La "Sinfon¨ªa", de Fern¨¢ndez AIvez, el violinista Cho Liang-lin y "Dido Eneas"

En pocos a?os, Gabriel Fern¨¢ndez Alvez se ha abierto un puesto significativo en el panorama de nuestra m¨²sica. Premio tras premio, ¨¦xito tras ¨¦xito, unos y otros se apoyan en un real valer y saber. Tambi¨¦n en una inquietud no gratuita, sino exploratoria, de su intimidad para saber qu¨¦ quiere decir en cada momento. Su Sinfoin¨ªa Il estrenada bajo la direcci¨®n de Garc¨ªa Asensio, es una hermosa p¨¢gina y fue recibida con aplausos generales. Escrita el pasado a?o, el punto de partida es el ritmo caracter¨ªstico, el martilleo insistente, de La Consagraci¨®n de la Primavera. Ese ritmo que pasa de una familia instrumental a otro, de un grupo a un solo, de una din¨¢mica suave a otra fuerte, se alza como una forma de continuidad, de vertebradura sobre la que discurren muchos acontecimientos sonoros, interna mente coherentes y externamente fascinantes. Posee la Sinfon¨ªa II fuerza y poes¨ªa y se instala, con holgura, en los movimientos ?liberados? de la actual compositiva.Segundo triunfo de la noche: la actuaci¨®n del dieciochoa?ero violinista coreano Cho-Liang-Lin, premio Reina Sof¨ªa. Como ya se vio en la competici¨®n, cabr¨ªa decir que si ?muchos son los concursos, pocos son los elegidos?. Y Cho Liang-lin es un elegido, un formidable violinista, due?o de una t¨¦cnica arrolladora y de un anticipado criterio de madurez art¨ªstica. Su Concierto, de Sibelius, ray¨® a la altura de los muy grandes y es acaso la mejor versi¨®n de la obra que se haya escuchado en Madrid. El p¨²blico, con toda raz¨®n, reaccion¨® desbordado y consciente de asistir al nacimiento de un privilegiado. Triunfo reno vado en el recital del lunes en la Sala F¨¦nix, para RNE.

La jornada se complet¨®, en su intensidad, con la versi¨®n de con cierto de la maravillosa Dido y Eneas, de Purcell, seg¨²n la revisi¨®n de Benjam¨ªn Britten. Protagonistas para m¨ª: el Coro de Blancafort, que cant¨® la obra con perfecci¨®n de estilo y de t¨¦cnica y logr¨® momentos de muy honda emoci¨®n; Mar¨ªa Coronado, la soprano que, d¨ªa a d¨ªa, se sit¨²a en un m¨¢s alto puesto internacional, due?a de una voz bell¨ªsima y excelente afinaci¨®n. Dados sus valores fuera de lo com¨²n cabr¨ªa ped¨ªrsele insista en trabajar el legato que, hasta apurar cada valor, resulta necesario en m¨²sicas como la de Purcell (?Y en cu¨¢l no?); Antonio Blancas, con medios definidos y de gran mordiente y espl¨¦ndida l¨ªnea, soberano Eneas frente a la magn¨ªfica Dido de la Coronado.

Con ellos, Josefina Cubeiro defendi¨® la Belinda, con soltura y gallard¨ªa; You Chi-yu hizo una muy estimable hechicera; Conchita Carpintero e lfigenia S¨¢nchez cantaron muy bien, en todo sentido, las dos brujas; Teresa Bordoy y Alejandro Ciarra completaron, con m¨¦ritos evidentes, el reparto. Espl¨¦ndida la cuerda de la RTVE, protagonista con el coro y los solistas citados, del ¨¦xito y, por supuesto. el maestro Enrique Garc¨ªa Asensio. Seguro. convincente, expresivo. su concepci¨®n de la ¨®pera purcelliana tuvo calidad, claridad y tensi¨®n dram¨¢tico-l¨ªrica. Fue gran noche para todos.