Una "Pastoral" in¨¦dita
?La imposibilidad de alcanzar, con car¨¢cter inmediato, la soluci¨®n a los diversos problemas que afectan al Coro Nacional y, en particular, los relativos a su r¨¦gimen econ¨®mico, ha motivado la decisi¨®n, por parte de los componentes del citado conjunto, de no participar en los ensayos precisos para la preparaci¨®n del programa previsto para esta semana.? Este p¨¢rrafo, incluido dentro de los programas de mano de la ONE, viene a explicar el que nos hayamos quedado sin ?Sinfon¨ªa de los Salmos? y sin Verdi, dirigidos por Celibidache, que, en su lugar, ha interpretado la ?Sinfon¨ªa Pastoral?. La que era para Ravel el ?milagro? de Beethoven es, en todo caso, p¨¢gina de muy dif¨ªcil interpretaci¨®n, dadas las exigencias que los niveles actuales imponen y las que el mismo Celibidache demanda. Hay que decir que la Nacional, otra vez, son¨® de distinta manera para servir, hasta agotar sus posibilidades, los conceptos del extraordinario director.Creo que tales conceptos alcanzan la m¨¢xima jerarqu¨ªa art¨ªstica y rompen con muchas convenciones. Por una vez, el deseo beethoveniano de expresar los sentimientos ante la contemplaci¨®n de la Naturaleza, evitando toda descripci¨®n, han sido obedecidos. No cabe enga?arse. Si en un momento dado se alude al canto de las aves, al discurrir de las aguas o al estallar de la tormenta, todo ello debe quedar subsumido en la idea general, por art¨ªstica mucho m¨¢s abstracta. Quiz¨¢ esas alusiones contribuyen a¨²n m¨¢s a resaltar cuanto es ?sentimiento contemplativo? de la persona. En definitiva, como siempre, Beethoven sit¨²a en el centro de todo al hombre en las dimensiones propias de su tiempo, herederas todav¨ªa de los conceptos dieciochescos, hasta el punto que, si bien se mira, no existe gran distancia entre la actitud beethoveniana en la ?Pastoral? y la haydniana en ?La Creaci¨®n?. Est¨¢ por llegar la idea de la Naturaleza como ?misterio? que desarrollar¨¢ el romanticismo y alcanza nuestro tiempo. Transparente., cl¨¢sica, sin ?berllozismos? de ninguna especie, serenamente tensa y, al mismo tiempo, natural, casi narrativa. As¨ª fue la ?Pastoral? de Celibidache en su directa y objetiva musicalidad, en la medida de las din¨¢micas, en el airear de las respiraciones, en el cuidado de unas coloraciones que jam¨¢s escapan a la gama establecida.
Orquesta Nacional
Director: S. Celibidache. Obras de Beethoven, Strauss y Respighi.
La gran plasticidad, el gran movimiento -feria de color y de gesto y feria de intencionalidad ir¨®nica- vendr¨ªa con el fabuloso ?Till?, al que Celibidache sabe encontrar su dimensi¨®n humana y po¨¦tica. Que, al fin y al cabo, el gran p¨ªcaro. con todas sus granujer¨ªas, es tambi¨¦n un hombre. Despu¨¦s la ?atm¨®sfera? o la sucesi¨®n de ?atm¨®sferas? evocativas que, en torno a cuatro rincones romanos, traz¨® Respighi en sus ?Pinos?. Otra paleta, bien reconocible para nosotros por su mediterraneidad (hasta los temas infantiles del primer cuadro son tan italianos como espa?oles); otro ?ideal sonoro?, apenas apoyado en algo trascendente. Y el crescendo despacioso y gradual de la ?V¨ªa Appia? hasta lograr por equilibrio y densidad, no por solicitar m¨¢s y m¨¢s sin orden ni medida, la invasi¨®n sonora de la sala. Eso s¨ª, sin que un sonido se rompiera, ni una mezcla sembrase la confusi¨®n. Gran imaginador es Celibidache y, a la vez, estupendo ordenador, artista fascinante.
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