Muere el cardenal Villot, secretario de Estado del Vaticano
Ayer a las nueve y veinticinco de la noche, muri¨® en Roma el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal franc¨¦s Jean Villot, de 73 a?os de edad. Un comunicado oficial de la Santa Sede le¨ªdo por el padre Romeo Panciroli anunci¨® que el cardenal hab¨ªa muerto a causa de una broncopulmon¨ªa doble, que se hab¨ªa complIcado con un bloqueo renal y con una hemorragia intestinal causada por los antibi¨®ticos administrados al cardenal.El segundo personaje del Vaticano hab¨ªa sido hospitalizado en la policl¨ªnica Gemelli, de Roma, el lunes pasado, a causa de una fiebre alta producida por una gripe viral. Se hab¨ªa agravado el jueves a mediod¨ªa, hasta el punto que el Papa interrumpi¨® sus ejercicios espirituales para ir a visitarle al hospital. Durante larioche hab¨ªa entrado en coma. Por la ma?ana hab¨ªa mostrado una peque?a mejor¨ªa y los m¨¦dicos le hab¨ªan visto hacerse la se?al de la cruz. Pero, horas despu¨¦s, no se sabe si todav¨ªa con vida fue trasladado a sus habitaciones del Vaticano.
Seg¨²n fuentes oficiosas, a su muerte asistieron el sustituto de la secretar¨ªa de Estado, monse?or Caprio; monse?or Coppa, asesor de la secretar¨ªa de Estado; su secretario particular, Duquaire y tres religiosas. No se habla de la presencia del Papa, que es lo que ha hecho pensar que el cardenal ya hab¨ªa fallecido cuando lleg¨® al Vaticano.
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Casaroli, Bennelli y Rossi, candidatos m¨¢s firmes a la Secretar¨ªa de Estado vaticano
(Viene de primera p¨¢gina)El cardenal Villot naci¨® el 11 de octubre de 1905 en Sainte-Amande-Tallende (Francia). Fue ordenado sacerdote en abril de 1930, consagrado obispo en septiembre de 1954 y elegido cardenal el 22 de febrero de 1965.
Villot no hab¨ªa tenido ninguna experiencia diplom¨¢tica y era s¨®lo un pastor, arzobispo de Ly¨®n cuando Pablo VI lo llam¨® a Roma en 1967 como prefecto de la Sagrada Congregaci¨®n para el Clero. Fue considerado como un nombramiento revolucionario, porque no era diplom¨¢tico y, adem¨¢s, era extranjero. Dos a?os m¨¢s tarde fue nombrado secretario de Estado. Ha sido el ¨²nico secretario de Estado de la historia que ha mantenido este cargo con tres papas (Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II).
Villot hab¨ªa sido tambi¨¦n subsecretario del Concilio Vaticano II. Era un moderado y un conciliador. En sus primeros meses de estancia en Roma sufri¨® mucho de soledad. Lo confi¨® una vez a los misioneros del Sagrado Coraz¨®n, a cuya curia generalicia se autoinvitaba para ir a comer los domingos, porque dec¨ªa: ?En este d¨ªa me falta m¨¢s que nunca mi di¨®cesis.? Se destac¨® por sus presiones ante Pablo VI para que se interesase menos de los problemas concretos de la pol¨ªtica italiana; en algunos casos tuvo fricciones con el entonces sustituto de la Secretar¨ªa de Estado, monse?or Benelli, como, por ejemplo, con motivo del refer¨¦ndum sobre el divorcio. Villot hubiese preferido en aquel caso que el Vaticano no interviniese en el asunto.
Durante le ?concilio? holand¨¦s, en plena pol¨¦mica sobre el celibato entre los obispos y Pablo VI, hizo una mediaci¨®n importante para que no se llegase a decisiones dr¨¢sticas. Se le acusaba de ser s¨®lo una figura representativa, pero lo cierto es que su trabajo estuvo muy anulado por la personalidad exuberante del sustituto Benelli, que, adem¨¢s, era amigo personal de Pablo VI. En los ambientes vaticanos se afirma. que la salud de Villot se resinti¨® mucho por el peso que tuvo que sostener con la muerte de los dos Pont¨ªfices, con los consiguientes c¨®nclaves, ya que Villot, siendo, adem¨¢s de secretario de Estado, camarlengo de la Santa Iglesia Romana, sobre ¨¦l cay¨® la responsabilidad y la organizaci¨®n de los dos c¨®nclaves.
Lo cierto es que el cardenal franc¨¦s se sent¨ªa muy solo en la Curia romana. A Juan Pablo I le hab¨ªa pedido su sustituci¨®n; lo mismo hizo con el papa Wojtyla, a quien hab¨ªa aconsejado que nombrase en su puesto a un italiano. El Papa lo confirm¨®, por el momento, en su cargo con la f¨®rmula ?hasta que no dispongamos otra cosa?.
El problema de la sustituci¨®n del secretario de Estado y del camarlengo ha puesto ya en movimiento al Vaticano. Se trata de nombramientos no s¨®lo importantes en la cumbre de la Iglesia, sino que, como dicen los observadores, constituir¨¢ un verdadero test para conocer la pol¨ªtica del nuevo pontificado mejor a¨²n que la primera enc¨ªclica, que ser¨¢ publicada la pr¨®xima semana.
Los primeros nombres que se dan como posibles sustitutos del cardenal Villot son el de monse?or Casaroli, ?ministro? de Asuntos Exteriores del Vaticano y que ha sido el hombre del di¨¢logo con los pa¨ªses comunistas del Este; el cardenal Benelli, actual arzobispo de Florencia, donde se est¨¢ distinguiendo por una actividad conservadora infatigable; el cardenal Opilio Rosi, ex nuncio en Viena, nacido en Nueva York y gran amigo del cardenal Ko?nig, que fue el mayor defensor de Wojtyla. Rossi es un hombre paciente y dialogante. Se habla tambi¨¦n de algunos cardenales que fueron papables en los ¨²ltimos c¨®nclaves, como Bertoly y Baggio. Pero el papa Wojtyla puede siempre dar una sorpresa.
Hoy se celebrar¨¢ el funeral por Villot en el Vaticano.
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