"Todo ser humano tiene derecho a una buena muerte"
El Tribunal Supremo de Suecia dictar¨¢ sentencia dentro de dos meses en la causa de la periodista Berit Hedeby, acusada de homicidio por haber intervenido ?activamente? en el suicidio del tambi¨¦n periodista, de 44 a?os, Sven-Erik Handberg, ocurrido en mayo de 1977.Berit Hedeby, de 51 a?os, es presidenta del Grupo de Acci¨®n del Derecho a Mi Muerte, que cuenta con 9.000 asociados de todas las edades y profesiones, desde fil¨®sofos a parlamentarios suecos. Existen en el mundo once grupos de eutanasia -el m¨¢s antiguo surgi¨® en Gran Breta?a, en 1934- que cuentan todos ellos con un formulario de testamento en el que los afiliados expresan su derecho a tener una muerte digna y a recibir asistencia para morir libremente conforme a sus deseos. Berit Hedeby ha realizado numerosos escritos sobre la eutanasia, es autora de dos libros sobre la crueldad con los ni?os. En enero del pasado a?o public¨® S¨ª a la eutanasia, en el que cuenta la muerte de su amigo el periodista Sven-Erik Handberg, y muy pronto aparecer¨¢ otro libro sobre el suicidio, tema que la autora considera un tab¨² mayor que la eutanasia.
La se?ora Hedeby se mostr¨® reacia en todo momento a conceder la entrevista y exigi¨® una escrupulosa y literal traducci¨®n de los t¨¦rminos que utilizaba en ingl¨¦s y que repet¨ªa en alem¨¢n para mayor seguridad. ?Yo tengo miedo a conceder entrevistas. Algunos periodistas son terribles. Te maltratan y tergiversan hasta el punto de que me han calificado como la hermana de Hitler o el ¨¢ngel de la muerte. Como si me gustase matar. Nosotros, partidarios de la eutanasia, no decidimos por lo dem¨¢s, sino que tenemos un gran respeto por la persona que est¨¢ muriendo. El ser humano tiene derecho a morir, a una buena muerte. En las dos primera conferencias internacionales de la eutanasia (Tokio, 1976, y San Francisco, 1978) se acord¨® que el derecho a morir figurase como uno de los derechos fundamentales del hombre. Las personas necesitan ser protegidas en su muerte y deben ser respetados sus derechos. Todos tenemos que morir. Esa es la verdad. La vida es muy bonita, pero tambi¨¦n llega un momento en que es muy dura. Todos la amamos y luchamos por una vida mejor. Todos debemos de ser libres y nosotros amamos y respetamos la libertad de vivir y morir, incluso cuando llega el momento de decir: "No, gracias, no quiero vivir m¨¢s".?
Sven-Erik Handberg fue siempre, seg¨²n cuenta Berit, un periodista muy honesto y activo, como demuestran sus numerosos art¨ªculos publicados en el peri¨®dico sindicalista Arbetaren. Era muy inteligente y vitalista. ?En 1969 comenz¨® a notar los primeros s¨ªntomas de la enfermedad, esclerosis m¨²ltiple. Comenz¨® a perder la movilidad del brazo inquierdo y, despu¨¦s, de las dos piernas. En 1974 todav¨ªa pod¨ªa escribir muy despacio con la mano derecha, y escribi¨® as¨ª su ¨²ltimo art¨ªculo, titulado precisamente S¨ª a la eutanasia: "No temo a la muerte, pero s¨ª ese momento en que mi cuerpo y mis sentimientos est¨¦n totalmente paralizados." Sven ped¨ªa que la ley reconociese el derecho a recibir ayuda para morir y hab¨ªa escrito con mucha amargura: "Me he convertido en un ni?o". Sven estaba totalmente paralizado desde el cuello hasta los pies. No pod¨ªa hacer nada por s¨ª solo.?
?Fue entonces cuando me pregunt¨® si yo pod¨ªa ayudarle a morir, despu¨¦s de haber sido visitado por much¨ªsimos m¨¦dicos y haber recurrido a m¨²ltiples tratamientos, desde un r¨¦gimen alimenticio vegetariano hasta la acupuntura. Hizo todo lo posible por recuperar la salud. El no quer¨ªa permanecer el resto de su vida, quince o veinte a?os, inm¨®vil en la cama, aunque su coraz¨®n funcionase bien. Yo recurr¨ª al doctor Ragnar Toss, quien me aconsej¨® proporcionase a Sven el f¨¢rmaco Digitalis, cuyas pastillas le suministr¨¦ infructuosamente, porque no eran las adecuadas para morir. Sven fue internado tres d¨ªas en el hospital. Cuando regres¨® a casa estaba muy triste porque deseaba morir y me pidi¨® que le prometiese ayudarle. El doctor Toss me envi¨® por correo los f¨¢rmacos adecuados. Y aquel lunes de Pentecost¨¦s yo le di setenta p¨ªldoras de un somn¨ªfero muy fuerte (Dimital D¨²plex) y dos inyecciones de insulina.?
