Vizca¨ªno Casas: "Mis ventas no las explica s¨®lo la literatura"
Presentaci¨®n de la novela "Hijos de pap¨¢"
Mingote present¨® ayer en Madrid la ¨²ltima novela de Vizca¨ªno Casas, Hijos de pap¨¢, un libro que esta vez trata de las diferencias generacionales entre los veinte y los cincuentaa?eros. ?Mis libros -dijo Vizca¨ªno Casas a EL PAIS- son una especie de test de la realidad espa?ola. Y aunque no creo ser un mal escritor, mis ventas no se explican s¨®lo por la pura literatura. Creo que he sabido conectar con los problemas de actualidad y presentarlos con humor y un poco de nostalgia.?
? Hijos de pap¨¢ quiere ser un poco el libro de mi generaci¨®n, la de los que rondamos los cincuenta, aunque a algunos, como a m¨ª, no se nos note, los que cuando ¨¦ramos hijos est¨¢bamos f¨¦rreamente sujetos a nuestros padres y que cuando somos padres nuestros hijos no nos dan pelota; que cuando ten¨ªamos dieciocho a?os, a ellas les gustaban maduros, y ahora que ya somos maduros, ellas prefieren a los de veinte, que son deportistas y bailan rock ..., o sea, una generaci¨®n jodida, a la que se ha llamado la generaci¨®n frustrada, la generaci¨®n perdida y todas esas cosas?, dijo a EL PAIS Fernando Vizca¨ªno Casas, con motivo de la presentaci¨®n de su ¨²ltima novela. Mingote en el Maite, de Madrid, y Gironella en Barcelona se han encargado de hacer la presentaci¨®n del autor m¨¢s vendido de Espa?a.?La novela -sigue Vizca¨ªno Casas- tiene un personaje y dos partes: en la primera, ten¨ªa veinte a?os y era hijo, en la segunda, 52 y era padre. La primera termina en la manifestaci¨®n de la plaza de Oriente y la segunda en el refer¨¦ndum constitucional, y las dos empiezan en Viernes Santo, en la primera, con una rega?ina por estar silbando en la cama, rigurosamente prohibido porque estaba el Se?or de cuerpo presente, y la segunda, viendo c¨®mo sus hijos hacen el amor en una discoteca de Benidorm. Todo esto, adobado con mi estilo claro y luminoso, y a ver cu¨¢nto vendemos.?
El lenguaje de Vizca¨ªno Casas queda bastante deslucido en la confrontael ¨®n del lenguaje oral, como poco cervantino, con ¨¦ste, escrito, que se debe obstinar en la busca de los eufemismos. Una tiene la impresi¨®n de que el uso de esa lengua juvenil y playera tiene algo de intimidaci¨®n a la periodista, que, efectivamente, se da cuenta enseguida de que Vizca¨ªno Casas es un personaje campechano. ?La primera edici¨®n ya est¨¢ pr¨¢cticamente vendida, y sale hoy. En serio -dice-, soy consciente de que mis ventas no las explica s¨®lo la literatura. Y de verdad que me da miedo vender tanto. ?
?Nunca me preocupaban las presentaciones. Pues hoy, conduciendo, me he dado cuenta de que estaba nervioso. Estos ¨¦xitos, ya se sabe, la gente viene con m¨¢s expectaci¨®n y m¨¢s deseoso, y el reducido n¨²mero de los hijos de puta, con m¨¢s mala leche. ? Y hay algo de desaflo en este hombre pulcro, que alg¨²n d¨ªa fue m¨¢s rubio. ?Si tuviera un secreto para vender, no me preocupar¨ªa. No, tampoco escribo tanto, un libro al a?o, y soy consciente de que no soy tan inmenso escritor, pero tampoco me creo eso que alg¨²n colega insigne ha dicho sobre mi pluma. Porque los que me atacan son los colegas, no los cr¨ªticos, que siempre me han tratado muy bien. ?
?De todos modos -dice Vizca¨ªno Casas-, hay algunas claves: que escribo libros de actualidad, y que, aunque la realidad actual podr¨ªa perjudicarme porque pone de mal humor, como la trato en co?a, porque yo lo que soy es un humorista, pues la gente va por el tema actual y se queda porque le hace gracia.?
Le pregunto esa cuesti¨®n casi obligada: ?Le hubiera gustado que, efectivamente, hubiera resucitado?, y, curiosamente, nadie le nombra. ?Una cosa es que yo en el libro creo que contact¨¦ con un, digamos, sentimiento que hay en el pa¨ªs, en grandes sectores del pa¨ªs, como consecuencia de la mala labor del Gobierno (?En tu peri¨®dico se puede hablar contra el Gobierno? -S¨ª, claro, diga usted lo que quiera), y ah¨ª esta la raz¨®n de la venta; si no, no tiene sentido. Como la gente est¨¢ disgustada con el Gobierno, ojo, no con la democracia, ha reaccionado aceptando esa posibilidad humor¨ªstica y s¨ª algo nost¨¢lgica, como todos mis libros. ?
?Y no lo digo yo s¨®lo, me refiero a esta explicaci¨®n sociol¨®gica, o pol¨ªtica, o como quieras. Periodiquillos por ah¨ª, como el New York Times, Le Figaro, The Observer, Washington Post o el News Week le han dedicado importantes estudios, y no en el aspecto propiamente literario, sino en este que te apuntaba: como caso curioso y sintom¨¢tico de incidencia en el lector espa?ol. Y ya hay m¨¢s de una tesis que se prepara sobre este tema por el extranjero. Sin ir m¨¢s lejos, hoy me ha llamado un lector de espa?ol en una universidad americana para proponerme su tesis y he aceptado encantado. Efectivamente, mis libros y, sobre todo ¨¦ste, han resultado ser un test de la realidad espa?ola. Y eso no est¨¢ mal, ?no??
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