El nuevo golpe de Estado mauritano, favorable a Marruecos
El golpe de Estado del viemes en Mauritania, que llev¨® al poder a un nuevo equipo militar dirigido por el teniente coronel Ahmed Uld Busseif, debe permitir, seg¨²n todos los indicios, una cooperaci¨®n es trecha entre Rabat y Nuakchott para la b¨²squeda de una soluci¨®n al conflicto del Sahara.
El Comit¨¦ Militar de Salvaci¨®n Nacional (CMSN), que ha sustituido al Comit¨¦ Militar de Rehabilitaci¨®n Nacional (CMRN), que tom¨® el poder el 10 de julio de 1978 al derrocar al presidente Uld Daddah, parece reagrupar en su tomo a los sectores m¨¢s prooccidentales de Mauritania. Estos son, al mismo tiempo, los partidarios de una econom¨ªa liberal perfectamente integrada en el complejo econ¨®mico-pol¨ªtico occidental.
En cierta medida, el nuevo golpe viene a reconocer la inutilidad del anterior contra Uld Daddah, a ra¨ªz del cual se han agravado los problemas de Mauritania. Si Uld Daddah no logr¨® una soluci¨®n para el conflicto del Sahara, el CMSN actual, al igual que el CMRN, no parece estar en mejores condiciones para lograrlo. Uld Daddah, sin embargo, hab¨ªa logrado imbuir a los distintos grupos ¨¦tnicos que constituyen Mauritania un cierto sentimiento nacional, y con su personalidad hab¨ªa evitado el recurso al tribalismo y la regionalizaci¨®n.
En estas condiciones, la vuelta al poder de Uld Daddah a medio plazo no estar¨ªa descartada, cuando el CMSN de Uld Busseif haya demostrado que tampoco puede obtener una soluci¨®n para el conflicto del Sahara. A diferencia del CMRN, el Comit¨¦ de Salvaci¨®n Nacional, no obstante, piensa que toda soluci¨®n, toda paz en el Sahara, pasa por la coordinaci¨®n con Marruecos.
Junto al problema econ¨®mico clave, el CMRN no logr¨® mantener la cohesi¨®n de la comunidad negro-africana, cuyos diecisiete representantes en el comit¨¦ consultivo nacional, especie de Parlamento, se negaron en los ¨²ltimos d¨ªas a participar en toda obra colectiva alegando la poca representaci¨®n que les hab¨ªa sido concedida por Uld Salek, y que ellos estimaban desfavorablemente desproporcionada a la importancia de la comunidad.
Por el momento, la cuesti¨®n importante parece ser la actitud que adopte el Polisario contra este nuevo golpe de Nuakchott, que claramente significa la eliminaci¨®n de los dirigentes proargelinos.
En Rabat se estima, no obstante, que el Polisario, que desde el pasado 10 de julio de 1978 decret¨® un alto el fuego unilateral con Mauritania, no est¨¢ interesado en reanudar las hostilidades contra este pa¨ªs, porque ello le llevar¨ªa a diversificar de nuevo su esfuerzo militar, concentrado desde el golpe citado contra Marruecos.
Marruecos ha ganado puntos, pues, en la regi¨®n y su posici¨®n, mejorada en el mundo ¨¢rabe, principalmente en lo que a Siria e Irak concierne, despu¨¦s de que Rabat adoptara medidas m¨¢s pro Frente del Rechazo, tras la firma del tratado de paz egipcio-israel¨ª, parece haberse reforzado de momento.
Ello no obsta, sin embargo, para que lo que est¨¦ en juego en la regi¨®n no se limite ya al problema del Sahara, con todo lo m¨¢s importante, sino a la configuraci¨®n que tendr¨¢ el Magreb en los pr¨®ximos a?os. Los argelinos, que tratan de influir en el futuro de Senegal despu¨¦s de Senghor, y en el T¨²nez posburguibista, pueden pensar a su vez que a largo plazo tienen ganada esta partida de influencia pol¨ªtica.
La actitud de Francia, con enormes intereses en la regi¨®n, puede ser otra vez decisiva, y, en todo caso, la visita del especialista de Giscard d'Estaing en asuntos africanos, Ren¨¦ Journiac, a Nuakchott en las horas que precedieron al golpe de Busseif, parece indicar que Par¨ªs tampoco es ajena a este cambio de rumbo de Mauritania.
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