Berit public¨® el libro S¨ª a la eutanasia, traducido a varios idiomas. ?No tengo nada que ocultar.? El libro cuenta, con todo detalle, lo que sucedi¨® con Sven-Erik. A ra¨ªz de las pol¨¦micas suscitadas por el conocimiento de los pormenores de la muerte del periodista, fue acusada de homicidio. En septiembre de 1978 se la declar¨® culpable y condenada a ocho meses de prisi¨®n.
?En Suecia no es delito ayudar a una persona que se suicida. Si yo le hubiera proporcionado solamente las p¨ªldoras y las hubiese dejado en la mesa con el vaso de agua y la cuchara, la ley no podr¨ªa acusarme de nada, de la misma manera que si alguien le aconseja c¨®mo suicidarse. El problema est¨¢ en que se me acusa de haber tenido una participaci¨®n activa en el suicidio. Pero si asistir al suicida no es un crimen, entonces, ?c¨®mo se puede ayudar a una persona que es totalmente paral¨ªtica y que no puede ni coger las pastillas? Yo present¨¦ recurso y fui condenada nuevamente a un a?o de prisi¨®n. Ahora hemos apelado al Tribunal Supremo. Yo no pedir¨¦ clemencia, aceptar¨¦ la sentencia y si me condenan a la c¨¢rcel, ir¨¦ a la c¨¢rcel. Yo luchar¨¦ al final por el derecho que todo ser humano tiene a una buena muerte. Mis dos hijas, de catorce y veinti¨²n a?os, la mayor tambi¨¦n es periodista, son las primeras en animarme a seguir en esta lucha. En Suecia la opini¨®n p¨²blica y buena parte de los medios informativos se han solidarizado conmigo. Los amigos y compa?eros de Sven son testigos de que su ¨²nico deseo era morir. Algunos grupos, sin embargo, est¨¢n en contra porque consideran muy peligroso que la ley transija con la eutanasia. Entienden que as¨ª se dejar¨ªa campo libre a las sociedades fascistas para matar a las personas que no se consideran ¨²tiles para la sociedad. Pero ver el problema as¨ª es una locura. La cuesti¨®n est¨¢ en ayudar a morir a la gente cuando expresan este deseo libremente. Cuando, por ejemplo, conscientemente, no quieren que se les prolongue artificialmente la vida o se les entube. Cuando, por ejemplo, han llegado a no poder hablar ni expresar lo que desean, cuando no pueden reconocer a sus amigos o familiares. Cuando han expresado que desean morir dignamente antes de que se les prolongue el sufrimiento. Cuando consideran que su vida ya no tiene sentido. Cuando han pedido ayuda a otras personas para morir con dignidad. La eutanasia es precisamente eso.?
El caso del suicidio del periodista sueco tuvo tambi¨¦n un tr¨¢gico desenlace. En ocasi¨®n del primer juicio, el Colegio de M¨¦dicos de Suecia retir¨® la licencia para ejercer la medicina al doctor Ragnar Toss. Una semana despu¨¦s, el doctor se suicidaba a los 65 a?os. La mayor¨ªa de la prensa sueca censur¨® entonces la decisi¨®n del Colegio de M¨¦dicos. La se?ora Hedeby no quiso comentar este hecho, ?porque ha sido muy doloroso para m¨ª y no me siento con fuerzas para hablar de ello?. Al final expres¨® su temor de que sus palabras fuesen mal interpretadas o mal entendidas. ?Ser¨ªa terrible que alguien me considerase una persona c¨ªnica o fascista o cruel. Yo he sufrido mucho cuando se me ha interpretado mal, porque soy todo lo contrario de lo que algunos me han acusado. Yo amo la vida, participo en el movimiento de Amnist¨ªa Internacional, lucho tambi¨¦n contra las centrales nucleares, soy ecologista y trabajo en una sociedad para los derechos del ni?o contra la crueldad de los mayores.?
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