Familia y violencia
Harry Pross, periodista y catedr¨¢tico de Public¨ªstica en la Universidad Libre de Berl¨ªn, no pudo pronunciar ayer su conferencia sobre Cuatro semanas sin televisi¨®n. El doctor Hutter, director del Instituto Alem¨¢n, inform¨® previamente que la cinta de video sobre la que se apoyaba la conferencia ?fue da?ada por los controles radiogr¨¢ficos en los aeropuertos?. La cinta mostraba en cuarenta minutos el expe rimento a que se hab¨ªan sometido voluntariamente dos matrimonios de obreros que permanecieron cuatro semanas sin televisor. El primero de los matrimonios sustituy¨® el aparato por un equipo de Hifi, pero su sistema de vida fue completamente subvertido. Tuvieron que alterar sus h¨¢bitos, visitar a familiares y amigos que no ve¨ªan desde hac¨ªa mucho tiempo y que les preguntaban: ??Qu¨¦ os pasa, os hab¨¦is vuelto locos?? . El segundo matrinionio, con beb¨¦, trabajaba en turnos alternos y consum¨ªa todo el resto del tiempo libre sentado ante el televisor hasta la hora de acostarse; acab¨® con una profunda crisis matrimonial.El profesor Pross cambi¨® el t¨ªtulo, que se hubiera prestado a numerosas consideraciones de ciencia-ficci¨®n, por el de La violencia en televisi¨®n. ?La televisi¨®n disgrega a la familia en micro¨®rdenes y ofrece a sus miembros distintas identificaciones al precio de abandonar su orden primario.? La violencia en televisi¨®n, como sensaci¨®n y espect¨¢culo, y que coacciona en particular a los ni?os, que no deben permanecer solos ante el televisor; a los parados, a los ancianos y las capas sociales m¨¢s bajas, s¨®lo tiene una regla ¨¦tica, seg¨²n el conferenciante: ?Hay que tomar partido por los m¨¢s fuertes.? La acumulaci¨®n de violencia en la pequena pantalla apenas permite apreciar otra jerarqu¨ªa de valole, En Estados Unidos, dijo el se?or Pross, un joven de diecisiete a?os ha visto por t¨¦rmino medio 15.000 horas de televisi¨®n y 18.000 muertes. ? La muerte es un acto normal y corresponde a los c¨®digos de la filosof¨ªa del ¨¦xito social al precio que sea. Se trata de asimilar las impresiones y sensaciones de violencia como expresi¨®n de prestigio. Los medios electr¨®nicos de informaci¨®n reproducen los s¨ªmbolos del poder violento. El poder que acota y programa los tiempos y espacios, menoscaba la comunicaci¨®n, vulnera al individuo, fomenta el culto sedente al televisor en el propio ambiente familiar y se consolida a trav¨¦s de la reiteraci¨®n de sus f¨®mulas de comunicaci¨®n. De esta forma, la televisi¨®n no potencia ideales democr¨¢ticos, sino el derecho del m¨¢s fuerte. ?
Para el profesor Pross no existen razones sociol¨®gicas por las que los entes estatales programan violencia. ?Se trata m¨¢s bien de una sinraz¨®n e indiferencia social. En su origen, se debe a motivos comerciales de estos telefilmes, que en Estados Unidos son baratos en su producci¨®n y altamente rentables.? El conferenciante concluy¨® con algunas consideraciones pol¨ªticas sobre la televisi¨®n y enfatiz¨® que ? la televisi¨®n es una instituci¨®n muy peligrosa para que pueda ser confiada a los pol¨ªticos, que no pueden resistir la tentaci¨®n de manipular el medio, o a las fuerzas capitalistas, principales art¨ªficies de este circuito de im¨¢genes de mal gusto y estilo?.
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