El cincuentenario de la Casa de Vel¨¢zquez
Cincuenta a?os de vida para una instituci¨®n dedicada al arte y la investigaci¨®n cient¨ªfica constituyen una efem¨¦rides digna de ser celebrada solemnemente. Medio siglo es un per¨ªodo hist¨®rico lo suficientemente largo para no dejarlo caer en el olvido. Al recuerdo de la fecha hay que a?adir tambi¨¦n el balance de lo realizado, de la tarea creativa llevada a cabo. Y la celebraci¨®n se justifica a¨²n m¨¢s si la instituci¨®n cincuentenaria est¨¢ enclavada en un pa¨ªs que no es el suyo, se encuentra dentro de un¨¢mbito cultural extranjero, escogido de antemano por considerarse beneficioso y apto para el desarrollo de sus actividades. Su suma y sigue es entonces esencial como punto de referencia de su propia existencia y como muestra y justificaci¨®n de su presencia y permanencia en el lugar escogido.En el caso de la Casa de Vel¨¢zquez de Madrid, centro de artistas e investigadores franceses dedicados al hispanismo, el hecho de cumplir cincuenta a?os de vida art¨ªstica e intelectual es una prueba fehaciente del inter¨¦s que Francia tiene por Espa?a, por su arte y su cultura. El que siempre en la Casa de Vel¨¢zquez hayan tambi¨¦n residido becarios espa?oles, que han convivido y trabajado conjuntamente con los pensionados venidos de Francia, es raz¨®n suficiente para ratificar su voluntad de b¨²nueda de afinidades electivas, su querer encontrar una convergencia de intereses art¨ªsticos, a la vez que es ejemplo de un buen proceder en materia de apertura y uni¨®n entre dos pueblos de gran tradici¨®n art¨ªstica. El tiempo y el espacio entonces cuentan. De ah¨ª que, por encima de los avatares y cambios hist¨®ricos sufridos por Francia y Espa?a en estos ¨²ltimos cincuenta a?os, la permanencia de la Casa de Vel¨¢zquez, hoy concretizada en esta exposici¨®n, sea ¨ªndice de una vitalidad institucional ya historiable.
Cincuentenario de la Casa de Vel¨¢zquez
Museo espa?ol de Arte Contempor¨¢neo. Ciudad Universitaria
Tarea ardua y dif¨ªcil resulta la de juzgar una exposici¨®n en la que el ¨²nico lazo de uni¨®n que existe entre los artistas es el de haber sido pensionados que, durante el breve per¨ªodo de uno, dos o tres a?os a lo m¨¢ximo, han convivido bajo el mismo techo. Forzosamente, sus salas tienen que ser una sucesi¨®n de obras heterog¨¦neas, de tendencias y estilos variados, producto de personalidades y caracteres diferentes. Ahora bien, en la presente exposici¨®n de los cincuenta a?os de la Casa de Vel¨¢zquez existe un denominador com¨²n: el de la ense?anza acad¨¦mica de la pintura, escultura, grabado y arquitectura impartida en las escuelas de Bellas Artes. Lo aprendido en ellas resulta determinante, y visto en conjunto puede decirse que constituye una constante de todo el largo per¨ªodo aqu¨ª rese?ado.
Muy propio de esta exposici¨®n, tambi¨¦n, sobre todo en lo que se refiere a sus dos primeras ¨¦pocas es el hecho indudable del dominio de una cierta visi¨®n francesa de la realidad y el arte de Espa?a. Aparte de las obligadas referencias al arte del Greco, Vel¨¢zquez, Goya y los dem¨¢s pintores espa?oles, conocidos en especial a trav¨¦s de las visitas al museo del Prado, los pensionados de la Casa de Vel¨¢zquez participan de una idea de Espa?a muy rom¨¢ntica, con ra¨ªces en los viajeros franceses decimon¨®nicos.
Los paisajes y los pueblos, los hombres y las costumbres espa?olas han sido temas de sus obras. Las austeras y sordas entonaciones o la luz vibrante y el cromatismo desaforado de ciertos pintores, que as¨ª se identifican con lo espa?ol, se unen a los temas pintorescos del retrato de campesinos o guardias civiles. En los escultores, el toro ib¨¦rico o el exvoto pueden adquirir id¨¦nticas significaciones. Pero estos criterios no van ni en pro ni en contra del problema de la calidad misma de las obras de unos artistas que en el momento cr¨ªtico de su formaci¨®n obtuvieron la beca que les permiti¨® poder desarrollar su trabajo en las condiciones m¨¢s ¨®ptimas en el espacioso y solemne edificio de la Casa de Vel¨¢zquez.
Para concluir, constatemos que cincuenta a?os de arte dan mucho de s¨ª. El espectador que recorre las salas de esta exposici¨®n podr¨¢ comprobar que al fin y a la postre lo importante para una instituci¨®n art¨ªstica es dar fe de, vida, de inquieta y bullente realidad. Tambi¨¦n de resultados. Estos, forzosamente, ser¨¢n minoritarios. Si incluso entre todos los pintores aqu¨ª expuestos no hubiese m¨¢s que uno o dos que mereciesen pasar plenamente a la posteridad, la labor de la Casa de Vel¨¢zquez estar¨ªa de sobra cumplida. Con ello, la presencia de los artistas franceses en Espa?a estar¨ªa m¨¢s que justificada, y la efem¨¦rides del cincuentenario cobrar¨ªa as¨ª su entera significaci¨®n.
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