Ismos? (fauvismo, futurismo...) para instalarse en ?su espacio?, por el que viajaba en la m¨¢s completa inmovilidad (?estaba en el mismo estado de inocencia del ni?o que cree que, ede coger desde su cuna e en el cielo?). Un espacio ocupado por objetos cotidianos, tan habituales, tan conocidos, que ni se ?ven?, de los que Magritte descubre las relaciones secretas y, modificando ¨²nicamente sus proporciones y su mutua relaci¨®n, les a?ade nuevos significados.
Las cosas dejan de ser lo que aparentan, para transformarse a medida que la varita m¨¢gica del pintor les ?resit¨²a? en elespacio y en el tiempo. De su cuadro La magia negra, retrato de su mujer desnuda, en el que la parte superior del cuerpo se convierte en cielo, Magritte dec¨ªa: ?Es un acto de magia negra, transformar la carne de la mujer en cielo.? Boliches, nubes, maniqu¨ªes (Magritte nunca escondi¨® su admiraci¨®n por Chirico, que tanto le impresion¨® en sus comienzos), sombreros mel¨®n (s¨ªmbolo del ciudadano medio, autosatisfecho de su propia vaciedad), ojos (en Magritte hay siempre una inmensidad que penetrar, m¨¢s all¨¢ de la mirada), ¨¢rboles, (lanz¨¢ndose de la tierra hacia el sol, el ¨¢rbol es la imagen de la felicidad?, dec¨ªa), de pie, invertidos, sobre los rostros, o los boliches, descubiertos en el interior de la hoja, formando un espeso bosque, pero siempre, sin raices; cortinas, lienzos que cubren rostros conocidos o desconocidos, deseados, amados u odiados, aparecen continuamente en su obra.
Cuando el artista ten¨ªa catwe a?os, su madre se suicid¨® tir¨¢ndese al r¨ªo, al sacarla del agua, te?¨ªa el rostro cubierto con su camis¨®n. Magritte, que no se interesaba por nada, seg¨²n afirmaba, por todo lo que se refiere al inconsciente, pint¨® muchos cuadros con personajes sin rostro, o con ¨¦l deformado, vaciado o cubierto (El matrimoniode medra noche, Los Amantes y tantos otro).
Si, como afirmaba Freud, el arte es la sublimaci¨®n del complejo de Edipo (por un lado los deseos, el incesto, por el otro la prohibici¨®n inculcada y representada por el padre) y si esta sublimaci¨®n expresa, a trav¨¦s de la obra, de una forma ?travestizada? el fantasma original (puesto que no es un recuerdo real sino la reconstrucci¨®n del mismo) que permitir¨¢ al artista, al objetivar formalmente ese ?fantasma? librarse de su neurosis (sin recurrir a la terapia psicoanal¨ªtica), Magrite, es su m¨¢s clara encarnaci¨®n.
Magritte solitario, ?angustiado sin raz¨®n?, que no quer¨ªa que se hiciese de su obra un problema personal, ni psicol¨®gico o est¨¦tico, protegido tras su correcta fachada de hombre gris, expres¨®, como pudo, su tambi¨¦n misteriosa, dificultad de vivir.
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