Un toro dentro del burladero
Nunca hab¨ªa visto nada igual, excepto en plazas de, tienta: un toro que se mete en el burladero. M¨¢s bien torito era; el segundo de la tarde. Hab¨ªa salido suelto de los capotes y correteaba por el ruedo. Hizo un par de amagos de saltar al callej¨®n, pero vio calle y opt¨® por colarse por el burladero. El gato se el quer¨ªa escapar por la gatera, s¨ª; qu¨¦ cosas pasan en la fiesta brava que nos tienen montada.No pudo pasar m¨¢s de medio cuerpo y como se trab¨® con los pitones, no tiraba ni para delante ni para atr¨¢s. Los peones hurgaban por ah¨ª, empleaban capotes, improvisaban remedios para la ins¨®lita situaci¨®n.. Al fin, no me pregunt¨¦is c¨®mo, pudo desencajarse el torito y, se fue por donde hab¨ªa venido. Era ignorante de lo que le esperaba, pues si no ?de qu¨¦? Primero, un ara?azo del picador (porque m¨¢s no pod¨ªa aguantar) y luego una faena del Ni?o de la Capea.
Plaza de Valencia
Sexta corrida fallera. Toros de Manolo Gonz¨¢lez, justos de trap¨ªo (segundo y tercero muy escasos), flojos, manejables aunque se ven¨ªan abajo. Jos¨¦ Mari Manzanares: pinchazo y estocada (divisi¨®n de opiniones cuando sale a saludar). Bajonazo (bronca). Ni?o de la Capea: bajonazo. La presidencia le perdon¨® un aviso (oreja muy protestada). Pinchazo y bajonazo perdiendo la muleta (aplausos y saludos). Roberto Dom¨ªnguez: pinchazo y estocada ca¨ªda (silencio).Tres pinchazos y estocada (palmas).
Dicha faena fueron tres: la primera de seis minutos, pase va y pase viene, en medio del m¨¢s desolador de los silencios, porque nadie la tuvo en cuenta; la segunda, de un minuto, con un natural largo, el de pecho hondo y un molinete espectacular, que provocaron una ovaci¨®n; la tercera, de cuatro minutos, con m¨¢s pases de garabatillo. Suma y sigue: un minuto de bien torear y diez de trajinar. Luego acaeci¨® el bajonazo y el rollo deI presidente, que no usa pa?uelo para los avisos, pero s¨ª para las orejas, por lo que regal¨® una, la cual fue protestada con mucha pasi¨®n.
En su otro toro, m¨¢s hechito aunque m¨¢s agotado tambi¨¦n, el Ni?o de la Capea igual¨® su anterior nivel de producci¨®n, incluido el asunto del bajonazo. La tarde era de trabajadores a destajo. Un fino-torero-alicantino como es Manzanares peg¨® muchos pases a su noble primero, como si estuviera contratado a la pieza, y lo mismo Roberto Dom¨ªnguez en los dos animalitos de su lote. S¨®lo hubo brevedad en el cuarto, quiz¨¢ porque se quedaba corto y ten¨ªa genio,
y ah¨ª el fino-torero-alicantino no se confi¨® en absoluto. En fin, m¨¢s que los matadores, se lucieron los subalternos, sobre todo el ecijano Corbelle y Tito de San Bernardo, que banderillearon con seguridad y arte, y Salitas en un buen puyazo al quinto, el ¨²nico toro que os¨® recargar.
Los toros, como en tardes anteriores, salieron a vara por ejemplar, salvo el primero, que no tom¨® dos y el tercero, que no tom¨® ninguna (la media, en efecto, sigue siendo de puyazo por cabeza). Pero con un agravente: que llegaban al ¨²ltimo tercio agotados. Hasta ahora, en lo que llevamos de feria, los toros, si bien a media raci¨®n de caballo, acomet¨ªan con casta y, aunque contenida, aportaban, una sombrita de emoci¨®n, que manten¨ªa vivo el espect¨¢culo. Ayer, en cambi¨®, ni eso hubo.
Y para rematar el asunto, la insoportable jornada laboral de tres espadas aburridos, sin gota de inspiraci¨®n, que hac¨ªan uso de esa t¨¦cnica en decadencia del toreo de costadillo, la pierna contraria atr¨¢s, el piquito por delante y mucho rectificar despu¨¦s de cada muletazo. Con el capote, inhibici¨®n general, salvo un buen quite por chicuelina del Ni?o de la Capea, con un principio muy torero, arrojando la montera a la cara de la res, que andaba por ah¨ª, escarbando, sin querer embestir.
Estamos en pleno voto de confianza a la nueva empresa de la plaza, Camar¨¢-Pedr¨¦s, de la cual esperan los aficionados valencianos que mejorar¨¢ la. denostada gesti¨®n de la empresa anterior. Pero lo curioso es que ¨¦sta tuvo las m¨¢s feroces cr¨ªticas por la asiduidad con que sacaba ganado blandengue, mientras que a las sucesoras se les ve el mismo plumero. A ver que va a pasar aqu¨ª. No podemos evitar, al tiempo, un preocupado recuerdo a la plaza de Las Ventas, cuyo nuevo empresario nos tiene sobre ascuas. El colmo ser¨ªa que nos hiciera echar de menos a. sus antecesores, Ahora mismo, el espect¨¢culo est¨¢ en manos de los empresarios. Ellos son los que pueden revitalizarlo o hundirIo El momento es cr¨ªtico
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