Un informe oficial exculpa a Vorster y Bhota de corrupci¨®n en Sur¨¢frica
, El jefe del Estado, John Vorster, y el primer ministro de la Rep¨²blica Surafricana, Peter W. Botha, han sido acusados por la oposici¨®n de permitir la corrupci¨®n del sistema parlamentario y de encubrir las implicaciones pol¨ªticas de una malversaci¨®n gubernamental con fines propagand¨ªsticos de m¨¢s de 5.000 millones de pesetas.
El l¨ªder del Partido Progresista federal dijo ayer en el Parlamento de Ciudad del Cabo, despu¨¦s de que fuera derrotada su moci¨®n de ?no confianza?, que la oposici¨®n no acepta las conclusiones judiciales seg¨²n las cuales el ¨²nico ministro responsable del watergate surafricano, que est¨¢ cuarteando a un partido en el poder desde hace treinta a?os, es el dimitido ex titular de Informaci¨®n, Connie Mulder, candidato hace unos meses a la presidencia del Gobierno.A comienzos del pasado noviembre, un juez del Tribunal Supremo encargado de investigar irregularidades econ¨®micas en el Ministerio de Informaci¨®n, revel¨® en Johannesburgo que hab¨ªa indicios suficientes de corrupci¨®n que alcanzaban al propio jefe del Estado y a todo su entourage. El juez Anton Mostert fue cesado tras sus declaraciones, pero el esc¨¢ndalo hab¨ªa salido a la superficie y el Gobierno se vio obligado a nombrar una comisi¨®n judicial, la ?comisi¨®n Erasmo?, con la misi¨®n aparente de hacer p¨²blico el asunto.
El dictamen enviado por la comisi¨®n al Parlamento a comienzos de diciembre, y rechazado ahora por la oposici¨®n tras la reanudaci¨®n de sus sesiones, establece que el se?or Connie Mulder fue el ¨²nico ministro al tanto de un tinglado en el que se gastaron varios miles de millones de los contribuyentes y cuyo fin fundamental fue el lanzamiento, en 1976, de un peri¨®dico de extrema derecha., The Citizen, presuntamente independiente y destinado en realidad a ganar votos para el Partido Nacional en las elecciones de 1977. El diario, financiado a trav¨¦s de una cuenta suiza, era teledirigido, desde el Ministerio de Informaci¨®n.
Seg¨²n la ?comisi¨®n Erasmo?, que desestima los hallazgos del juez Mostert y exculpa al jefe del Estado y al primer ministro, los otros dos personajes claves de la operaci¨®n -que implicaba tambi¨¦n compras secretas de prestigiosas revistas en otros pa¨ªses- eran el general Van der Bergh, confidente de Vorster y hasta el a?o pasado jefe del espionaje y la polic¨ªa secreta surafricana, y el subsecretario de Informaci¨®n, Eschel Roodie, otro prominente miembro del establishment, ahora evadido a Latinoam¨¦rica.
Lejos de haber zanjado el asunto, las conclusiones de la ?comisi¨®n Erasmo? y unas desafiantes declaraciones del general Van der Bergh, le han otorgado unas dimensiones insospechadas, hasta el punto de que el peri¨®dico progubernamental de Pretoria, Hoofsladt, especula abiertamente con la pr¨®xima dimisi¨®n del hasta ahora todopoderoso Vorster. Y la crisis, que ha sacudido hasta los cimientos del Partido Nacional, puede descomponer por completo la fortaleza de la austera y calvinista clase dirigente surafricana y llevarse por delante al propio primer ministro, Peter W. Botha, junto con Vorster, uno de los arquitectos de la ideolog¨ªa de la raza pura que prevalece en la Rep¨²blica alumbrada por refugiados holandeses, hulgonotes franceses, colonos ingleses y evadidos nazis.
El elemento central del nuevo sesgo que ha tomado el esc¨¢ndalo son unas recientes declaraciones del general Hendrik van der Bergh, en las que califica de farsa el trabajo de la ?comisi¨®n Erasmo? y pide ser procesado para aportar p¨²blicamente su versi¨®n de los hechos. El general cont¨® a la comisi¨®n que ?siempre mantuvo al tanto al entonces primer ministro Vorster de todos los proyectos secretos del Ministerio de Informaci¨®n?. No obstante, su testimonio y la evidencia aportada, el ?informe Erasmo? declara la inocencia del jefe del Estado. M¨¢s a¨²n, el fiscal se ha negado a procesar al propio general, alegando que su enjuiciamiento ?ir¨ªa contra el inter¨¦s nacional?.
Tras el desaf¨ªo p¨²blico del hombre que m¨¢s sabe sobre los procedimientos del r¨¦gimen surafricano (el ministro de Justicia dijo ayer que ?ir¨ªa contra la tradici¨®n? enmendar la plana al fiscal general y procesar a Van der Bergh), un diario de Johannesburgo ha puesto la guinda a la situaci¨®n. Seg¨²n el Sunday Express, la comisi¨®n presidida por el juez Rudolf Erasmo habr¨ªa omitido en su informe al Parlamento una parte del testimonio del general en el que ¨¦ste afirmaba que los poderes de sus hombres para suprimir las ramificaciones del esc¨¢ndalo ?llegaban hasta el asesinato?
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