La salida pol¨ªtica brasile?a, una pauta para todo el continente
Hoy se cumplen quince a?os del golpe militar que acab¨® con la democracia brasile?a e instaur¨® en el poder un r¨¦gimen militar dictatorial, precursor de los de Bolivia, Uruguay, Chile y Argentina. Al igual que en 1964, a?o del golpe contra el presidente Goulart, Brasil protagoniz¨® un experimento pol¨ªtico que ser¨ªa imitado m¨¢s tarde por sus vecinos continentales, hoy es el pa¨ªs suramericano que con mayor apremio busca una salida global a su propia trayectoria y, con certeza, esta v¨ªa ser¨¢ seguida muy de cerca por los dem¨¢s pa¨ªses del cono sur.
El general Joao Baptista Figueiredo, que el pasado d¨ªa 15 asum¨ªa la presidencia de Brasil, encarna el proyecto reformista orientado a situar su pa¨ªs en estas nuevas condiciones capaces de brindar una preeminencia hegem¨®nica a Brasil, respecto al continente, y al Ej¨¦rcito, su continuidad en el poder. Las fuerzas civiles, silenciadas durante estos a?os, lograron hacer restallar su voz mediante el cada vez m¨¢s poderoso Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o, que en las pasadas elecciones legislativas consegu¨ªa el 48% de los sufragios del pa¨ªs, en constante ascenso frente a la declinante Alianza Renovadora Nacional, progubernamental y avalada por los militares, que nunca pensaron en la envergadura del despegue del MDB a la hora de tolerar su juego pol¨ªtico. En el campo sindical, la magnitud de las movilizacioncs de los metal¨²rgicos y metal-mec¨¢nicos, tambi¨¦n un d¨ªa antes de la toma de posesi¨®n de Figueiredo, su amplio arraigo en la industriosa provincia de Sao Paulo y la solidaridad mostrada por otras ramas productivas, pone de relieve un grado de organizaci¨®n muy superior al de otros sindicatos suramericanos.
Fisuras en el Ej¨¦rcito
Sin embargo, no resulta suficiente la referencia sindical para explicar el incipiente reformismo brasile?o. Es necesario afirmar que el Ej¨¦rcito mismo, en el cogollo del poder, posee fisuras Importantes que ponen en peligro sus propios intereses como instituci¨®n hasta ahora monopolizadora del Estado. Los generales Golbery de Couto e Silva y Hugo Abreu, con opciones pragm¨¢ticas, el primero, y nacionalistas, el segundo, protagonizan una encarnizada pol¨¦mica, cuya traducci¨®n interior, salv¨¢ndola de hojarasca, consiste en una pol¨ªtica econ¨®mica m¨¢s orientada hacia las poderosas multinacionales -opci¨®n del Financiero Jorge Atalla- o hacia el mercado interior y el desarrollo del consumo interno brasile?o -opci¨®n del industrial Fernando Gasparian- La b¨²squeda de una pol¨ªtica exterior brasile?a emancipada de la tutela norteamericana, como se puso de manifiesto durante la visita de Jimmy Carter, ya hab¨ªa guiado los pasos de Brasilia hacia Bonn, no s¨®lo en materia de aprovisionamiento en instalaciones nucleares, sino mucho antes. Golbery, eminencia gris del r¨¦gimen militar brasile?o desde hace a?os, tropieza con imprevistos por su pol¨ªtica pro germana, de no alineamiento con Washington en la medida de lo posible, ya que se ve empujado a transigir con las demandas de las multinacionales europeas, mientras la econom¨ªa brasile?a acusa la necesidad de fortalecer su base industrial y, sobre todo, el consumo interior, mediante un cierto proteccionismo de su propia producci¨®n y sus riquezas ante los intereses extranjeros.Todo ello conduce las cosas hacia derroteros nacionalistas, con lo cual las opciones similares a las que postula el general Abreu -hombre del aparato de Estado que amenaza publicar datos sobre la corrupci¨®n militar-gubernamental-, pese a su escasa elaboraci¨®n pol¨ªtica, cobra una fuerza potencial muy peligrosa para la estabilidad del r¨¦gimen que hoy encarna Figueiredo.
Laberinto pol¨ªtico
Se configura as¨ª un cuadro pol¨ªtico muy complejo. En el exterior, Estados Unidos, desde el sector m¨¢s abierto del Departamento de Estado, exige reformas a Brasilia y el fin de las transgresiones de los derechos humanos que impiden a Figueiredo acudir a f¨®rmulas represivas como otrora. El volumen de la deuda externa -que ha crecido en un 800% en estos a?os- mediatiza la autonom¨ªa de Brasil, que necesita sacar partido de sus propias r¨ªquezas, sin da?ar los intereses multinacionales, cuya lesi¨®n hundir¨ªa a corto plazo la econom¨ªa.Por ¨²ltimo, si desea una pol¨ªtica exterior sin tutelas norteamericanas, ha de acudir a los alemanes que, v¨ªa Washington, le brindar¨ªan controladamente el poder nuclear que Brasil necesita para hacerse temer m¨¢s en Am¨¦rica Latina. Todo ello, a realizar desde un Ej¨¦rcito que se encuentra en el poder con fuertes lastres pol¨ªticos, con fricciones internas graves y con una alternativa civil a medio plazo -la recomposici¨®n del Partido Laborista Brasile?o, de Leonel Brizzola-, cuyo impulso ser¨ªa muy bien recibido no s¨®lo por el sector Vance del Departamento de Estado norteamericano, sino tambi¨¦n por la Internacional Socialista, SPD incluido.
Figueiredo ha optado por una v¨ªa reformista, de ritmo pausado. La involuci¨®n, aunque posible, parece inviable.
Pero el interrogante que queda es si el Estado podr¨¢ sucederse sin renovar una casta pol¨ªtica militar extenuada por sus propios fracasos y, hasta hoy, incapaz de aceptar la necesidad de devolver el poder a los civiles y la democracia a todos los brasile?os. Toda Suram¨¦rica aguarda.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.