El Atl¨¦tico perdi¨® a cinco minutos del final

El Atl¨¦tico de Madrid perdi¨® a cinco minutos del final un partido que ten¨ªa empatado, sin haber hecho grandes alardes. En una h¨¢bil jugada de Rubio, a poco de iniciarse la segunda parte, hab¨ªa empatado el afortunado gol espa?olista de la primera mitad.

La parroquia blanquiazul estaba el domingo por la noche completamente enajenada. Tras la lamentable racha de juego, que se vio truncada en Glj¨®n. los espa?olistas volvieron a jugar al f¨²tbol ante el Atl¨¦tico de Madrid y su p¨²blico -tan poco acostumbrado- lleg¨® a corear con ?ol¨¦s! la actuaci¨®n de su equipo en los minutos finales. Y no fue para tanto. El equipo de Ferenc Szusza pudo hacer su partido, y a punto estuvo de conseguirlo. Al iniciarse el match, el dominio correspondi¨® a los madrile?os. quienes conducidos por Marcial dominaron el centro del campo hasta que lleg¨® el gol de Molinos. A partir de ese momento, el centrocampismo elegante del asturiano no fue suficiente, y la necesidad de presionar -no s¨®lo dominar- hubo de canalizarse a trav¨¦s del juego lateral, empujado desde la defensa. As¨ª, a poco de reanudarse el juego tras el descanso, lleg¨® el Atl¨¦tico a acorralar al Espa?ol en su ¨¢rea, de tal manera que el penalti hecho a Rubio fue protagonizado por el extremo Mara?¨®n, quien actuaba como un defensor m¨¢s. Con el penalti, convertido en gol, el planteamiento volvi¨® a cambiar, y a que la ?gualdad favorec¨ªa a los visitantes, pero obligaba a los locales a apretar el acelerador. Fruto de esa renovada presi¨®n catalana, la meta de Navarro pas¨® por apuros de consideraci¨®n, conjurados por el propio acierto del guardameta y la colaboraci¨®n de la madera. Cuando ya parec¨ªa que el partido finalizar¨ªa con igualada -Szusza ten¨ªa calentando a Eusebio para cambiarlo por Marcial y amarrar as¨ª, el resultado- lleg¨® la afortunada jugada de Lanchas, que concluy¨® con una entrega a Osorio, quien conseguir¨ªa el gol.

Si el partido hubiera finalizado en empate nadie se hubiera extra?ado. aunque al haber perdedor, justo es que lo fuese el cuadro rojiblanco. El Atl¨¦tico, fuera del Manzanares, tiene ahora poca capacidad de respuesta goleadora. Rub¨¦n Cano sigue torpe y, adem¨¢s, ahora sin suerte, Ayala ya no es rat¨®n. sino rata vieja, y Rubio todav¨ªa no se ha convencido de que juega en el Atl¨¦tico de Madrid.