Salir del atolladero del Sahara, una de las prioridades de la pol¨ªtica exterior
Las reacciones de sorpresa e incredulidad suscitadas por la llegada de Chadli Benjedid a la presidencia de Argelia han llevado al convencimiento de que este factor debe modificar sensiblemente la proyecci¨®n, exterior de la pol¨ªtica argelina, incorpor¨¢ndola a una visi¨®n m¨¢s ?pragm¨¢tica? y menos personalista.Esta imagen premonitoria de los ¨²ltimos acontecimientos que han tenido Argelia como marco es, en gran parte, el resultado de la coincidencia de dos factores que explican el tradicional hermetismo argelino: la desconfianza proverbial a discutir con el extranjero sobre temas delicados y el car¨¢cter oficial y sin relieve cr¨ªtico de sus medios informativos.
Curiosamente, la investidura de Chadli ha sido calificada de ?triunfo de la derecha?, con mayor fruici¨®n, entre los observadores y la prensa de los pa¨ªses comunistas. Las inquietudes de unos y otra corresponden a una forma de trabajo que conduce, a la postre, a ignorar las profundidades del espectro pol¨ªtico argelino.
La resoluci¨®n de pol¨ªtica exterior adoptada por el ¨²ltimo congreso del Frente de Liberaci¨®n Nacional se limitaba a reproducir las l¨ªneas de fondo de la diplomacia argelina. Sus connotaciones no deben sufrir cambios sustanciales, en la medida en que responden a una noci¨®n de equilibrio, en el contexto regional y a una valoraci¨®n del no alineamiento, propia de la idiosincracia argelina.
La pol¨ªtica exterior de Argel est¨¢ determinada por el convencimien to de que los pa¨ªses ¨¢rabes se hallan ante un momento hist¨®rico de su existencia, ya que disponen de la potencialidad necesaria para convertirse en una zona econ¨®mica pr¨®spera y adquirir, por este medio, una considerable influencia pol¨ªtica.
El atolladero sabariano
El desaparecido presidente Huari Bumedian hab¨ªa personalizado la deriva exterior de Argelia, trazado sus motivaciones b¨¢sicas y dictado esquemas de trabajos que fueron aplicados fielmente por un ministro de Asuntos Exteriores, Abdelaziz Buteflika, al que estaba unido por una vieja amistad persortal. Sin embargo, en los ¨²ltimos a?os, resultaba dif¨ªcil para un observador situar la frontera de competencias entre la diplomacia tradicional y la otra, paralela, encomendada a los consejeros de la Presidencia.
Esta ambivalencia engendr¨® ambig¨¹edades y contribuy¨® al confusionismo, aunque no faltara una necesaria concertaci¨®n entre las dos partes, cuando Bumedian se hac¨ªa cargo personalmente de un asunto determinado. A partir de ahora, al menos en su dimensi¨®n te¨®rica, el Comit¨¦ Central del FLN, en su condici¨®n de organismo encargado de fijar las grandes orientaciones pol¨ªticas, y el Bur¨® Pol¨ªtico como ejecutor de una estrategia, configuran una situaci¨®n claramente diferenciada con el pasado.
El presidente Chadli ser¨ªa partidario de un ?remozamiento? del equipo que ha llevado hasta aqu¨ª el peso de la diplomacia, introduciendo a hombres cuya competencia procede de una visi¨®n m¨¢s directa sobre el terreno. Cierto n¨²mero de embajadores ser¨¢n llamados a ocupar cargos importantes del ministerio, entre los que figurar¨ªa el actual representante en Beirut, Mohamed Yazid. El cuarto congreso del FLN ha reiterado la necesidad de proyectar eminentemente la acci¨®n exterior argelina en el marco africano, en general, y en el mundo ¨¢rabe, de forma preferencial. La ?claridad en la definici¨®n de objetivos?, a que hace referencia la resoluci¨®n de pol¨ªtica exterior, entra?a un estricto respeto a la l¨ªnea ya trazada por Bumedian, a la vez que debe tener en cuenta las necesidades m¨¢s imperiosas de esa estrategia: salir del atolladero sahariano e inscribir un marco m¨¢s amplio de cooperaci¨®n con los pa¨ªses ind¨²strializados de la Europa occidental.
Equilibrio regional
La b¨²squeda de una soluci¨®n pol¨ªtica al conflicto del Sahara occidental condiciona, con toda seguridad, una actitud de mayor atenci¨®n hacia la noci¨®n de equilibrio regional por parte de la nueva direcci¨®n pol¨ªtica de Argelia. Un examen profundo de las relaciones argelino-saharauis se impondr¨¢, con toda l¨®gica, al socaire de la voluntad expresada por el FLN de ?sobrepasar las dificultades coyunturales y los malentendidos provocados por la ?reacci¨®n? en las relaciones argelino-marroqu¨ªes, as¨ª como la cristalizaci¨®n de una serie de conflictos entre paises africanos, que en 1978, hab¨ªa llevado a los argelinos a dudar seriamente de la efectividad de las estructuras creadas por la Organizaci¨®n para la Unidad Africana (OUA), aunque p¨²blicamente no se expresaran jam¨¢s esos resquemores, con el fin de ?demostrar? que Argel no participarla ?en una empresa dirigida a sabotear la OUA?.
Los dilemas territoriales suscitados entre Etiop¨ªa, por un lado, y Sud¨¢n y Somalia, por otro, entre Tanzania y Uganda y entre el Chad y Libia planteaban para Argelia la necesidad de reactivar la Comisi¨®n de Mediaci¨®n y Arbitraje de la organizaci¨®n africana y promover un sistema de defensa com¨²n, en consonancia con las decisiones de la ?cumbre? africana de Accra. Todos esos esfuerzos realizados por la diplomacia argelina han resultado absolutamente bald¨ªos.
Pero si el r¨¦gimen argelino ha logrado, en s¨®lo diecisiete a?os de independencia, construir un s¨®lido equipo de j¨®venes diplom¨¢ticos y edificar un potente aparato propagand¨ªstico tendiente a clarificar sus opciones ideol¨®gicas, lo cierto es que la aplicaci¨®n de esa estrategia sigue estando en las manos de una reducida ?¨¦lite?.
A Chadli Benjedid se le considera partidario de poner fin a los problemas que suscitaba la dualidad de estructuras gestoras de la anterior diplomacia, aunque la definici¨®n de ¨¢mbitos de trabajo y procedimientos, entre Estado y partido, incida en un reparto de comptencias, mal definido hasta el momento.
El presidente argelino ha sido hasta ahora muy parco en declaraciones, limit¨¢ndose a se?alar que, en sus relaciones exteriores, su Gobierno tendr¨¢ en cuenta el inter¨¦s de Argelia y no permitir¨¢ ninguna forma de dependencia pol¨ªtica, cultural o econ¨®mica.
Chadli ha manifestado ya la intenci¨®n de entrevistarse con el presidente norteamericano, Jimmy Carter, respondiendo al deseo expresado por este ¨²ltimo, y ha se?alado el car¨¢cter vital que tiene para Argel la estabilizaci¨®n de la zona mediterr¨¢nea, en sendos mensajes dirigidos al rey Juan Carlos y al presidente franc¨¦s, Val¨¦ry Giscard d'Estaing.
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